A la caza de todos los hombres que se apelliden igual
Un vac¨ªo legal permite investigar el ADN de familiares de sospechosos de cr¨ªmenes y a personas de su mismo origen geogr¨¢fico
El cuerpo sin vida de la ni?a Inmaculada Arteaga, de 15 a?os, apareci¨® el 18 de marzo de 2001 al pie de los quijotescos molinos de viento de su pueblo, Campo de Criptana, en Ciudad Real. El cad¨¢ver estaba semidesnudo y con la cara destrozada a golpes. Los investigadores, sin embargo, no encontraron restos de semen ni otras pistas concluyentes. Tres a?os despu¨¦s, la investigaci¨®n lleg¨® a un punto muerto. Nadie parec¨ªa saber nada.
El bi¨®logo Antonio Alonso revive el caso mientras lo cuenta. En 2004, ante la falta de pruebas, el equipo policial solicit¨® al Instituto Nacional de Toxicolog¨ªa y Ciencias Forenses un an¨¢lisis exhaustivo de algunas prendas de Inmaculada. Y el equipo de Alonso logr¨® lo que parec¨ªa imposible: detectar en la camiseta y en el sujetador de la ni?a restos microsc¨®picos de la saliva de un hombre. Los cient¨ªficos se pusieron en marcha. El an¨¢lisis de ADN mostraba que el cromosoma Y ¡ªque se traspasa de padres a hijos varones¡ª era muy similar al de otro hombre del entorno de Inmaculada al que se hab¨ªan tomado muestras. Aquel presunto pariente se apellidaba Mu?oz-Quir¨®s.
¡°La Polic¨ªa procedi¨® entonces a seleccionar a trav¨¦s del padr¨®n de Campo de Criptana a los varones cuyo primer apellido fuera el mismo¡±, rememora Alonso. Los agentes buscaron a todos los Mu?oz-Quir¨®s del pueblo, de 14.000 habitantes, para pedirles una prueba voluntaria de ADN. Hasta que la gen¨¦tica dio con el culpable: las babas descubiertas en la ropa de la ni?a pertenec¨ªan a Santiago Mu?oz-Quir¨®s, un alba?il que ten¨ªa 19 a?os en el momento del homicidio. Acorralado, confes¨® el crimen.
La identificaci¨®n de sospechosos a trav¨¦s de b¨²squedas de familiares, excepcional en Espa?a, se encuentra ahora en el centro del debate dentro de la comunidad gen¨¦tica forense, por sus implicaciones ¨¦ticas y legales. En EE UU, la controversia va m¨¢s all¨¢. El 26 de abril, el FBI detuvo al septuagenario Joseph James DeAngelo, acusado de 45 violaciones y 12 asesinatos entre 1976 y 1986. Tras cuatro d¨¦cadas de fracasos, a uno de los investigadores se le ocurri¨® meter el perfil gen¨¦tico hallado en los cr¨ªmenes en una base de datos abierta en internet, llamada GEDmatch, en la que la gente sube su ADN para averiguar sus or¨ªgenes o buscar familiares. Varias coincidencias condujeron a DeAngelo. Las fuentes consultadas en Polic¨ªa y Guardia Civil sostienen que este tipo de investigaci¨®n nunca se ha hecho en Espa?a y dudan de su legalidad.
Antonio Alonso es una de las referencias en Espa?a en el an¨¢lisis de ADN. Su centro es una de las seis instituciones p¨²blicas ¡ªjunto a la Guardia Civil, la Polic¨ªa Nacional, los Mossos d'Esquadra, la Ertzaintza y la Polic¨ªa Foral de Navarra¡ª que pueden consultar la Base de Datos Nacional de Perfiles de ADN, con aproximadamente 400.000 registros gen¨¦ticos de investigaciones criminales.
El archivo no para de crecer, incluso con restos olvidados durante d¨¦cadas. El Servicio de Criminal¨ªstica de la Guardia Civil todav¨ªa celebra la resoluci¨®n de un caso que llevaba m¨¢s de 20 a?os enquistado: el de los carceleros de Publio Cord¨®n. El empresario, fundador del Grupo Hospitalario Quir¨®n, fue secuestrado por la banda terrorista GRAPO el 27 de junio de 1995, cuando paseaba por Zaragoza con sus perros. Su cad¨¢ver nunca ha aparecido, pero dos d¨¦cadas despu¨¦s de los hechos los expertos de la Guardia Civil aprovecharon una pista gen¨¦tica.
Los terroristas intentaban extorsionar a la familia por correo postal. A la casa de Cord¨®n llegaban cartas que exig¨ªan 400 millones de pesetas, en los t¨ªpicos sobres que se cierran pasando la lengua por la solapa. Ten¨ªan suficiente ADN como para obtener un perfil gen¨¦tico. ¡°Coincid¨ªa con una persona que hab¨ªa sido detenida en Francia¡±, recuerda el comandante V¨ªctor Esteban. ¡°Y pudimos determinar qu¨¦ persona es la que cerr¨® ese sobre¡±. Fue Mar¨ªa Victoria G¨®mez M¨¦ndez. El pasado diciembre, fue condenada a 30 a?os de c¨¢rcel.
La de Cord¨®n es una investigaci¨®n cl¨¢sica: la b¨²squeda del ADN del sospechoso en las bases de datos. Pero los avances de la gen¨¦tica abren nuevas posibilidades que la ley ni siquiera contempla. ¡°Hay un cierto vac¨ªo legal en cuanto a los estudios en los que se puede determinar el color de pelo, de la piel, de los ojos y la procedencia geogr¨¢fica de las personas¡±, admite el comandante. Los investigadores ya pueden saber a partir del ADN, con bastante precisi¨®n, si el asesino era rubio, blanco, de ojos azules y europeo. O si era norteafricano, como ocurri¨® en el caso de Eva Blanco.
La joven, de 17 a?os, regresaba a su casa en Algete tras pasar la noche en una discoteca cuando fue violada y asesinada a pu?aladas, el 20 de abril de 1997. El ADN extra¨ªdo del semen no coincid¨ªa con el de ning¨²n sospechoso y la investigaci¨®n nunca lleg¨® a ninguna parte. Hasta 2014. La Guardia Civil recurri¨® entonces al laboratorio de ?ngel Carracedo en la Universidad de Santiago de Compostela, con un encargo excepcional: intentar averiguar el origen geogr¨¢fico del asesino. Y el genetista respondi¨® con un informe: el ADN suger¨ªa que era norteafricano.
La Guardia Civil, como en el caso de los Mu?oz-Quir¨®s de Campo de Criptana, acudi¨® al padr¨®n y busc¨® a todos los magreb¨ªes que viv¨ªan en Algete en 1997, para pedirles un an¨¢lisis de ADN voluntario. Dos hermanos mostraron un perfil gen¨¦tico similar al del violador. Y ese hilo condujo a un tercer hermano que viv¨ªa en Francia, Ahmed Chelh. Tras ser detenido como presunto culpable, en enero de 2016 apareci¨® ahorcado con los cordones de sus zapatillas en su celda de la prisi¨®n madrile?a de Alcal¨¢ Meco.
Las b¨²squedas a trav¨¦s del ADN de familiares de un sospechoso o de personas de su mismo origen geogr¨¢fico son, de momento, ¡°anecd¨®ticas¡±, seg¨²n Pedro Sogo, jefe de servicio de la Unidad Central de An¨¢lisis de la Polic¨ªa Cient¨ªfica. La Ley de 2007 que regula la base de datos policial establece que ¡°solo podr¨¢n ser inscritos aquellos perfiles de ADN que sean reveladores, exclusivamente, de la identidad del sujeto ¡ªla misma que ofrece una huella dactilar¡ª y del sexo, pero, en ning¨²n caso, los de naturaleza codificante que permitan revelar cualquier otro dato o caracter¨ªstica gen¨¦tica¡±.
¡°No se pueden incluir los resultados obtenidos en la base de datos, pero eso no impide que se puedan analizar¡±, aclara ?scar Garc¨ªa, de la Unidad de Ciencias Forenses de la Ertzaintza. Su equipo tiene encima de la mesa el caso de un violador en serie en Euskadi. Unas v¨ªctimas describen al agresor como europeo y otras creen que es norteafricano. ¡°Investigamos, en colaboraci¨®n con la Universidad de Santiago de Compostela, su ancestralidad y color de pelo, ojos y piel. El sospechoso es europeo. Color de piel blanca, color de ojos marr¨®n, pelo moreno¡±, detalla. ¡°Es un tema todav¨ªa sin resolver¡±.
¡°La legislaci¨®n va siempre m¨¢s retrasada que la investigaci¨®n¡±, resume la jefa del Laboratorio de ADN de la Polic¨ªa Cient¨ªfica, Elena Rivas. El futuro es inimaginable. Los cient¨ªficos ya pueden determinar con alt¨ªsima precisi¨®n si una persona es negra (99%), de ojos marrones (95%), de ojos azules (94%) o pelirroja (93%). Un proyecto europeo de cinco millones de euros, en el que participan ?ngel Carracedo y Antonio Alonso, busca ahora nuevos marcadores gen¨¦ticos que permitan realizar un retrato robot perfecto de un sospechoso a partir del ADN hallado en el lugar de un crimen. La edad es una asignatura pendiente. ¡°Hemos aplicado a gemelos id¨¦nticos los m¨¦todos actuales para calcular la edad y hemos encontrado hasta 15 a?os de variaci¨®n¡±, advierte Marian Mart¨ªnez de Pancorbo, catedr¨¢tica de Biolog¨ªa Celular de la Universidad del Pa¨ªs Vasco.
¡°El ADN no es infalible¡±, alerta Alonso. ¡°Todas las personas, adem¨¢s de nuestro ADN, llevamos ADN de las personas con las que convivimos. Si yo te doy la mano, te transfiero c¨¦lulas m¨ªas y t¨² me transfieres c¨¦lulas tuyas. Si luego toco una superficie, puedo dejar restos tuyos¡±, explica el bi¨®logo. Las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado tampoco son infalibles. En el caso de la ni?a Asunta Basterra Porto, cuyos padres adoptivos fueron condenados por asesinato, hubo un tercer imputado: un hombre colombiano cuyo semen apareci¨® en la camiseta de la peque?a. El juez que investig¨® la muerte, Jos¨¦ Antonio V¨¢zquez Ta¨ªn, concluy¨® que la contaminaci¨®n se hab¨ªa producido en el laboratorio de Criminal¨ªstica de la Guardia Civil, al cortar con las mismas tijeras la ropa de la ni?a y un cond¨®n de otro caso. Los agentes siempre han negado el error. El colombiano se salv¨® porque ten¨ªa coartada.