Interior paraliza un experimento de estimulaci¨®n el¨¦ctrica cerebral con presos violentos
Quince condenados por asesinato han participado en la investigaci¨®n, realizada en las c¨¢rceles de Huelva y C¨®rdoba
El Ministerio del Interior ha ¡°paralizado cautelarmente¡± una investigaci¨®n cient¨ªfica que, desde 2016, ha aplicado una estimulaci¨®n el¨¦ctrica cerebral a 41 presos violentos, 15 de ellos homicidas, para estudiar su agresividad, seg¨²n ha confirmado a EL PA?S un portavoz de Instituciones Penitenciarias. El experimento, realizado en las c¨¢rceles de Huelva y C¨®rdoba, consiste en suministrar una leve corriente de 1,5 miliamperios en la frente de los reclusos y evaluar antes y despu¨¦s sentimientos como la hostilidad y la rabia.
Raquel Mart¨ªn, una psic¨®loga de 25 a?os, lleva desde 2016 encontr¨¢ndose en estas prisiones espa?olas con hombres condenados por asesinato y robos con violencia. Primero, la investigadora se interesa por los delitos por los que est¨¢n en la c¨¢rcel y realiza un cuestionario de 40 puntos. Los reclusos deben responder si son falsas o verdaderas afirmaciones como ¡°Si se me provoca lo suficiente, puedo golpear a otra persona¡± o ¡°Algunas veces me siento como un barril de p¨®lvora a punto de estallar¡±.
Despu¨¦s, Mart¨ªn coloca electrodos en el cr¨¢neo de los reclusos y, durante media hora, procede a la llamada estimulaci¨®n transcraneal con corriente directa, con el objetivo de activar su corteza prefrontal, un ¨¢rea del cerebro potencialmente relacionada con la agresividad. Son tres sesiones durante tres d¨ªas. Al terminar, vuelve a hacer las mismas 40 preguntas.
¡°Antes de la estimulaci¨®n el¨¦ctrica, los presos suelen responder de manera muy violenta. Dicen que si se la hacen, se la pagan. Despu¨¦s de las tres sesiones, se sienten relajados y muchos dicen notar una especie de paz interior¡±, explica Mart¨ªn. La investigaci¨®n es su tesis doctoral. Los primeros resultados se publicaron en enero en la revista especializada Neuroscience y fueron divulgados ayer en la revista brit¨¢nica New Scientist. Esta tarde, Instituciones Penitenciarias ha paralizado la segunda fase hasta recibir un informe solicitado a la subdirecci¨®n general de Sanidad Penitenciaria. El permiso para realizar el estudio se concedi¨® con el PP en el poder, subrayan las fuentes de Interior.
El estudio est¨¢ coordinado por los psic¨®logos Andr¨¦s Molero, de la Universidad de Huelva, y Guadalupe Nathzidy Rivera, de la Universidad Aut¨®noma de Baja California, en M¨¦xico. Molero muestra su sorpresa ante la paralizaci¨®n cautelar, ya que la segunda fase ya hab¨ªa sido aprobada por las autoridades penitenciarias el 22 de enero de 2019 y se iba a empezar a llevar a cabo este mismo mes en la c¨¢rcel de Huelva.
¡°La estimulaci¨®n el¨¦ctrica tiene un potencial de uso muy alto¡±, explica el psic¨®logo. Sus resultados muestran ca¨ªdas de hasta un 37% en sentimientos como la agresividad f¨ªsica. Los presos se apuntaron al experimento de manera voluntaria y no registraron efectos adversos relevantes. Un grupo de control, que fue sometido a un parip¨¦ de estimulaci¨®n el¨¦ctrica, no mostr¨® una reducci¨®n de la agresividad.
¡°La estimulaci¨®n transcraneal con corriente directa es una t¨¦cnica no invasiva, port¨¢til, barata y sencilla. Si hay evidencia cient¨ªfica de que funciona, ser¨ªa cuesti¨®n de regular su uso¡±, defiende Molero. Estudios recientes han mostrado su potencial como tratamiento de trastornos como la ansiedad y la depresi¨®n.
El neurocient¨ªfico alem¨¢n Michael Nitsche tambi¨¦n ha participado en los trabajos en las c¨¢rceles espa?olas. ¡°En mi opini¨®n, el resultado m¨¢s interesante de este estudio es que sugiere una contribuci¨®n del control prefrontal en, al menos, la agresividad subjetiva, por lo que mejora nuestra comprensi¨®n b¨¢sica de los mecanismos de percepci¨®n de la agresi¨®n y, quiz¨¢, tambi¨¦n del control neuronal del comportamiento agresivo¡±, apunta el cient¨ªfico, del Centro de Investigaci¨®n Leibniz, en Dortmund. ¡°Futuros estudios dir¨¢n si esta percepci¨®n de una disminuci¨®n de la agresividad se corresponde con una reducci¨®n real de la conducta agresiva¡±, advierte. En Espa?a, de momento, estas investigaciones est¨¢n pendientes de la decisi¨®n de Instituciones Penitenciarias.
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