Las raciones grandes tambi¨¦n tienen culpa de la obesidad
Reino Unido estudia prohibir ofertas de 2x1 y el rellenado gratis de bebidas azucaradas en restaurantes por su impacto en la salud
Si comi¨¦semos solo para satisfacer la necesidad fisiol¨®gica de obtener nutrientes y energ¨ªa para cubrir nuestros requerimientos, es probable que el tama?o de la raci¨®n no tuviera impacto sobre la cantidad de alimento ingerido.
Comer¨ªamos lo necesario y parar¨ªamos cuando no necesit¨¢semos m¨¢s.
Pero sabemos que hay otros muchos factores que afectan a la percepci¨®n del hambre y la saciedad: psicol¨®gicos, sociales, endocrinos o incluso, del tipo y composici¨®n del alimento. Estos elementos nos alejan de un mecanismo en principio tan intuitivo como comer solo por hambre y parar una vez satisfechas nuestras necesidades.
Consumimos m¨¢s alimentos y bebidas si se nos ofrecen en raciones m¨¢s grandes. Este mecanismo tambi¨¦n afecta al comportamiento alimentario y el peso de los ni?os
Nuestro ambiente tiene un papel protagonista en las dificultades que tenemos para interpretar nuestras sensaciones primitivas de hambre.
Vivimos en un ambiente obesog¨¦nico que promueve la ingesta de alimentos insanos y no facilita la pr¨¢ctica de actividad f¨ªsica. Pero, adem¨¢s de las estrategias planificadas para alterar las decisiones pol¨ªticas, o las agresivas campa?as publicitarias que colocan a los alimentos insanos como la primera opci¨®n, hemos interpretado que ¡°comer bien¡± y ¡°comer mucho¡± son sin¨®nimos.
Las empresas han sabido aprovecharlo para utilizar las cantidades como reclamo: encontramos llamativas ofertas de dos por uno, snacks en paquetes de tama?o familiar, 50% m¨¢s de producto al mismo precio.
Luchando contra el entorno
La British Nutrition Foundation (una entidad en la que participan acad¨¦micos, educadores, comunicadores y la industria alimentaria, no la organizaci¨®n profesional The Association of UK Dietitians) ha publicado una gu¨ªa para orientar a la poblaci¨®n sobre el tama?o adecuado que deben tener sus raciones de alimentos.
Usando las manos como unidad de medida, adaptan las recomendaciones de ingesta de cada alimento. Una raci¨®n de queso ser¨¢n dos pulgares. Una raci¨®n de pasta, lo que nos quepa al juntar las manos como si fueran un cuenco. Visual, sencillo y personalizado (el tama?o de las manos es acorde al tama?o corporal, lo que -entre otros factores- condiciona los requerimientos).
No es el primer manual que traduce las gu¨ªas alimentarias a porciones caseras y, de hecho, muchas gu¨ªas cl¨¢sicas incorporan esta informaci¨®n.
M¨¢s all¨¢ de la utilidad de estas pautas, lo que deber¨ªamos preguntarnos es: ?hemos perdido tanto la perspectiva que es necesario que nos digan qu¨¦ cantidad de alimento es normal?
La triste respuesta es que s¨ª.
Precisamente para devolver a la poblaci¨®n la capacidad de interpretar sus necesidades y adaptar su ingesta a ellas (es decir, para devolvernos la autonom¨ªa) las gu¨ªas m¨¢s actualizadas basadas en la evidencia cient¨ªfica y libres de conflictos de inter¨¦s han cambiado el formato y emiten mensajes no centrados en el tama?o de la raci¨®n. Conceptos como ¡°m¨¢s, menos, cambie¡± del documento ¡°Peque?os cambios para comer mejor¡± o gu¨ªas completas resumidas en una imagen como el Plato de Harvard, la Canada's food guide, o el tri¨¢ngulo belga de la alimentaci¨®n saludable dan informaci¨®n transparente, inequ¨ªvoca y dif¨ªcil de tergiversar.
Raciones y cuerpos que aumentan de tama?o
Una expresi¨®n gr¨¢fica de este contexto la encontramos en el incremento que han experimentado los tama?os de las raciones de comida basura en EEUU desde 1950. Las hamburguesas de hoy son un 223% m¨¢s grandes, las bebidas azucaradas se sirven en vasos con un volumen 5 veces superior, las chocolatinas han ¡°crecido¡± m¨¢s de un 1000%. Y el peso corporal lo ha hecho en paralelo: las mujeres norteamericanas pesan 11 kilos m¨¢s; los hombres han subido 13 kilos.
Al servir porciones m¨¢s peque?as, cambia a la baja la percepci¨®n sobre lo que constituye una ¡°raci¨®n normal¡± y a la larga se reduce la cantidad ingerida
No caigamos en la suficiencia de pensar que es un problema inherente al ¡°estilo de vida americano¡± y que nuestra cultura gastron¨®mica nos protegen de este efecto.
El British Medical Journal acaba de publicar un estudio en el los investigadores se preguntaban precisamente si este fen¨®meno se daba solo en EEUU y en cadenas de comida r¨¢pida. Las conclusiones recogen que ¡°los men¨²s con muy alto contenido cal¨®rico se presentan tanto en restaurantes convencionales como en los fast-food y es un fen¨®meno generalizado que probablemente est¨¢ tras la obesidad global y ofrece una oportunidad de intervenci¨®n¡±.
La evidencia cient¨ªfica
Aunque de forma intuitiva podr¨ªamos decir que si nos sirven m¨¢s comida comemos m¨¢s, para saber si es un problema a abordar tenemos que analizar los datos cient¨ªficos.
Una revisi¨®n Cochrane de 2015 encontr¨® que consumimos m¨¢s alimentos y bebidas si se nos ofrecen en raciones m¨¢s grandes. Este mecanismo tambi¨¦n afecta al comportamiento alimentario y el peso de los ni?os.
Por otro lado, reducir el tama?o de las raciones tiene un impacto en el mismo sentido en el peso corporal. Una investigaci¨®n publicada en American Journal of Clinical Nutrition ha encontrado que, al servir porciones m¨¢s peque?as, cambia a la baja la percepci¨®n sobre lo que constituye una ¡°raci¨®n normal¡± y posteriormente, cuando se ofrece comida libremente, se reduce la cantidad ingerida. Es decir, ajustamos de nuevo nuestro criterio a nuestras necesidades.
Es importante recordar que la cantidad de comida que nos servimos los adultos condiciona tambi¨¦n las raciones que consideramos adecuadas para los ni?os. Por lo tanto, cobra todav¨ªa m¨¢s sentido lo que mi compa?ero de secci¨®n Julio Basulto expresa siempre: hay que respetar el apetito de los ni?os. No podemos forzarles a comer lo que nosotros consideramos ¡°normal¡± porque, como hemos visto, probablemente no lo sea.
Enfrentar el problema
Las cifras llevan alert¨¢ndonos a?os: casi el 40% de la poblaci¨®n adulta espa?ola presenta sobrepeso y m¨¢s del 20% sufre obesidad. Si seguimos por este camino, la previsi¨®n es que en el a?o 2030 el 55% de las mujeres y el 80% de los hombres de nuestro pa¨ªs tenga exceso de peso. Si estuvi¨¦semos hablando de otra patolog¨ªa, estar¨ªamos desesperados por prevenirla.
La cantidad de comida que nos servimos los adultos condiciona tambi¨¦n las raciones que consideramos adecuadas para los ni?os
Reducir el tama?o de las raciones no va a cambiar esta tendencia. Pero, como ya apuntaba Marion Nestle en el a?o 2002, incorporarlo como una estrategia m¨¢s dentro de los planes de acci¨®n contra la obesidad, educar a los ni?os y reeducar a los adultos, s¨ª son herramientas ¨²tiles.
Reino Unido est¨¢ estudiando, entre otras medidas, prohibir las ofertas 2x1, los alimentos insanos junto a las cajas de los supermercados, las bebidas azucaradas rellenadas sin coste en los restaurantes y la venta de ¡°bebidas energ¨¦ticas¡± a menores de 16 a?os.
?Radical? No. Lo radical es ver c¨®mo se cronifica una enfermedad y no aplicar las medidas que pueden atajar su avance.
Beatriz Robles (@beatrizcalidad) es tecn¨®loga de alimentos, m¨¢ster en auditor¨ªa de seguridad alimentaria y entusiasta de la divulgaci¨®n cient¨ªfica (www.seguridadalimentariaconbeatriz.com)
NUTRIR CON CIENCIA es una secci¨®n sobre alimentaci¨®n basada en evidencias cient¨ªficas y en el conocimiento contrastado por especialistas. Comer es mucho m¨¢s que un placer y una necesidad: la dieta y los h¨¢bitos alimenticios son ahora mismo el factor de salud p¨²blica que m¨¢s puede ayudarnos a prevenir numerosas enfermedades, desde muchos tipos de c¨¢ncer hasta la diabetes. Un equipo de dietistas-nutricionistas nos ayudar¨¢ a conocer mejor la importancia de la alimentaci¨®n y a derribar, gracias a la ciencia, los mitos que nos llevan a comer mal.
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