¡°Soy una dama de hierro... Me pasan cosas incre¨ªbles¡±
Khadi Mbaye forma a mujeres encarceladas en peluquer¨ªa y estilismo para que a su salida tengan posibilidades de encontrar un empleo
La peluquer¨ªa es m¨¢s que un oficio para Khadi Mbaye (Saint Louis, Senegal, 1969). Peinar es una tradici¨®n familiar, una herencia, un arte. Su abuela y despu¨¦s su madre hac¨ªan trenzas a sus vecinas. Ella continu¨® con esa actividad. "Pero lo que me pagaban las chicas, lo fui ahorrando", recuerda. As¨ª lo hizo hasta que pudo montar su propio sal¨®n. "Compr¨¦ barras de labios, un espejo, una silla y una mesa". Era 1997 y en toda la ciudad solo hab¨ªa otros dos establecimientos como el suyo. Lejos de temer la competencia, esta mujer vio que otras compart¨ªan su talento y les animaba a emprender sus propios negocios. Si para ella, disponer de ingresos con los que sacar adelante a sus cuatro hijos, de un padre con tres esposas que no pod¨ªa hacerse cargo de ellos, hab¨ªa significado ser independiente y aut¨®noma, ?por qu¨¦ no pod¨ªan hacerlo las dem¨¢s? "Me convert¨ª en una activista de la peluquer¨ªa".
No satisfecha con alentar y ayudar con sus propios recursos a otras mujeres para abrir sus negocios de peluquer¨ªa, Mbaye empez¨® a ir los mi¨¦rcoles y jueves a la c¨¢rcel femenina de la ciudad senegalesa para ense?arles el oficio. "Me di cuenta de que cuando sal¨ªan de prisi¨®n, no ten¨ªan trabajo. Eso me molestaba porque es importante que tengan un modo de ganarse la vida", contin¨²a su relato en wolof, que la menor de sus hijas traduce al franc¨¦s. "Para m¨ª, una persona que ha pasado por la c¨¢rcel y otra que no, son lo mismo: parte de la sociedad", razona. Pero esa formaci¨®n no es suficiente, as¨ª que tambi¨¦n les facilita un curso de tres meses en su sal¨®n cuando ya est¨¢n en libertad. Al finalizar, expide un certificado que les sirve para solicitar un empleo o emprender su propio negocio. Con orgullo, la maestra subraya que 10 de los establecimientos de belleza que hay en Saint Louis son regentados por sus exalumnas.
A Mbaye le ha ido bien. Su peluquer¨ªa prosper¨®, sus aprendices tambi¨¦n. Con su oficio gan¨® algo m¨¢s que dinero: su independencia. Adem¨¢s, obtiene ingresos extra como soladora. "Un chico me corta los azulejos y yo los coloco", corrobora ante la incredulidad de los presentes. "Soy una dama de hierro", explica entre risas su energ¨ªa. "Nunca me ha gustado pedir, quiero conseguir las cosas por mis propios medios. Desde peque?a he sido una ni?a luchadora" ,aclara, ya seria. "Muchas veces, mis compa?eras peluqueras se quejan de que est¨¢n cansadas, pero yo no".
¡°En Senegal hay mucha gente con talento, pero que no tiene recursos¡±
Pese al esfuerzo que Mbaye realiza en sus diversas actividades, no es mujer taca?a. Lo que obtiene, asegura, lo dedica a su familia y sus vecinos. Sus tres hijas mujeres, presentes en la charla en el sal¨®n de su vivienda, asienten y confirman que su madre no exagera. "Es peleona y valiente. Ha hecho todo por nosotras. Todo lo que ves es gracias a ella. Al mismo tiempo es nuestra confidente y amiga", apunta la menor, Aminata Samb, que a¨²n estudia en el instituto y sue?a con estudiar moda en la escuela de Bellas Artes en Dakar, la capital.
"En Senegal hay mucha gente con talento, pero que no tiene recursos", argumenta Mbaye su generosidad apoyando a otras con fondos, materiales y formaci¨®n para que monten sus salones y encuentren trabajo. Es dinero bien invertido, opina. "Las mujeres son m¨¢s luchadoras que los hombres". Piensa en las vecinas del barrio de Guet Ndar, que se dedican predominantemente a la transformaci¨®n de pescado. "No deja de sorprenderme su capacidad de trabajo". Desea, sin embargo, que esa fuerza femenina se traduzca en algo m¨¢s que en el hecho de tener un empleo. "Me gustar¨ªa animarlas a que evolucionen, a que no dependan ni del Gobierno ni sus maridos. Que tengan su propia casa, sus bienes, su transporte para vender ellas mismas el pescado en Dakar. Que sean m¨¢s independientes", expone.
Mbaye sabe, aunque no lo reconoce abiertamente, que es un ejemplo de mujer. Paras sus hijas lo es. Ellas han sido testigos de los reconocimientos que ha recibido su progenitora y han recibido en su casa la visita de importantes personalidades que quer¨ªan conocerla. "Me pasan cosas incre¨ªbles. Yo abro las puertas cada d¨ªa y no s¨¦ lo que va a ocurrir", afirma con modestia, como si los honores no fueran el resultado de su trabajo. "?Qui¨¦n me iba a decir que vendr¨ªan periodistas extranjeros a entrevistarme?".
Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter y Facebook e Instagram, y suscribirte aqu¨ª a nuestra newsletter.
Sobre la firma
M¨¢s informaci¨®n
Archivado En
- Saint Louis
- Senegal
- Igualdad salarial
- Igualdad oportunidades
- ?frica central
- Desigualdad social
- Salarios
- D¨ªa de la mujer
- ?frica subsahariana
- Feminismo
- Empleo femenino
- D¨ªas mundiales
- ?frica
- Derechos mujer
- Movimientos sociales
- Empleo
- Relaciones g¨¦nero
- Mujeres
- Condiciones trabajo
- Eventos
- Trabajo
- Sociedad
- Qu¨¦ mueve a¡
- Planeta Futuro