Transversalidad

Pablo Casado a¨²n no ha pronunciado la palabra ¡°antiEspa?a¡±. No creo que le falte mucho, pero todav¨ªa puedo definirme como una espa?ola preocupada por el futuro de mi pa¨ªs. Ese es el perfil del participante que ped¨ªa Rivera para la manifestaci¨®n de ayer, aunque mi preocupaci¨®n proviene precisamente de ¨¦l y de sus nuevos amigos. Valls, por ejemplo, anunci¨® que se manifestar¨ªa sin complejos, porque la protesta era transversal y el momento, hist¨®rico. Yo con los complejos no me meto, all¨¢ cada cual con los suyos, pero ese concepto de transversalidad me parece interesante. Sobre todo porque ni siquiera Vox ocup¨® la extrema derecha de la convocatoria. A su derecha, Hogar Social Madrid, Espa?a 2000, Falange Espa?ola, llamaron a la movilizaci¨®n por su cuenta para proponer otro rango de transversalidad. Desde el franquismo irredento hasta los skins racistas, neonazis que ocupan edificios y amenazan a los vecinos con cadenas y bates de b¨¦isbol, hac¨ªa d¨¦cadas que no asist¨ªamos a un desfile tan espeluznante de todas las familias del fascismo espa?ol. Casado, Rivera, Valls, llamaron a los constitucionalistas a sumarse a la manifestaci¨®n, incluyendo t¨¢citamente a su socio andaluz en el paquete. Pero, hay que decirlo una vez m¨¢s, Vox no es un partido constitucionalista. De ninguna manera puede serlo cuando su programa consiste en derogar el Estado auton¨®mico, las pol¨ªticas de igualdad, la coeducaci¨®n, propuestas que atentan de manera flagrante contra el esp¨ªritu del 78. Y por la brecha que ha abierto Vox, se han colado todos los dem¨¢s. Dos grupos parlamentarios los han cobijado bajo el paraguas del constitucionalismo, sin complejos, con esp¨ªritu transversal. Ese s¨ª que ha sido un momento hist¨®rico. Por desgracia.