Don Tancredo y Marchena

Durante mucho tiempo, el PP y el Gobierno de Rajoy creyeron que aquello que se ve¨ªa en las calles de Barcelona cada 11 de septiembre ¡ªcada Diada desde 2011¡ª se pod¨ªa arreglar con dinero. Te lo dec¨ªan ministros y dirigentes populares, convencidos de que los l¨ªderes catalanes solo pretend¨ªan presionar y negociar un nuevo pacto fiscal. Para cuando quisieron darse cuenta de que el oportunismo de Artur Mas y las maniobras de Esquerra no ten¨ªan vuelta atr¨¢s, ya est¨¢bamos metidos en la consulta del 9 de noviembre de 2014. Visto que el Ministerio de Econom¨ªa no embridaba el problema, se lo remitieron a la justicia. Y Rajoy sigui¨® con lo que, tanto su derecha m¨¢s extrema como el nacionalismo catal¨¢n, bautizaron como tancredismo, aquel no hacer nada confiando en que el tiempo arreglara las cosas.

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EDITORIAL | Juicio en el Supremo

El campo antes de la batalla; por Fernando Vallesp¨ªn

Pero como el tiempo no arreglaba nada, sino que lo empeoraba ¡ªal oportunismo de Mas le sucedi¨® la irresponsabilidad de Puigdemont¡ª, Bruselas empez¨® a no dar cr¨¦dito a un conflicto como el que se ve¨ªa crecer en Catalu?a. Y el Gobierno organiz¨® la Operaci¨®n Di¨¢logo, que dej¨® para la posteridad aquella foto de la inauguraci¨®n del Mobile World Congress de 2017 ¡ªhace solo dos a?os¡ª con Oriol Junqueras posando su mano sobre los hombros de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, mientras contemplaban, junto al Rey y Puigdemont, alguna novedad tecnol¨®gica de esas que emboban a los adultos. Siete meses despu¨¦s de la foto, al Gobierno le estallaban los hechos del oto?o separatista catal¨¢n, con leyes de ruptura, refer¨¦ndum ilegal y declaraci¨®n de independencia en el mismo pack. Sus presuntos responsables se juzgan ahora.

A pesar del desastre evidente de aquella gesti¨®n pol¨ªtica ¡ªincluido el 1 de octubre¡ª, el Gobierno tuvo a su lado a la mayor¨ªa del Congreso de los Diputados para enfrentar aquel momento tan delicado en Espa?a. Se dejaba que las urnas saldaran, cuando llegara su hora, el error pol¨ªtico, el fracaso hist¨®rico. No hubo ni descalificaciones personales ni sospechas conspiranoicas. Unidad en la tormenta.

Hoy, cuando Rajoy y S¨¢enz de Santamar¨ªa emprendan el camino hacia el Tribunal Supremo para declarar como testigos, ?pensar¨¢n en la campa?a inmisericorde que el PP le ha hecho al Gobierno actual y a cualquier intento, presente o pasado, de explorar caminos diferentes al tancredismo o los tribunales?