Cabalgando detr¨¢s de Steve Bannon
La oposici¨®n se traslada del Parlamento a la calle, utilizando en muchos casos datos falsos
En marzo de 2008, poco antes de perder las elecciones, un dirigente del Partido Popular (PP) cant¨® la gallina en las p¨¢ginas del Financial Times: ¡°Toda nuestra estrategia est¨¢ centrada en los votantes socialistas indecisos. Sabemos que nunca nos votar¨¢n. Pero si podemos sembrar suficientes dudas sobre la econom¨ªa, sobre la inmigraci¨®n y sobre las cuestiones nacionalistas, entonces quiz¨¢ se quedar¨¢n en casa¡±. Una d¨¦cada larga despu¨¦s, aqu¨ª estamos de nuevo. La derecha repite la estrategia (de la crispaci¨®n), como cada vez que ha perdido el poder o no ha logrado mantenerlo. Cada alternativa pol¨ªtica, en este caso el conjunto de la derecha, elige los conflictos que sit¨²an en primera fila del debate pol¨ªtico con el fin de acceder al poder.
Como en el pasado, las derechas parecen haber escogido el territorio de la calle, en una especie de conflicto constante, buscando manifestaciones masivas que aglutinen al n¨²cleo duro de su electorado ideol¨®gico y sorteando las instituciones centrales del debate pol¨ªtico, como el Parlamento. Y con acusaciones que intentan sacar de la normalidad democr¨¢tica a sus oponentes en el arco parlamentario: si Rodr¨ªguez Zapatero fue un ¡°presidente accidental¡± (que gan¨® La Moncloa por las consecuencias de los atentados terroristas de Atocha), Pedro S¨¢nchez es un ¡°presidente ileg¨ªtimo¡± (porque no ha sido votado y porque est¨¢ haciendo concesiones a los enemigos secesionistas de la patria).
Las derechas utilizan la aspereza de las formas, los insultos, las descalificaciones para se?alar al otro (traidor, fel¨®n, ileg¨ªtimo, chantajeado, mentiroso compulsivo, rid¨ªculo, adalid de la ruptura en Espa?a, irresponsable, incapaz, desleal, cat¨¢strofe, eg¨®latra, chovinista del poder, reh¨¦n, escarnio para Espa?a, incompetente, mediocre, okupa de La Moncloa¡) y la concentraci¨®n de la agenda pol¨ªtica en torno a asuntos sobre los que habitualmente, en las democracias consolidadas de nuestro entorno, existe alg¨²n tipo de consenso, t¨¢cito o expl¨ªcito, para dejar al margen del debate cotidiano y de la competici¨®n electoral (pol¨ªtica antiterrorista, pol¨ªtica exterior, pol¨ªtica territorial¡). Para ello, se traslada la oposici¨®n del Parlamento a la calle y a los medios de comunicaci¨®n ¡°amigos¡±, se desmesura la cr¨ªtica al adversario, sin consideraci¨®n ni respeto a las reglas que exige la cortes¨ªa parlamentaria, y se distorsionan los hechos utilizando datos falsos que se repiten continuamente para crear una realidad alternativa.
Las consecuencias de esta estrategia son la fragilizaci¨®n de la democracia a trav¨¦s de la polarizaci¨®n de las opiniones p¨²blicas; una ¡ªa veces¡ª irrespirable atm¨®sfera pol¨ªtica, con la elevaci¨®n asfixiante de la temperatura en el terreno de lo p¨²blico; la colocaci¨®n del adversario (al que se quiere noquear) en situaciones l¨ªmite y hasta un debilitamiento de la econom¨ªa. Hace apenas unos d¨ªas, al dar los ¨²ltimos datos de la coyuntura, Bruselas admit¨ªa que la tensi¨®n pol¨ªtica y social estaba lastrando el crecimiento de la zona euro y revisaba a la baja las previsiones para el a?o en curso. La profec¨ªa te¨®rica se est¨¢ autocumpliendo.
Se utiliza todo tipo de armas para desgastar al contrario. Las derechas espa?olas son ep¨ªgonos castizos de la derecha alternativa americana (alt-?right) que represent¨® ese personaje, Steve Bannon, que fue el jefe de campa?a de Donald Trump, consejero presidencial del mismo para asuntos estrat¨¦gicos y miembro nato del Consejo de Seguridad (luego Trump lo ech¨® por demasiado extremista y divisivo) y de los neocons a los que represent¨® Karl Rove, uno de los principales asesores de George Bush II, verdadero te¨®rico de la estrategia de la crispaci¨®n. En Espa?a se trata de que muchos ciudadanos que un d¨ªa estuvieron cerca de la izquierda (PSOE, Podemos, Izquierda Unida, Equo¡) dejen de votar, ya sea porque se sientan desmoralizados ante un clima pol¨ªtico permanentemente exacerbado o porque en su decisi¨®n de voto pesen m¨¢s asuntos transversales como Catalu?a (en sus m¨²ltiples manifestaciones) que las pol¨ªticas sociales, la distribuci¨®n de la renta y la riqueza o la ampliaci¨®n de los derechos civiles de los ciudadanos. Asuntos ajenos a la tradicional dial¨¦ctica izquierda-derecha que se atizan con la descalificaci¨®n permanente y las apelaciones a la raz¨®n de la calle, no del Parlamento.
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