Psicosis feliz
En 'Gente que se fue', como en la vida, son los que se van los que descubren aun m¨¢s cosas que los que vienen o se quedan, ya sea por malentendidos, casualidades o misterios
Se cuenta en uno de los relatos que David Gistau publica en Gente que se fue (C¨ªrculo de Tiza, 2019), el principal de los relatos y que da nombre al libro, la excepcionalidad de un ni?o cuyo padre ha muerto, y lo que significaba eso en una clase que arrastraba a¨²n las secuelas de haber descubierto que los Reyes Magos no exist¨ªan. ¡°Por debajo de la compasi¨®n, de las expresiones de p¨¦same para las cuales los ni?os no estaban entrenados, Daniel era objeto de rencor por haber impuesto esa revelaci¨®n m¨¢s violenta que la del fraude de la Navidad. Si de distinguirse se trataba, podr¨ªa haberse conformado con una alergia alimenticia o una aparatosa pr¨®tesis dental¡±. Y relata c¨®mo, a causa de esa mala nueva, todos los padres de los compa?eros del hu¨¦rfano tuvieron que prometerles a sus hijos que ellos no se morir¨ªan.
Hay pocos momentos m¨¢s extraordinarios que el de un ni?o descubriendo no s¨®lo que aqu¨ª no se est¨¢ para siempre, sino que ¨¦l mismo no siempre ser¨¢ un ni?o, y que la bisabuela, ah¨ª donde la ve, fue a¨²n m¨¢s ni?a que ¨¦l. Lo normal es que acabe asumi¨¦ndolo a veces con brutalidad; en noches tortuosas llenas de llantos, cuando ten¨ªa cuatro a?os, mi hijo nos hizo prometer a todos que vivir¨ªamos cien a?os y, acto seguido, pregunt¨® qui¨¦n de la familia era m¨¢s viejo para ir, como un heraldo negro, a avisar a los que se morir¨ªan primero. Pero nadie le avisa, ni a ellos ni a nosotros, de la reacci¨®n de los dem¨¢s; para quien no sabe nada de ella ni la ha sufrido cerca, la muerte es lo m¨¢s parecido a un acto sobrenatural con sus correspondientes sanciones psicol¨®gicas. La primera de todas, la incomodidad y el rechazo.
Lo parad¨®jico del cuento escrito por Gistau, que es la memoria de una ciudad m¨¢s que de un personaje, es que ni en los momentos m¨¢s terribles se aparca el humor, algo que remite directamente a ¨¦l. Terminado el libro ¡ªle ocurri¨® antes con la extraordinaria Golpes Bajos¡ª, no sabe cu¨¢ndo saldr¨¢ (ya est¨¢ en la calle), cu¨¢ndo se presentar¨¢ ni, a poco que se descuide, qu¨¦ editorial la publicar¨¢. Sospecho en ese desprendimiento un atisbo de felicidad para ¨¦l y confirmo la frustraci¨®n de sus amigos que creemos que, en los ¨²ltimos a?os, ha empezado a dejar en la ficci¨®n la misma excelencia de observaci¨®n que deja en sus art¨ªculos, con el agravante de abordar aspectos mucho m¨¢s serios, divertidos y trascendentales que la ¨²ltima pol¨¦mica de no s¨¦ qui¨¦n.
Y del mismo modo que el humor recorre el libro, aun en su forma m¨¢s disparatada, tambi¨¦n lo hace la percepci¨®n de quien se ve obligado a descubrir algo en contra de su voluntad, hasta el mism¨ªsimo Arturo Osuna, protagonista dips¨®mano de otro de los cuentos, cuando tiene, despu¨¦s de una de sus fiestas, entre sus brazos a un beb¨¦.
En Gente que se fue, como en la vida, son los que se van los que descubren aun m¨¢s cosas que los que vienen o se quedan, ya sea por malentendidos, casualidades o misterios que se cre¨ªan irresolubles y de repente se esclarecen de golpe, como la conductora de un coche estrellado en un barranco que avisa, cuando es llevada al hospital, de que viajaba con su madre; la Guardia Civil rastrea el monte sin encontrar nada, pero en un pueblo cercano crece el miedo por creer que la madre de la conductora fue secuestrada y muerta por un asesino en serie. La psicosis crece y explota de tal forma que termina en varias tragedias antes de que la conductora, recuperada del coma, dijese que su madre, las cenizas, viajaban en una urna en el maletero. Hay en este relato destripado ¡ªson muchos, no se apuren, y algunos mejores¡ª el mensaje necesario para descifrar mucho de lo que pasa hoy en Espa?a y le ha pasado siempre a los espa?oles.
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