Pedro S¨¢nchez revela c¨®mo se cocin¨® la moci¨®n de censura
Hubo poco tiempo para negociar y nadie confiaba en que saldr¨ªa adelante, pero funcion¨®. En 'Manual de resistencia', el presidente explica unas horas que cambiaron el rumbo de la pol¨ªtica espa?ola
Nosotros empezamos a preparar los contenidos para el debate de la moci¨®n sin saber la fecha. Al final, el lunes siguiente, 28 de mayo, me llama la presidenta del Congreso, Ana Pastor, y me dice que el debate y la votaci¨®n de la moci¨®n se celebrar¨¢n en el Congreso el jueves y el viernes de esa misma semana. Pese a lo que se ha dicho, no negociamos. Ella simplemente me inform¨® de su decisi¨®n. A m¨ª me pareci¨® bien, pens¨¦: ¡°Lo que tenga que ser, ser¨¢¡±. Cuanto antes, mejor.
Como ella quiso que el debate se celebrara apenas una semana despu¨¦s de la sentencia, se ha especulado mucho sobre de qu¨¦ modo la premura con que sucedi¨® todo influy¨® en el resultado. Francamente, creo que la coyuntura espec¨ªfica, la rapidez, la precipitaci¨®n incluso, tuvo sus pros y sus contras, pero, sobre todo, fue algo coyuntural con escasa influencia. Lo realmente relevante es que la G¨¹rtel era la gota que colmaba el vaso. La ola de la opini¨®n p¨²blica era un¨¢nime: hab¨ªa que poner punto y final a esa situaci¨®n, asumir responsabilidades pol¨ªticas y cambiar el paso a la pol¨ªtica espa?ola. Ese era el sentimiento general y predominante, lo dem¨¢s equivale a coger el r¨¢bano por las hojas.
Aquel lunes hablo con Pablo Iglesias. Al mismo tiempo, le env¨ªo un mensaje a Albert Rivera para pedirle que hablemos de la moci¨®n. ?l me responde que mejor que eso lo hablen su hombre de confianza, Jos¨¦ Manuel Villegas, y Jos¨¦ Luis ?balos, y si hay algo m¨¢s importante ya lo tratamos nosotros despu¨¦s. A m¨ª me parec¨ªa que un cambio de Gobierno era el tipo de cuesti¨®n de primera magnitud que deb¨ªamos abordar los dos l¨ªderes de nuestros respectivos partidos, pero, en fin. Le dije a Jos¨¦ Luis: habla con Villegas y le cuentas la historia, a ver cu¨¢l es la posici¨®n de Cs. Al mismo tiempo, ?balos habla tambi¨¦n con el resto de los partidos con menos representaci¨®n parlamentaria. Ese mismo d¨ªa, Rivera empieza a contar a la prensa que yo no le he llamado porque quiero pactar con los independentistas y romper Espa?a. Intoxicaci¨®n pura y dura. Despu¨¦s de haberse negado a verse conmigo, me acusa de no haberle llamado: el tipo de comportamiento que convierte a las personas en no fiables. Entretanto, ?balos se re¨²ne con Villegas y este exige que haya elecciones pronto. Jos¨¦ Luis le dice: ¡°Pon la fecha¡±. Villegas reconoce, sin decirlo, que lo que no quieren es que las convoque yo. Su principal objetivo en ese momento es evitar que el PSOE encarne la alternativa a Rajoy. A ellos les interesa que Rajoy siga de presidente porque a sus expensas ellos van creciendo, pero al precio de que Espa?a y la democracia se deterioren. Y calculan mal. La coyuntura que es buena para ti puede ser nefasta para el pa¨ªs y, si no antepones los intereses del pa¨ªs a los de tu partido, ya puedes luego clamar en contra de los que quieren romper Espa?a. Lo que ellos quer¨ªan era el ¡°cuanto peor, mejor¡± y, paradojas de la vida, en eso coincid¨ªan con Puigdemont.
Empiezan a ponerle excusas a ?balos, en definitiva porque no quieren que haya un presidente distinto de Rajoy. En fin, a partir de ah¨ª empiezan a hacer cosas raras: anuncian que promover¨¢n su propia moci¨®n, cuando ni siquiera ten¨ªan los diputados, no ya para ganarla, sino siquiera para poder presentar la iniciativa. Daban muestras de desconocer el Reglamento del Congreso de los Diputados. Incluso plantearon como posible pedir diputados prestados al PSOE, ?para qu¨¦? ?Para boicotear nuestra moci¨®n con m¨¢s fuerza? Era todo absurdo. Por ¨²ltimo, salieron con la idea de un candidato independiente y propusieron a algunos socialistas hist¨®ricos, sin siquiera consultarles. Estos, a su vez, tardaron poco en desmentir p¨²blicamente que quisieran participar en ninguna operaci¨®n con Cs, lo que se acerc¨® mucho al rid¨ªculo.
Rajoy y yo hab¨ªamos pasado muchas horas juntos en los ¨²ltimos meses (...) Eso ha generado una buena relaci¨®n entre nosotros. Para m¨ª resulta duro desalojarle de la Presidencia mediante una moci¨®n
En fin, ideas soltadas como tinta de calamar, destinadas a distraer de lo principal: la contradicci¨®n de decir que quieres la regeneraci¨®n pol¨ªtica mientras sigues apoyando al PP sentenciado por la G¨¹rtel. Mi conclusi¨®n es que Cs no sabe gestionar las situaciones de crisis, que en este momento de la pol¨ªtica espa?ola son bastante cotidianas. Da la impresi¨®n de que o bien no tienen personas que piensen, o bien las tienen pero no las escuchan¡
El caso es que el lunes 28 de mayo ya est¨¢ todo bastante claro. Solamente falta el PNV: nos pide estabilidad y que el proceso no acabe en unas elecciones precipitadas. El mi¨¦rcoles 30, con el apoyo del PNV, la moci¨®n cobra cuerpo. Los medios llevan toda la semana diciendo que no sale, que es una locura, una operaci¨®n cosm¨¦tica, qu¨¦ s¨¦ yo. Todo el mundo encuentra razones y muchos pronuncian la frase que, en estos tiempos de cambio, no se debe soltar con ligereza: esto no va a tener ¨¦xito porque nunca lo ha tenido antes. La historia de los ¨²ltimos cuatro a?os nos demuestra que est¨¢n ocurriendo muchos acontecimientos que no hab¨ªan ocurrido antes. Es mejor tentarse la ropa antes de apostar.
Finalmente, el PNV anuncia su apoyo el mismo jueves 31, el d¨ªa del debate, pero, desde la tarde antes, yo ya estoy convencido de que Rajoy presentar¨¢ su dimisi¨®n en cuanto se confirme que la moci¨®n va a ganar. ?Por qu¨¦ no lo hizo? No lo s¨¦, pero, en todo caso, fue su decisi¨®n. La m¨ªa es ofrecerle, hasta el ¨²ltimo minuto, una salida digna, la que considero que se merece todo presidente del Gobierno de Espa?a. Por eso desde la tribuna del Congreso le pido que dimita y le digo que, de hacerlo, la moci¨®n se detiene en ese preciso momento. Realmente desconozco cu¨¢l es su estado de ¨¢nimo aquellos dos d¨ªas de la moci¨®n. Todo est¨¢ revestido de una enorme carga emocional. ?l y yo hab¨ªamos pasado muchas horas juntos en los ¨²ltimos meses, hab¨ªamos debatido sobre la situaci¨®n en Catalu?a, y hab¨ªamos compartido las medidas ante el desaf¨ªo y horas muy dif¨ªciles para Espa?a. Eso ha generado una buena relaci¨®n entre nosotros. Para m¨ª resulta duro desalojarle de la Presidencia mediante una moci¨®n, y hasta el ¨²ltimo minuto deseo que ¨¦l plantee la dimisi¨®n, por motivos personales, pero tambi¨¦n por dignidad pol¨ªtica, la suya y la del puesto que ocupa. Tambi¨¦n creo que es lo mejor para el pa¨ªs y para su propio partido. Yo no quer¨ªa ser presidente a cualquier precio, pero s¨ª ten¨ªa claro, por encima de todo, que de aquel trance saldr¨ªamos poniendo en marcha la regeneraci¨®n de la vida pol¨ªtica espa?ola. Si Rajoy hubiera comprendido que era el momento de salir del poder, lo pod¨ªa haber hecho controlando los tiempos y los acontecimientos, por eso le interpelo desde la tribuna dici¨¦ndole: ¡°Dimita, se?or Rajoy, dimita y esta moci¨®n de censura habr¨¢ terminado hoy, aqu¨ª y ahora¡±. Abr¨ªa la puerta a que el Congreso no invistiera a un presidente socialista, pero tambi¨¦n dejaba claro que si ¨¦l bloqueaba el cambio, los socialistas lo promover¨ªamos. Para ello ofrecimos una nueva etapa pol¨ªtica que se desarrollar¨ªa en tres fases: censura, estabilidad y elecciones. Toda la pol¨ªtica del Gobierno encaminada a revertir los recortes, con medidas de tipo econ¨®mico y social, estuvo desde el primer d¨ªa encaminada a lograr esa estabilidad que la sociedad reclama desde el final de la crisis. Porque no se puede anunciar todos los d¨ªas que la crisis ha terminado si los ciudadanos que lo escuchan no notan ese final.
Rajoy pasa aquella tarde reunido en un restaurante con sus colaboradores m¨¢s cercanos, mientras sus diputados desconocen por completo qu¨¦ est¨¢ sucediendo. Hasta la imagen del bolso de la entonces vicepresidenta Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa en el esca?o del presidente est¨¢ cargada emocionalmente¡ En los minutos previos al desenlace, nadie sab¨ªa si Rajoy acudir¨ªa a votar o no. De improviso, irrumpi¨® en el pleno del Congreso y solicit¨® intervenir desde la tribuna. Se palpaba la tensi¨®n, el dramatismo del momento. Al evocar esos instantes, recuerdo escuchar a Rajoy hablar con la voz quebrada. Al finalizar su emocionada intervenci¨®n, la presidenta Ana Pastor se dirige a m¨ª para saber si quiero o no intervenir. Le digo que no, porque entiendo que las ¨²ltimas palabras de la moci¨®n deben ser las de Rajoy. As¨ª queda registrado en el diario de sesiones. Fueron unas jornadas de pura pol¨ªtica espa?ola: un debate intenso que provoca frustraci¨®n en el PP y Cs, pero que al mismo tiempo genera una enorme ilusi¨®n en una mayor¨ªa parlamentaria y social que quer¨ªa pasar p¨¢gina de la etapa Rajoy. Al finalizar el debate, Jos¨¦ Luis ?balos hizo una acertada referencia a Borgen ¡ªuna teleserie danesa muy recomendable para quien no la haya visto¡ª: ¡°Borgen¡ ?qu¨¦ Borgen? ?La pol¨ªtica espa?ola es mucho m¨¢s emocionante y aut¨¦ntica!¡±.
Hasta el ¨²ltimo minuto deseo que Rajoy plantee la dimisi¨®n (...) Tambi¨¦n creo que es lo mejor para el pa¨ªs y para su propio partido. Yo no quer¨ªa ser presidente a cualquier precio
Lo significativo, desde el punto de vista pol¨ªtico, es apreciar que el 1 de junio de 2018 se hizo real un cambio que no hab¨ªa sido posible en marzo de 2016. El ciclo pol¨ªtico de Rajoy estaba acabado ya desde dos a?os antes, y el pa¨ªs agonizaba, incluido el propio PP. Sin embargo, no pudo materializarse el cambio en el Gobierno hasta dos a?os despu¨¦s. ?Por qu¨¦? Mi an¨¢lisis es que Unidos Podemos (UP) aprendi¨® del pasado y, por el contrario, Cs ha incurrido en el mismo error que UP entonces. Ambos se creyeron las encuestas y se equivocaron. El objetivo de UP en 2016 no era tanto echar a Rajoy como sobrepasar al PSOE, lograr el famoso sorpasso y convertirse en la fuerza hegem¨®nica de la izquierda. Creo que entonces no ve¨ªan la importancia hist¨®rica del PSOE e hicieron un an¨¢lisis superficial de lo que representa nuestro partido. A veces, lo han identificado con el SPD alem¨¢n, otras con el Pasok griego, pero no se han esforzado en comprender nuestra propia naturaleza y nuestro arraigo en la sociedad espa?ola y en la historia de nuestro pa¨ªs. Por supuesto, hemos cometido errores, pero el balance es netamente positivo. El PSOE ha estado ligado a toda la imbricaci¨®n de Espa?a en Europa, a la Transici¨®n a la democracia, a nuestra evoluci¨®n pol¨ªtica, econ¨®mica y social en estos cuarenta a?os de democracia. Quer¨ªan ser ellos mismos los que encarnaran el cambio y despreciaron en 2016 la idea de que el PSOE lo pudiera hacer. A Cs le ha pasado lo mismo en 2018: quer¨ªan que la alternativa a Rajoy pasara por ellos, aunque con un discurso m¨¢s contradictorio, porque en su d¨ªa aseguraron que nunca iban a apoyar a Rajoy en el Gobierno, y lo han hecho hasta el final, aun cuando ya se conoc¨ªa la sentencia de la G¨¹rtel. Por mi parte, tambi¨¦n las cosas han cambiado: el Partido Socialista ha tenido su propio proceso de madurez, culminado en las segundas primarias a las que yo me present¨¦. A partir de ah¨ª he sido un l¨ªder aut¨®nomo, que pod¨ªa defender mi propio proyecto pol¨ªtico, que era el proyecto de la militancia. Eso no significa hacer lo que a uno le d¨¦ la gana, todo lo contrario. He acometido los cambios necesarios, primero en nuestro partido, despu¨¦s en Espa?a, para implicar a los militantes y a la ciudadan¨ªa, para abrir la organizaci¨®n y las instituciones.
Pedro S¨¢nchez es secretario general del PSOE y presidente del Gobierno de Espa?a. Este texto es un extracto del libro ¡®Manual de resistencia¡¯, que publica Pen¨ªnsula el 19 de febrero.
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