Farah Diba desvela detalles desconocidos de 40 a?os de exilio
La exemperatriz de Ir¨¢n recuerda que su marido el sha le dijo diez d¨ªas antes de su marcha: "Puede que sea mejor que nos vayamos"
El pasado 16 de enero se cumplieron 40 a?os del d¨ªa en el que se inici¨® el exilio de los ¨²ltimos emperadores de Ir¨¢n. Y despu¨¦s de tantos tiempo, Farah Diba la exemperatriz de lo que hoy es la Rep¨²blica Isl¨¢mica de Ir¨¢n todav¨ªa desvela detalles desconocidos sobre aquellos d¨ªas que marcaron la vida de su pa¨ªs pero tambi¨¦n la suya propia y la de su familia. En la entrevista que ha concedido a la revista francesa Point de Vue, llama la atenci¨®n que est¨¢ mujer que hoy tiene 80 a?os, no ha perdido la esperanza de volver alg¨²n d¨ªa a Ir¨¢n.
La viuda del sha Reza Pahlavi ha vivido la tragedia del suicidio de dos de sus cuatro hijos Leila y Ali Reza y ha manifestado al respecto en una entrevista que public¨® la revista alemana Bunte en noviembre de 2016, que sus hijos fueron v¨ªctimas del exilio que les toc¨® vivir. ¡°Para ellos era horrible cambiar de un pa¨ªs a otro mientras en Ir¨¢n suced¨ªan cosas terribles y se hablaba tan mal de su padre en televisi¨®n¡±, dijo entonces.
En sus declaraciones actuales, aunque ha dicho en muchas ocasiones que ha aprendido a no compadecerse, recuerda a su marido y detalles de c¨®mo tuvieron que salir de su reino de las mil y una noches. La que se ha conocido como la Grace Kelly de Oriente Medio recuerda c¨®mo su marido le dijo diez d¨ªas antes de aquel recordado 16 de enero de 1979: ¡°Puede que sea mejor que nos vayamos¡±. Y su reflexi¨®n se cumpli¨® una ma?ana fr¨ªa cuando se recuerda caminando hacia dos helic¨®pteros que les esperaban a la puerta del palacio imperial mientras ver¨ªa l¨¢grimas en los ojos de algunos de sus simpatizantes y la deslumbraban los flashes de los fot¨®grafos que inmortalizaban la escena.
¡°En ese momento fue cuando me di cuenta de que dejaba todo, mi familia, mi casa, mi pa¨ªs¡±. Tambi¨¦n rememora que para ella y su esposo era importante ¡°mantener la dignidad en unos momentos tan dolorosos¡±. De ah¨ª el gesto del sha de mantenerse a los mandos del helic¨®ptero como piloto durante parte del viaje que los traslad¨® a Egipto. Los hijos del matrimonio ya estaban en Estados Unidos, donde se encontraban estudiando, y ella recuerda que durante este viaje que a¨²n no cre¨ªa que fuera a ser tan largo, iba escribiendo todo lo que ve¨ªa a modo de terapia. No pens¨® que no volver¨ªa a su pa¨ªs. La que a¨²n era emperatriz cre¨ªa que su marcha ser¨ªa provisional cuando fueron acogidos por el presidente egipcio Anuar el Sadat que los recibi¨® con todos los honores.
Poco despu¨¦s tuvieron que partir hacia Marruecos y solo el regreso a Ir¨¢n del ayatol¨¢ Jomeini, puso ante sus ojos que el exilio podr¨ªa ser largo. ¡°En ese momento nos convertimos en verdaderos exiliados vagando de un pa¨ªs a otro¡±, recuerda Farah Diba en la revista francesa. Mohamed Reza Pahlavi enferm¨® y sus dolencias se complicaron cuando el matrimonio lleg¨® a Panam¨¢, en otra de las etapas de su exilio. ¡°Viv¨ªamos al d¨ªa y nos pregunt¨¢bamos continuamente si ser¨ªamos libres al d¨ªa siguiente¡±, confiesa ahora Farah Diba. Tuvieron que volver a Egipto porque en Panam¨¢ se negaron a operar al exemperador, ya que el nuevo Gobierno iran¨ª estaba negociando con Estados Unidos la extradici¨®n del matrimonio. Tuvieron que volver a Egipto y all¨ª muri¨®, pocos meses despu¨¦s, el ¨²ltimo sah de Ir¨¢n.
¡°Lo recuerdo como un caballero (¡) y no os pod¨¦is imaginar la manera en la que se comportaba con los ni?os¡±, asegura en la entrevista Farah Diba sobre su esposo. En su opini¨®n ¡°no era nada autoritario. Jugaba con nuestros hijos todo el rato o cuando ellos llegaban del colegio corr¨ªan hac¨ªa su despacho o su habitaci¨®n¡±, a?ade.
Ella vive desde hace a?os en Par¨ªs y pasa temporadas en California donde reside su hijo mayor, Reza Pahlavi, el heredero del trono perdido de Ir¨¢n. Es amiga de la reina Sof¨ªa y amante del arte contempor¨¢neo, pero Ir¨¢n sigue estando en la sombra. En los recuerdos de sus hijos muertos, en el contacto diario que tiene con las noticias del pa¨ªs y con la vida de sus antiguos s¨²bditos, algunos en el exilio como ella. Todo hasta el punto de afirmar que vivi¨® un momento de felicidad no hace mucho cuando un compatriota se le acerc¨® por las calles de Par¨ªs y le dijo: ¡°Mi padre me ha pedido que viniera a Par¨ªs, la encontrara y la pidiera perd¨®n¡±.
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