De portavoces a portacoces
En la sesi¨®n terminal de control, no quedaba margen para Tard¨¤ o para la estocada de rigor de Calvo a Montserrat
Con casi setenta d¨ªas de campa?a, la intensidad de la campa?a parece insostenible. Nadie puede soportar, aun cuando la derecha pare el Jueves y Viernes Santo, un crescendo que parte as¨ª. Graci¨¢n ya advert¨ªa que la intensidad debe compensarse con la brevedad, porque los dioses se cansan de llevar a cualquiera sobre sus hombros. O baja la temperatura, o pueden agotar a la clientela. Los barridos con napalm ret¨®rico sirve para las grandes ocasiones, pero no para un continuum de nueve semanas y media. Sin embargo, la campa?a en modo on toca ya, directamente, a deg¨¹ello. Ayer el presidente del Senado tuvo que recordar a los suyos que no actuasen como una pe?a ultrasur, como una barra brava de patanes. Jaleaban una soflama de uno de los jefes de la polic¨ªa patri¨®tica a calz¨®n quitado. Hoy, en la sesi¨®n terminal de control, no quedaba margen para Tard¨¤ o para la estocada de rigor de Calvo a Dolors Montserrat, que haberla h¨²bola. Los candidatos de los cuatro grandes partidos han marcado territorio.
Casado ya no va a poder superar su performance del relator. Esos 21 insultos ya han quedado como un canon. En el insult¨®metro de campa?a es el n?1 en el p¨®dium antes de empezar. ¡°Nadie hizo nunca tanto da?o a Espa?a en tan poco tiempo¡± le ha dicho a S¨¢nchez, otra de esas enormidades marca de la casa que ignora a Tigrek¨¢n, a su padre Carlos IV, a su hija Isabel II, a, a, y por supuesto a Franco. Este presidente es el peor monstruo para Espa?a. A decir verdad, esa par¨¢frasis churchilliana tiene el copyright de Aznar, que le dijo exactamente eso mismo a Zapatero. Un sello de Casado es la reaznarizaci¨®n del partido, que no excluye el cinismo sobre el aborto. Casado abri¨® fuego hoy con la gracieta del error en el libro de S¨¢nchez, sorprendente en quien se estren¨® atribuyendo a Maura una frase de Alcal¨¢ Zamora. Sus cr¨ªticas siguen apoyadas m¨¢s en clich¨¦s e imaginarios como la traici¨®n a Espa?a que en argumentos con entidad. De hecho arranc¨® reproch¨¢ndole a S¨¢nchez su ausencia de dos meses y acab¨® en la destrucci¨®n de seis mil empleos diarios. No pasa el fact checking, aunque s¨ª el insult checking.
Irene Montero ha recuperado el perfil ca?ero de la antigua agitadora de la escuela de las juventudes comunistas para atacar a S¨¢nchez. La estrategia de Podemos, que se desploma en las encuestas y puede perder incluso la suma de confluencias, es marcar distancia: ¡°Ustedes no son de fiar¡±. Claro que pasar de los elogios a esto por la v¨ªa r¨¢pida delata un oportunismo m¨¢s bien imp¨²dico. La otra estrategia, por a?adidura contradictoria, es que los ¨¦xitos de este Gobierno se le deben a Podemos, y adem¨¢s con el m¨¦rito de haber tenido que doblegar su resistencia: ¡°Les hemos arrancado cambios por encima de sus posibilidades¡±. La fantas¨ªa de que S¨¢nchez se resist¨ªa pero Iglesias le impon¨ªa los progresos no va a colar f¨¢cilmente. Quiz¨¢ tampoco la comparaci¨®n de S¨¢nchez con Montoro en la intimidad. El otrora populismo incendiario de izquierda tiene la p¨®lvora mojada. Las lecciones de dobleces redactadas en Galapagar ya no resultan tan eficaces.
Albert Rivera sigue alej¨¢ndose del centro, aunque sus propagandistas se aferren a ese mantra; y de hecho es la percepci¨®n de la ciudadan¨ªa tal como registran, en los dos ¨²ltimos a?os, los gr¨¢ficos del CIS. ¡°Yo me met¨ª en pol¨ªtica para que no haya un presidente como usted¡± ha espetado al hombre con quien sell¨® el pacto del abrazo. El PP ha forzado a Rivera a legitimar a Vox ¡ªpara un futuro Gobierno del Three Party¡ª y poner un cord¨®n sanitario al PSOE. Y eso no sale gratis. A Rivera le ha colocado S¨¢nchez una caricatura eficaz, con ecos de la Transici¨®n: chaquetero. La imagen de La Veleta Naranja, acu?ada por Vox, para retratarlo ante su ¡°armario lleno de chaquetas¡± y adem¨¢s ¡°chaquetas con olor a naftalina¡±. El cord¨®n sanitario es el modo de taponar su fuga de votos por la derecha, pero efectivamente constata una polarizaci¨®n que degrada el valor de Ciudadanos y decepciona a su clientela moderada.
El presidente, que en el discurso sereno tiene problemas de credibilidad, se crece en el rifirrafe. Pero hay algo que no puede obviar en el discurso triunfalista: su apuesta ha fracasado. De hecho va a las urnas porque su apuesta ha fracasado. El relato es culpar del fracaso a otros, a indepes y a la derecha, dos nacionalpopulismos que se alimentan con la tensi¨®n, y con eso va al 28-A. Tampoco ven¨ªa S¨¢nchez en su mejor d¨ªa: desde Vox se mofaban porque el eslogan de precampa?a en la fachada de Ferraz fue usado antes por ellos y por el PP, muy del gusto de la derecha; desde las redes proliferaban los memes por su libro, no ya con errores sino con un narcisismo chusco que caricaturiza la imagen de estadista que S¨¢nchez ha buscado estos meses. Pero nadie se atreve ya a pronosticar el impacto estrat¨¦gico sobre las urnas del candidato, que lo mismo es profeta del ¡®no es no¡¯ que ¡®profeta del di¨¢logo¡¯. Entre el ideario de Pedro y el programa de S¨¢nchez, es favorito para el 28-A aunque no se sabe si ganar¨¢ Pedro o S¨¢nchez, seg¨²n el recuento.
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