La paz armada de los Agnelli
Tras la muerte de Marella Agnelli, la familia se prepara para enfrentar el reparto de la herencia, con el conflicto entre Margherita y su hijo John Elkann como tel¨®n de fondo
La muerte de Marella Agnelli, la matriarca del explosivo clan, lo m¨¢s parecido a una familia real que tiene Italia, ha reabierto en la estirpe viejas heridas que nunca llegaron a cerrarse a cuenta de la ingente fortuna a repartir y ha evidenciado las zonas de sombra de una dinast¨ªa marcada por el ¨¦xito y la tragedia. Sobre los Agnelli planea el espectro de una guerra fratricida que se abri¨® en 2003, tras la muerte del patriarca Gianni, el playboy vanidoso que reinvent¨® Fiat. Marella ¨Cque falleci¨® el pasado 23 de febrero¨C y su ¨²nica hija, Margherita, ¡ªsu hijo Edoardo se suicid¨® en el a?o 2000¡ª se enfrascaron en una batalla sin cuartel que dividi¨® en dos a la familia. La explosi¨®n lleg¨® en varios tiempos. Primero se desat¨® la contienda, un a?o despu¨¦s lleg¨® lo que parec¨ªa un armisticio en forma de acuerdo de reparto de la herencia y m¨¢s tarde volvi¨® la pugna cuando la hija acus¨® a la madre de haberla enga?ado para firmar el pacto.
Actualmente se percibe una concordia que puede romperse en cualquier momento. ¡°Todo hac¨ªa pensar que pudiera desencadenarse una nueva guerra, m¨¢s sanguinaria si cabe esta vez, pero, en cambio, parece que todo se encamina hacia una ¡®paz armada¡¯: todos tienen las armas listas, pero fingen estar en paz¡±, explica a EL PA?S el periodista Gigi Moncalvo, uno de los mayores conocedores de la familia Agnelli y de sus infinitos entresijos. Este autor de varias biograf¨ªas no autorizadas de los reyes?de Italia, como I Lupi e gli Agnelli (Los lobos y los Agnelli ¨Cen italiano el apellido significa ¡°corderos¡±), Agnelli Segreti (Los Agnelli Secretos) o I Caracciolo, asegura que la hija de Gianni y Marella sac¨® el pa?uelo blanco en el funeral de la mamma del clan y garantiz¨® a sus descendientes que no tiene intenci¨®n de reabrir la batalla por los bienes de la difunta. La mayor¨ªa de las propiedades han pasado a manos de John Elkann, hijo de Margherita y principal heredero del imperio Agnelli. En cambio, Margherita, que vive en Suiza con su segundo marido, el conde ruso Sergio de Pahlen, no mencion¨® nada de la aut¨¦ntica joya de la corona: las acciones del conglomerado familiar. En base al acuerdo que madre e hija firmaron en 2004, Margherita renunci¨® a su parte en las sociedades del grupo empresarial que en aquel momento se asomaba al abismo y hoy se ha convertido en un coloso boyante.
Margherita siempre ha intentado impugnar ese contrato. Perdi¨® la batalla en los juzgados italianos pero el proceso, aunque estancado, sigue abierto en un tribunal de Ginebra. Su ¨²ltimo intento ha consistido en aferrarse a ¡°errores formales¡± en la redacci¨®n del documento. ¡°Cuando Margherita dice que no batallar¨¢ por los bienes de la familia dice la verdad, pero es una verdad a medias. La verdadera paz llegar¨ªa si renuncia a la causa abierta en Suiza¡±, dice Moncalvo.
Antes de ofrecer la tregua definitiva, Margherita espera un gesto de buena voluntad de su primog¨¦nito para enterrar las armas y que le d¨¦ un espacio a ella y a sus hermanos en el imperio familiar. A Margherita, que en total tiene ocho v¨¢stagos ¡ªlos tres Elkann, de su primer matrimonio, y los cinco Pahlen, del segundo¡ª le duele que John nunca haya tenido en cuenta a todos sus hermanos y que solo los Elkann ocupen puestos de relevancia en las empresas de la familia. ¡°Quiere ser respetada y legitimada, que la tengan en cuenta, algo que no se ha hecho hasta ahora¡±, se?ala Moncalvo. ¡°Si John la nombrara ¡ªy no le costar¨ªa nada¡ª presidenta de la fundaci¨®n cultural Giovanni Agnelli ser¨ªa un gesto de legitimaci¨®n, de reconocimiento, su madre estar¨ªa contenta. Los otros cinco hijos podr¨ªan ocupar alg¨²n cargo en consejos de administraci¨®n de alg¨²n ente de la familia (museos, palacios...) Con eso demostrar¨ªa que los toma en consideraci¨®n¡±, apunta Moncalvo.
En este choque de trenes en el seno de una de las ¨²ltimas grandes dinast¨ªas industriales europeas, de un lado est¨¢ Margherita, pr¨¢cticamente excluida de la familia desde la muerte del Avvocato, y del otro, sus tres primeros hijos, John, Lapo y Ginevra Elkann. La ambici¨®n, el patrimonio incalculable, los equilibrios de poder, los bienes de lujo y las acciones han conseguido sepultar los sentimientos durante a?os. Sin embargo, los ¨²ltimos d¨ªas antes del fallecimiento de Marella se produjo un acercamiento forzoso en la familia. A pesar del bloqueo de los ¨²ltimos tiempos, John accedi¨® a que la hija viera a la madre antes de que muriera. Romper el hielo entre familiares que no se han dirigido la palabra y que se han lanzado todo tipo de cuchillos en 15 a?os no es sencillo, aunque Moncalvo asegura que Margherita reconoci¨® con pesar en el funeral de su madre que la guerra ha dinamitado por completo los lazos familiares. ¡°No conozco a mis nietos y ellos no me consideran una abuela¡±, lament¨®. ¡°La de los Agnelli es una batalla ligada al dinero, al poder m¨¢s que a los afectos, con unos enormes problemas de comunicaci¨®n de por medio para descubrir sentimientos en una familia en la que nunca los ha habido¡±, opina el escritor.
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