Dictadura parlamentaria
Seg¨²n los consejeros, nadie organiz¨® nada, las urnas brotaron por ensalmo, nadie financi¨®, nadie vot¨® de verdad
Los del ¡°juicio pol¨ªtico¡± (Junqueras, Romeva) aseguraron que cumpl¨ªan el mandato democr¨¢tico del pueblo, fuese pro secesi¨®n o pro refer¨¦ndum. Se amparaban en el principio democr¨¢tico y obviaban el principio de legalidad,la otra gran pata de la democracia.
Los acogidos a una defensa t¨¦cnica (Forn, Mund¨®, Vila...) no esgrimieron mandatos levantiscos. Se aplicaron a detallar c¨®mo no hab¨ªan incumplido normas.
Los dos Jordis ¡ªlos activistas sin cargo p¨²blico¡ª usaron con eficacia fotos y v¨ªdeos en defensa de su pacifismo: ahora llegar¨¢ la fase de las verificaciones. Todos esos estilos son opinables. Pero lucen discrepantes grados de coherencia interna.
En cambio, los exconsellers Turull y Rull, y ayer Carme Forcadell, siguieron una l¨®gica err¨¢tica. Ellos taparon las instrucciones del Tribunal Constitucional (TC) de detener los actos ilegales del proc¨¦s en una rar¨ªsima ¡°ponderaci¨®n¡± que las disolv¨ªa.
Y ella, la activista de ¡°president, posi les urnes!¡±, ella, que apel¨® cien veces a la validez del mandato plebiscitario, reconoci¨® ayer que su victoria (47%) no era tal: ¡°Pens¨¢bamos obtener mayor¨ªa absoluta¡±.
No solo no la defendi¨®, lo que sus electores evaluar¨¢n. Sino que, m¨¢s madera, dijo que ¡°no estaba en nuestra voluntad deso¨ªr al TC¡±. Se necesita arrojo. Pues la famosa resoluci¨®n parlamentaria I/X de 9/11/2015 juraba que ¡°este Parlamento y el proceso de desconexi¨®n (...)?no se supeditar¨¢n a las decisiones (...), en particular del TC¡±. ?Dec¨ªan verdad entonces, ahora, nunca?
Y la externalizaci¨®n de responsabilidades es una Fuenteovejuna de quincalla. Seg¨²n los consejeros, nadie organiz¨® nada, las urnas brotaron por ensalmo, nadie financi¨®, nadie vot¨® de verdad.
Y todo estaba autorizado. Y si no lo estaba carec¨ªa de efectos jur¨ªdicos. Eran declaraciones ¡°meramente pol¨ªticas¡±, tan solemnes como de trascendencia jur¨ªdica cero.
Para Forcadell pasaba lo mismo. Los due?os de la C¨¢mara eran los grupos parlamentarios. Ni ella ni la Mesa ten¨ªan competencia para filtrar las propuestas ilegales. Solo trastabill¨® cuando la fiscal la inquiri¨® si tampoco rechazar¨ªa una resoluci¨®n favorable a la trata de blancas.
El Pleno la desbordaba. Escuchaba las advertencias de ilegalidad del letrado mayor. Pero las sorteaba al no ser ¡°vinculantes¡±. Y desestimaba todas las peticiones de reconsideraci¨®n a cargo de la oposici¨®n. Ni organiz¨® ni promovi¨® ning¨²n acto. Ninguna movilizaci¨®n. No exist¨ªa. El mandato ya no era siquiera l¨ªquido. Era gaseoso.
Pero con este gas se gase¨® en la C¨¢mara el Estatut de Catalu?a. Se aprobaron unas falsas leyes (refer¨¦ndum, transitoriedad) de abrogaci¨®n estatutaria, dictatoriales: sin el obligatorio qu¨®rum reforzado m¨ªnimo, una mayor¨ªa de dos tercios.
Y se aprob¨® que el presidente de la rep¨²blica nombrase a todos los jueces. ¡°Para que no se abuse del poder, es necesario que el poder [judicial] pare al poder [legislativo y ejecutivo]¡±, reclamaba Montesquieu (Libro XI, cap¨ªtulo IV del Esp¨ªritu de las leyes). Promocionaban un autoritarismo peor que el h¨²ngaro. ?Loando los derechos humanos!
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