Farah Diba, coleccionista de arte moderno
Un libro muestra la faceta menos conocida de la viuda del sha de Persia despu¨¦s de 38 a?os en el exilio y una vida tr¨¢gica donde ha sufrido el suicidio de dos de sus hijos
¡°Mientras escribo esto, han pasado 38 a?os desde que dej¨¦ Ir¨¢n y mi vida como reina¡±. As¨ª comienza el pr¨®logo escrito por Farah Pahlavi (de soltera, Farah Diba) para Iran Modern: The Empress of Art, un car¨ªsimo libro de gran formato (845 euros) editado por Assouline en septiembre que documenta su faceta de coleccionista de arte. El volumen es una suerte de cat¨¢logo de la que est¨¢ considerada la colecci¨®n de arte moderno occidental m¨¢s importante fuera de Europa y Estados Unidos. Valorada en unos 3.000 millones de euros y compuesta de alrededor de 200 obras de, entre otros, Picasso, Van Gogh, Bacon, Rothko, Monet, Renoir, Gauguin, Kandinsky, Mir¨®, Magritte, Warhol o Pollock, la antigua Shahbanou (¡°emperatriz¡±) la adquiri¨® en los a?os 70 ¨Ccuando Ir¨¢n nadaba en dinero gracias al alza del precio del petr¨®leo¨C, para llenar las salas del Museo de Arte Contempor¨¢neo que inaugur¨® en Teher¨¢n en 1977 y que fue una de sus grandes apuestas culturales.
El libro recoge relatos como el de la estancia de Andy Warhol en Teher¨¢n en 1976 (durante la que se aliment¨® b¨¢sicamente de caviar) para hacerle un retrato a la glamurosa Farah. La serigraf¨ªa resultante, que ilustra la portada de Iran Modern, acabar¨ªa siendo rajada con un cuchillo pocos a?os despu¨¦s, cuando la revoluci¨®n isl¨¢mica liderada por Jomeini acab¨® con el sha depuesto y la monarqu¨ªa abolida. La colecci¨®n fue confinada en los s¨®tanos del museo, y all¨ª ha languidecido desde entonces, sin salir de Ir¨¢n y sin que el mundo fuera consciente de su existencia excepto por una fugaz exposici¨®n celebrada en 2015. Farah, sin embargo, no se ha olvidado de ¡°sus¡± obras. Hasta el punto de que cuando se enter¨® de que en 1994 el museo hab¨ªa canjeado un De Kooning por un manuscrito persa del siglo XVI, les llam¨® para protestar haci¨¦ndose pasar por una estudiante de arte.
Farah Diba era hija de un capit¨¢n del ej¨¦rcito imperial, y conoci¨® al sha Mohammad Reza Pahlavi en 1959 en Par¨ªs, donde ella, de 20 a?os, estudiaba Arquitectura, y ¨¦l, de 40, andaba a la b¨²squeda de su tercera esposa despu¨¦s de divorciarse de la primera por haber tenido ¡°solo¡± una hija y de repudiar a la segunda por no poder concebir. Se casaron en diciembre (ella, con un vestido de Saint Laurent para Dior y una tiara de Harry Winston que pesaba dos kilos), y diez meses despu¨¦s naci¨® Reza Ciro, el ansiado var¨®n, a quien le siguieron tres hijos m¨¢s. En un gesto in¨¦dito, en 1967 Farah fue coronada emperatriz, y el sha fue a¨²n m¨¢s lejos al nombrarla regente en caso de que ¨¦l muriera antes de que el pr¨ªncipe heredero fuera mayor de edad.
La figura del sha fue tremendamente controvertida. La Revoluci¨®n Blanca, su plan para modernizar Ir¨¢n, logr¨® importantes reformas culturales y sociales en ¨¢mbitos como los derechos de la mujer (lo que no le impidi¨® declarar en una entrevista que ¡°mujeres y hombres pueden ser iguales ante la ley, pero no en capacidades¡±). Para otros, fue un gobernante autocr¨¢tico que lleg¨® al poder tras un golpe ejecutado por la CIA, y que era odiado por la brutalidad con la que su polic¨ªa secreta, la Savak, reprim¨ªa a sus opositores. "Mi marido realmente quer¨ªa traer democracia, pero cuando la gente no est¨¢ educada ni alfabetizada, eso lleva tiempo¡±, declar¨® Farah hace unas semanas en The Sydney Morning Herald.
Sin embargo, resulta evidente que las desigualdades econ¨®micas y de clase auspiciadas por su r¨¦gimen fueron el caldo de cultivo que aliment¨® la revuelta. Los historiadores apuntan especialmente a la pol¨¦mica celebraci¨®n en 1971 del 2.500 aniversario del imperio persa; unos fastos en Pers¨¦polis m¨¢s all¨¢ de la opulencia (Lanvin dise?o los uniformes, Maxim's trajo desde Par¨ªs la comida, se importaron 50.000 p¨¢jaros de Europa¡) que costaron millones de d¨®lares y agitaron a¨²n m¨¢s el descontento popular. En enero de 1979 esa bomba de relojer¨ªa acab¨® explotando y, ante la revoluci¨®n inminente, el sha y la Shahbanou partieron rumbo a Egipto para no volver. Adem¨¢s de t¨ªtulos, riqueza y privilegios, al marcharse dejaron en Ir¨¢n casi todas sus posesiones personales, seg¨²n ha afirmado siempre Farah. Condenados a muerte in absentia, empez¨® para ellos un peregrinaje que los llev¨® a Marruecos, Bahamas, M¨¦xico, Panam¨¢, Egipto de nuevo (donde el sha muri¨® de linfoma en 1980) y, finalmente, Estados Unidos, donde vive Reza Ciro y Farah pasa largas temporadas cuando no est¨¢ en Par¨ªs.
La colecci¨®n de arte que la emperatriz no ha vuelto a ver simboliza un tiempo y un lugar al que ni ella ni su hijo mayor han renunciado a¨²n (de hecho, Reza se autoproclam¨® sha en 1981). Farah, que cumpli¨® 80 a?os en octubre, tiene p¨¢gina web oficial y una cuenta de Instagram donde ejerce de abuela orgullosa de sus cuatro nietas. Tambi¨¦n acude a citas de la realeza, como las bodas de Federico de Dinamarca o Alberto de M¨®naco o el 80 cumplea?os de la reina Sof¨ªa. Pero, sobre todo, no pierde de vista su pa¨ªs, y hace un a?o public¨® un comunicado en el que apoyaba las protestas contra el gobierno y aseguraba que ¡°la gente de Ir¨¢n, como el m¨ªtico f¨¦nix, renacer¨¢ de sus cenizas¡±.
Media vida en el exilio y el suicidio de dos de sus hijos
Farah Diba perdi¨® a su padre con 9 a?os y a su marido con 41, pero el futuro le reservaba dos golpes a¨²n m¨¢s devastadores. En 2001 su hija peque?a, Leila, se suicid¨® en un hotel de Londres tras ingerir una mezcla de coca¨ªna y barbit¨²ricos; ten¨ªa solo 31 a?os. Una d¨¦cada despu¨¦s, su hijo Al¨ª Reza, que sufr¨ªa depresi¨®n, tambi¨¦n se quit¨® la vida en su residencia de Boston, dejando una hija p¨®stuma. En una entrevista reciente con el semanal alem¨¢n Der?Spiegel, la emperatriz apuntaba al exilio como posible detonante: "La gente gritaba en la calle cosas como '?abajo el sah!', y nosotros nos mud¨¢bamos de un sitio a otro. De muy peque?os vieron tantas cosas negativas en la televisi¨®n y los peri¨®dicos...". En un reportaje en Interview en 2014, un amigo de la familia lo resum¨ªa as¨ª: "Los ni?os fueron arrojados de sus jaulas de oro a la jungla, y no pudieron sobrevivir".
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