El sha de Ir¨¢n se instala permanentemente en Egipto
Contra viento y marea, el presidente egipcio, Anuar el Sadat, ofreci¨® asilo, en virtud ?de los preceptos de misericordia y de indulgencia del Islam?, al depuesto sha de Ir¨¢n, condenado a muerte por la revoluci¨®n isl¨¢mica del ayatollah Jomeini, y que tras tres meses de estancia en Panam¨¢ se instalar¨¢ permanentemente en Egipto.
A mediod¨ªa de ayer, un charter DC-8, procedente de Panam¨¢, v¨ªa Las Azores -donde fue autorizado a hacer escala por motivos ?humanitarios?-, en el que viajaban el ex soberano, su esposa y seis colaboradores, aterriz¨® en el aeropuerto internacional de El Cairo. Al pie de la escalerilla les esperaban el jefe del Estado egipcio y su esposa.El ex sha y el presidente egipcio subieron a bordo de un helic¨®ptero que les condujo al hospital militar de Muadi, situado a cinco kil¨®metros de la capital. En Muadi, el complejo hospitalario m¨¢s moderno de Egipto, Reza Palhevi ser¨¢ sometido a varios reconocimientos y an¨¢lisis antes de ser operado, seg¨²n declar¨® el general Sabri Ismail, director del mencionado hospital.
Para el presidente Sadat ofrecer su hospitalidad al ex sha es casi un asunto personal. Con ello pretende a la vez demostrar su amistad a un amigo -sentimiento sagrado en Egipto- y desafiar abiertamente al ayatollah Jomeini, ?verg¨¹enza del lslam?, seg¨²n palabras del propio Sadat.
El jefe de Estado egipcio ha declarado en numerosas ocasiones no estar dispuesto a olvidar la ayuda econ¨®mica y petrol¨ªfera que recibi¨® de Ir¨¢n durante la guerra de octubre de 1973. Este gesto abri¨® al sha y a su familia las puertas de Egipto una primera vez durante los primeros d¨ªas de su exilio, en 1979, antes de que se refugiase en las Bahamas.
Desde entonces, el rais egipcio ha aprovechado todas las ocasiones para renovar su oferta sin preocuparse de la reacci¨®n de los c¨ªrculos integristas ¨¢rabes de su pa¨ªs ni de la irritaci¨®n de los ?revolucionarlos isl¨¢micos? de Teher¨¢n.
Ir¨¢n acusa a Kissinger
Estos, que fueron puestos al corriente de la salida del ex sha de Panam¨¢ por la delegaci¨®n iran¨ª encargada de pedir oficialmente al Gobierno paname?o la extradici¨®n del ex monarca, no disimularon, en un primer momento, su sorpresa.
El ministro iran¨ª de Asuntos Exteriores, Sadegh Ghotbzadeh, tras acusar personalmente al ex secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger y a David Rockefeller, presidente del Chase Manhattan Bank, de haber organizado la salida del ex soberano de Panam¨¢, declar¨® ?que si el ex sha, durante su escala, antes de su llegada a El Cairo, era detenido y enviado de nuevo a Panam¨¢, transferiremos a los rehenes en un plazo de veinticuatro horas y les pondremos bajo la autoridad del Consejo de la Revoluci¨®n?.
Fuentes totalmente fidedignas anunciaron en Teher¨¢n que, caso de no haberse producido la salida del ex sha de Panam¨¢, el presidente iran¨ª, Abdolhassan Banisadr, habr¨ªa conseguido que la custodia de los rehenes norteamericanos fuese otorgada al Consejo de la Revoluci¨®n.
Las mismas fuentes iran¨ªes a?adieron: ?Lo que ha ocurrido es criminal. Los paname?os no ten¨ªan por qu¨¦ dejar salir al ex sha con tanta precipitaci¨®n. Se han dado cuenta que no podr¨ªan mantener al ex sha en Panam¨¢ ante un dossier de extradici¨®n impecable t¨¦cnicamente. Han perjudicado a los rehenes. Han perdido la cabeza. Estamos convencidos de que se trata de un golpe bajo de Kissinger contra Carter.?
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