Adolescente de Estado
Casado, Rivera y Valls han hecho lo contrario de lo que deber¨ªan
Cuenta la leyenda que, cuando Fujimori enga?aba con falsas promesas a los peruanos en la campa?a electoral que lo catapult¨® a la presidencia, sus asesores le reprocharon que se comportara como un pol¨ªtico oportunista y no como un hombre de Estado. Y Fujimori contest¨® que, para ser un hombre de Estado, antes ten¨ªa que ser un pol¨ªtico.
Quiz¨¢s eso explique el comportamiento adolescente de los pol¨ªticos que asistieron a la manifestaci¨®n del domingo en Madrid. Casado, Rivera, Valls, aspirantes todos a hombres de Estado, de autonom¨ªa o de ciudad global, han hecho lo contrario de lo que deber¨ªan. Una persona de Estado combina serenidad con firmeza. Como Felipe Gonz¨¢lez, quien critic¨® rotundamente la propuesta de un relator o mediador en el conflicto catal¨¢n. En una democracia, los inventos institucionales no surgen de la chistera, sino de los cauces legales apropiados y, aunque la figura del relator discutida ahora no tuviera un valor pr¨¢ctico relevante, s¨ª tendr¨ªa un significado jur¨ªdico y pol¨ªtico en el ¨¢mbito internacional que a nadie se le escapa. Y, desde la tranquilidad, Gonz¨¢lez le dio un tir¨®n de orejas a S¨¢nchez, como tambi¨¦n hizo con la gesti¨®n de la crisis venezolana, pidiendo un reconocimiento inmediato del presidente encargado Guaid¨®.
Porque una persona con sentido de Estado se enfrenta a los suyos cuando toca. Es lo que distingue a Gonz¨¢lez de Aznar. El d¨ªa que Aznar presione a su partido para que se acerque al PSOE en algunas materias, alcanzar¨¢ la categor¨ªa de hombre de Estado. De momento, hace lo opuesto, alejando al PP de los perniciosos socialistas en todo lo que puede.
Una persona con sentido de Estado modera a los radicales. Casado intenta radicalizar a los moderados, como a N¨²?ez Feij¨®o o Juanma Moreno, que no mostraban un gran inter¨¦s inicial por acudir a la manifestaci¨®n. Porque ellos quieren gobernar Galicia y Andaluc¨ªa, no descabalgar a un Gobierno con gritos y aspavientos.
No es un problema exclusivo de Espa?a. En toda Europa, las fuerzas pol¨ªticas de centro, que sol¨ªan buscar el consenso, est¨¢n crecientemente en manos de adolescentes de Estado que, en sus ansias por llegar al poder, se queman jugando con fuego. Porque cada vez que liberales y conservadores europeos recurren a la pol¨ªtica de banderas, son devorados por los populistas. Parece que no lo entienden. Claro, es que son adolescentes. @VictorLapuente
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