C¨®mo The Prodigy hizo el v¨ªdeo m¨¢s escandaloso de los noventa: incluso cuesta encontrarlo en YouTube

Cuando The Prodigy eran unos desconocidos y solo contaban con alguna maqueta, era el grupo que escuchaba la gente m¨¢s chusca de los barrios m¨¢s chuscos del Reino Unido. Cuando vendieron millones de discos era el grupo m¨¢s celebrado en festivales y megadiscotecas, y la banda que escuchaba la gente m¨¢s chusca de los barrios m¨¢s chuscos del Reino Unido. Su popularidad no merm¨® su autenticidad. Hablamos de los a?os noventa. El 4 de marzo, ha muerto su vocalista,?Keith Flint, a los 49 a?os.

Uno de los puntos ¨¢lgidos de la carrera de The Prodigy es el v¨ªdeo de su canci¨®n?Smack my bitch up. Estamos ante un artefacto visual que hoy ser¨ªa directamente inimaginable. Todo el v¨ªdeo est¨¢ concebido como un plano subjetivo que representa la mirada del personaje. Y es el reflejo de un d¨ªa entero de esta persona. Una jornada que arranca con una ducha y un afeitado. O sea, como se despierta la mitad (masculina) del mundo. Todo correcto. Pero el panorama cambia cuando este sujeto pone un cd (pirateado) que resulta ser la canci¨®n Smack my bitch up, de The Prodigy. Mientras se viste y se calza sus Nike sucias, empieza a beber alcohol. Al instante, esnifa unas rayas de coca¨ªna.

Las im¨¢genes inmediatamente provocaron un esc¨¢ndalo. La BBC se neg¨® a emitirlo; y estamos hablando de un grupo que en ese momento despachaba miles de ejemplares

A partir de ah¨ª empieza una locura que incluye violencia, drogas, v¨®mitos, sexo... La imagen final es enigm¨¢tica. Es la ¨²nica vez que se muestra al autodestructivo protagonista: aparece reflejado en un espejo como una mujer, cuando es evidente durante los cuatro minutos que es un hombre.

Est¨¢ contado de una forma expl¨ªcita en una especie de Trainspotting de cuatro minutos. No es una referencia aleatoria: la reivindicada pel¨ªcula de Danny Boyle basada en la novela de Irvine Welsh se estren¨® en 1996, un a?o antes que Smack my bitch up.?El v¨ªdeo cuesta hoy encontrarlo incluso en YouTube. A veces, un usuario lo cuelga de forma chapucera para a los pocos d¨ªas ser eliminado.

Las im¨¢genes inmediatamente provocaron un esc¨¢ndalo. La BBC se neg¨® a emitirlo; y estamos hablando de un grupo que en ese momento despachaba miles de ejemplares. Seg¨²n datos de la industria, el ¨¢lbum en el que se incluye?Smack my bitch up, de t¨ªtulo The fat of the land (1997), vendi¨® 10 millones de unidades. R¨¢pidamente, la Organizaci¨®n Nacional de Mujeres critic¨® duramente al grupo por "fomentar la violencia dom¨¦stica". "Utiliza a las mujeres como forma de entretenimiento", declar¨® Janice Rocco, presidenta de una de las asociaciones feministas m¨¢s importantes de San Francisco.

Y qu¨¦ dijo el grupo sobre el tema. "Esta canci¨®n es probablemente la m¨¢s in¨²til que he escrito", dijo el l¨ªder de Prodigy, Liam Howlett, a Addicted To Noise. "Pero en directo funciona muy bien. A veces las cosas pueden ser tan jodidamente simples que las letras no necesitan una explicaci¨®n. ?Para qu¨¦ explicarlas? O funcionan o no funcionan. Y para nosotros funciona muy bien. Es un tema realmente emocionante¡±. "La gente debe encontrar la iron¨ªa a esta canci¨®n", se?al¨® Keith Flint.

The Prodigy interpretando 'Smack my bitch up' en 2009.

Un estudio de la empresa PRS Music lo declar¨®, en 2010, el v¨ªdeo m¨¢s pol¨¦mico de la historia de la m¨²sica. Para ofrecer un dato sobre como han cambiado las cosas: fue premiado como Mejor V¨ªdeo Dance y Mejor Video de Artista Revelaci¨®n en los MTV Video Music Awards de 1998. Est¨¢ dirigido por el sueco Jonas ?kerlund, un especialista en este formato que ha firmado trabajos con bandas duras como Rammstein, pero tambi¨¦n con estrellas del calado de Madonna, Lady Gaga o los Rolling Stones.?

La letra de la canci¨®n puede encabezar la lista de las m¨¢s breves y ofensivas de la historia. Solo dos frases: "Change my pitch up/ Smack my bitch up". O sea: "Sube el tono / Abofetea a mi zorra"). Se puede ver el pol¨¦mico v¨ªdeo de?Smack my bitch up pinchando aqu¨ª.