?mulos de Trump
La mentira no puede ser un mecanismo electoral normalizado
La mentira en pol¨ªtica no es un fen¨®meno privativo de nuestra ¨¦poca. Tampoco la transformaci¨®n del lenguaje pol¨ªtico en charlataner¨ªa. Lo que s¨ª es nuevo es la aparici¨®n de los famosos ¡°hechos alternativos¡± como base y fundamento de un discurso pol¨ªtico. Aunque Trump no haya sido el primero, el presidente de EE UU ha basado su ¨¦xito como ning¨²n otro en envolverse en enga?os de forma sistem¨¢tica para denigrar al adversario, en lugar de aportar ideas o alternativas pol¨ªticas. Este peligroso estilo ha encontrado ¨¦mulos en Europa y parece estar registrando su propia versi¨®n en algunos pol¨ªticos espa?oles. El caso m¨¢s inquietante es el de Pablo Casado, porque el l¨ªder de uno de los partidos m¨¢s importantes del pa¨ªs no deber¨ªa dejarse tentar por la falsedad como una herramienta esencial de su discurso pol¨ªtico. No se trata de que aparezca en su campa?a como un recurso dial¨¦ctico desafortunado y espor¨¢dico, sino de que se convierta en un mecanismo alarmantemente normalizado.
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En la entrevista concedida el lunes a TVE y en sus ¨²ltimas intervenciones, el dirigente conservador habl¨® sobre el independentismo, la inmigraci¨®n, Venezuela, el paro, el aborto o los Presupuestos. Temas todos ellos relevantes y sobre los que resulta importante saber la opini¨®n del l¨ªder del Partido Popular. El problema es que Pablo Casado utiliz¨® continuamente ¡°hechos alternativos¡±, cuya falsedad es imposible que ¨¦l mismo desconozca. Pedro S¨¢nchez, dijo, lleva ¡°dos meses sin aparecer por el Parlamento¡±, pero el propio Casado pudo comprobar su presencia en el pleno sobre los Presupuestos, hace dos semanas. El dirigente del PP acus¨® tambi¨¦n al presidente S¨¢nchez de ¡°vender la naci¨®n a los que quieren destruirla¡±, en referencia al famoso documento de 21 puntos que presentaron los independentistas y que el Gobierno ha rechazado ¨ªntegramente, lo que el dirigente conservador pudo constatar precisamente en ese mismo pleno en el que los secesionistas dejaron caer las cuentas del Estado y a S¨¢nchez.
Incorporar el uso sistem¨¢tico de la mentira como una estrategia electoral tiene efectos perniciosos sobre la democracia. El uso deliberado del enga?o convierte en impotentes a los ciudadanos porque distorsiona la realidad sobre la cual estos formulan sus juicios y toman sus decisiones. Sin veracidad en la comunicaci¨®n pol¨ªtica, el primer pilar que se resquebraja es el de la libertad. Los hechos son las herramientas con las que cuentan las personas para explorar la realidad, y es en el respeto a ellos donde se fundamenta uno de los pilares b¨¢sicos que erigen las democracias: la confianza.
Por eso, quien falsea la palabra, como sostuvo Montaigne, ¡°traiciona la relaci¨®n p¨²blica¡±: si no hay un mundo com¨²n cuyos datos compartimos, no es posible una evaluaci¨®n com¨²n de la realidad. La discrepancia en pol¨ªtica es inevitable y, m¨¢s a¨²n, aconsejable, para que los ciudadanos puedan optar entre propuestas diferentes. Pero lo que no es aceptable es la construcci¨®n de visiones pol¨ªticas a partir de falsedades que se usan de manera pretendidamente normalizada. Si no compartimos el mundo sobre el que nos pronunciamos, la comunicaci¨®n desaparece. Creer que no existen normas para la comunicaci¨®n pol¨ªtica y que se trata solo de manejar mensajes de consumo inmediato para animar a los propios seguidores y distraer o escandalizar a los adversarios es pregonar que no se tiene especial respeto por los electores.
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