Bosquejo del nuevo ciclo pol¨ªtico

Se acab¨® el experimento nacido de la moci¨®n de censura que dio inicio al Gobierno m¨¢s sorprendente, aventurero casi, de la Espa?a reciente. Desde el mismo momento en que fue derrocado Rajoy, su destino estuvo marcado por el contraste entre la apabullante inestabilidad aritm¨¦tica y la decidida voluntad de transmitir una imagen de normalidad. Los quiebros funambulescos dirigidos a completar la legislatura han cedido al final ante la ley de la gravedad parlamentaria: sin mayor¨ªa estable, forjada a trav¨¦s de pactos firmes, no hay Gobierno.

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Dos son las cuestiones m¨¢s inmediatas que nos vienen a la mente. Primero, como es l¨®gico, el escenario electoral inmediato. ?Sobre qu¨¦ cuestiones fundamentales va a articularse la nueva disputa pol¨ªtica? Y, sobre todo, ?en qu¨¦ situaci¨®n encuentra a los diferentes actores pol¨ªticos? La segunda ya tiene que ver con algo m¨¢s especulativo, ?cu¨¢les ser¨¢n los rasgos b¨¢sicos del nuevo ciclo pol¨ªtico? ?Seguiremos bajo las mismas pautas de inestabilidad e incertidumbre o es imaginable una sustancial recomposici¨®n del mapa pol¨ªtico?

La primera se responde en parte con la misma escenificaci¨®n de la convocatoria de elecciones. Es S¨¢nchez quien lleva la iniciativa y quien va a controlar el proceso. Las palabras iniciales de su comparecencia sacan bien a la luz su estrategia electoral y la letra peque?a que hab¨ªa detr¨¢s de su acceso al Gobierno, por breve que fuera; a saber, ofrecer el boceto, imperfecto pero perfectamente claro, de lo que ser¨ªa un Gobierno socialista con la suficiente mayor¨ªa para gobernar de forma estable. Gustar¨¢ o no, pero nadie puede llevarse a enga?o.

Esto es justo lo que nadie puede decir respecto de una eventual alternativa de derechas. A Casado le pillan las elecciones sin saber si es el heredero del PP de toda la vida o un vocinglero de esta nueva derecha ¡°sin complejos¡± que se abraza a Vox. Su liderazgo sigue siendo un misterio, aunque est¨¢ lejos de haber satisfecho las expectativas que hab¨ªa generado. Y algo parecido le ocurre a Ciudadanos. Parad¨®jicamente, al partido que m¨¢s ha insistido en nuevas elecciones es al que se las convocan en su peor momento, justo cuando m¨¢s dudas ha creado respecto a su orientaci¨®n de centro. Despu¨¦s de la famosa foto de Col¨®n, excluir expl¨ªcitamente pactos poselectorales con S¨¢nchez lo arroja a ser el comparsa de la derecha m¨¢s dura. ?Bastar¨¢ un solo tema, Catalu?a, para otorgarles la mayor¨ªa?

Y esto nos conduce al nuevo escenario pol¨ªtico que se nos echa encima. Lo ¨²nico claro a este respecto es la quiebra del bloque constitucionalista de toda la vida. El PP ¡ª?y Ciudadanos?¡ª se sienten m¨¢s c¨®modos con un partido neofranquista que con los socialistas. Y el propio PSOE parece decidido a dejarse acompa?ar en la nueva andadura con Podemos, partido expl¨ªcitamente antimon¨¢rquico y propicio al derecho de autodeterminaci¨®n de las naciones peninsulares. El consenso constitucional hecho pedazos. Si a ello le a?adimos un generalizado bajo perfil de liderazgo y el dominio de pautas de polarizaci¨®n sobre soluciones imaginativas y pragm¨¢ticas, el resultado solo puede ser la traslaci¨®n del escenario que acabamos a abandonar al nuevo ciclo pentapartidista.

Quiz¨¢ con un giro m¨¢s grave todav¨ªa. El momento hist¨®rico que hoy abandonamos sab¨ªamos que era provisional, casi un accidente en nuestra historia constitucional; el que ahora se inicia tiene sin embargo visos de perdurar. De nuestros l¨ªderes depende. Pero, sobre todo, y esto conviene recordarlo en un momento en el que nos acaban de convocar a elecciones, la responsabilidad final ser¨¢ de los ciudadanos.