La superficie de miles de lagos se congela de forma intermitente en invierno debido al cambio clim¨¢tico
Los investigadores se?alan que 14.800 lagunas del hemisferio norte presentan ya este problema y advierten que la cifra oscilar¨¢ entre 35.000 y 230.000 a final de siglo
Los cient¨ªficos contin¨²an demostrando que los efectos del cambio clim¨¢tico no solo ser¨¢n una calamidad para las futuras generaciones. Acad¨¦micos de Canad¨¢, Estados Unidos, Alemania, Suecia y Gran Breta?a publicaron hace unos d¨ªas un estudio en el que establecen que la superficie de miles de lagos ubicados en el hemisferio norte se congela de forma intermitente durante el invierno, debido al aumento de la temperatura. Seg¨²n los expertos, la situaci¨®n podr¨ªa agravarse seriamente en las pr¨®ximas d¨¦cadas.
La investigaci¨®n, publicada hace unos d¨ªas en la revista Nature Climate Change, fue dirigida por Sapna Sharma, profesora de biolog¨ªa en la Universidad de York (Canad¨¢). El estudio se bas¨® en la informaci¨®n recopilada desde 1970 en 514 lagos del hemisferio norte. ¡°Con estos datos desarrollamos un modelo de clasificaci¨®n para identificar qu¨¦ caracter¨ªsticas eran las m¨¢s significativas en los lagos con superficies de hielo intermitentes¡±, comenta Sharma a EL PA?S. Para ello, tomaron en cuenta factores como la altitud, la profundidad, la forma de las costas, el viento y las precipitaciones.
¡°El modelo tuvo una tasa de ¨¦xito del 95% e identific¨® que la temperatura media anual del aire era la variable m¨¢s importante¡±, precisa Sharma. ¡°Dado que el modelo funcion¨® muy bien, lo extrapolamos a la base de datos de Hydrolakes, la cual cuenta con cerca de 1.4 millones de lagos¡±, menciona la investigadora. As¨ª, los expertos calcularon que, debido al incremento de la temperatura, unos 14.800 lagos tienen actualmente un congelamiento intermitente de su superficie.
En el art¨ªculo que presenta el estudio, los autores subrayan el impacto negativo de este fen¨®meno en dos aspectos. El hielo sobre la superficie permite que el agua de los lagos se mantenga fr¨ªa y tranquila. De no ser as¨ª, se pone en riesgo la alimentaci¨®n y el desove de distintas especies acu¨¢ticas. A su vez, los lagos que no se congelan cortan el acceso a un n¨²mero importante de grupos humanos, ya que son utilizados como v¨ªa de transporte. Asimismo, las fuentes de prote¨ªnas de estas comunidades se reducen por los problemas de reproducci¨®n de los peces. Incluso los expertos subrayan la dificultad de realizar actividades deportivas al aire libre en los meses invernales, un asunto que no es menor en varias zonas del mundo.
Seg¨²n las previsiones de estos cient¨ªficos, unos 35.000 lagos -repartidos en 50 pa¨ªses- pueden correr con la misma suerte a finales de este siglo si el clima aumenta dos grados cent¨ªgrados; si el incremento llega a ocho, los lagos afectados ser¨ªan m¨¢s de 230.000. Leer la cifra de ocho grados cent¨ªgrados puede causar sorpresa. Sapna Sharma comenta al respecto: ¡°Algunos modelos predicen aumentos en la temperatura global del aire de hasta nueve grados cent¨ªgrados a finales de este siglo. Incluso si las temperaturas del aire se incrementan en 4,5 grados cent¨ªgrados, las latitudes norte pueden experimentar el doble de este calentamiento debido a la amplificaci¨®n ¨¢rtica¡±.
Los expertos afirman en una parte del estudio: ¡°Uno de los primeros impactos observados del cambio clim¨¢tico ha sido la p¨¦rdida de hielo de agua dulce¡±. En este sentido, justifican su investigaci¨®n asegurando que no exist¨ªa ¡°una evaluaci¨®n exhaustiva a gran escala de la p¨¦rdida de hielo en los lagos¡±. En 2014, una investigaci¨®n publicada por expertos de la Universidad de Waterloo (Canad¨¢) -en colaboraci¨®n con la Agencia Espacial Europea- en 400 lagos de Alaska mostr¨® que, en promedio, estos dep¨®sitos de agua dulce permanecen congelados 24 d¨ªas menos que en 1950. Asimismo, el enfriamiento lacustre se redujo un 22% entre 1991 y 2011.
¡°Hemos constatado en nuestro trabajo que un ligero aumento de la temperatura tiene ya un impacto importante en la superficie de muchos lagos. Esto puede empeorar en la misma generaci¨®n. Pensemos ahora en nuestros hijos y nietos: no experimentar¨¢n el invierno de la misma manera que nosotros¡±, apunta Sharma.
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