?Somos los padres capaces de educar a nuestros hijos sin estereotipos de g¨¦nero?
Los micromachismos son una realidad en muchos hogares, pero se pueden corregir para conseguir el reto de criar en igualdad desde el principio
?En qu¨¦ momento podr¨ªamos situar la aparici¨®n del machismo a la hora de educar a nuestros hijos? Realmente, ?somos capaces de criarlos en igualdad y sin estereotipos de g¨¦nero? Seguramente muchos de nosotros pensemos que lo estamos haciendo bien, pero seg¨²n los expertos hay cosas que se nos escapan. Y estas cosas son los micromachismos, esas sutiles actitudes y comportamientos que realizamos de forma cotidiana y en las que no entramos a valorar si son machistas o no.
Son aptitudes que seguramente nos han inculcado desde la infancia y de las que no nos percatamos pero que, seg¨²n los expertos, pueden configurar la mente futura de nuestros peque?os hacia una forma de comportarse que empiece a alejarse de la igualdad desde edades muy tempranas. Son cosas tan comunes como el color de la ropa, el juguete que elegimos en Navidad o c¨®mo repartimos las tareas del hogar, cosas en las que no reparamos porque nos salen de forma autom¨¢tica.
Hablando con padres al respecto, siempre me encuentro con la misma aptitud. Todos estamos preocupados porque nuestros hijos e hijas est¨¦n educados lejos del machismo y del patriarcado, aunque junto a estas afirmaciones casi categ¨®ricas, siempre aparecen a colaci¨®n las mismas dudas del tipo: ¡°A la ni?a siempre la he vestido de negro y nada, ella, siempre empa?ada con el rosa¡± o ¡°El a?o pasado el ni?o se vino arriba y nos pidi¨® un mu?eco para Reyes, aunque este a?o ha vuelto al cami¨®n y a los coches, ?qu¨¦ le habr¨¢ pasado?¡±.
Obviamente, tampoco hay que pasarse, y mucho menos volverse loco, todo en su justa medida, ni que la ni?a sea castigada por ir de princesa, lo que, seg¨²n la psicolog¨ªa es una etapa totalmente normal de cualquier peque?a, ni que el ni?o lo sea porque le gusten los camiones. El problema, seg¨²n los expertos, es abusar y tender siempre hacia el mismo lado de la balanza.
Ana Guerrero, psic¨®loga y coordinadora del departamento de Orientaci¨®n del grupo Brains International Schools, explica que lo mejor es que los padres hagamos un trabajo de introspecci¨®n y consigamos cambiar el modelo educativo del que venimos y que sin darnos cuenta ofrecemos a nuestros hijos. ¡°Los m¨¢s peque?os aprenden por s¨ª solos que existen diferencias f¨ªsicas entre los ni?os y las ni?as, pero tambi¨¦n aprenden comportamientos, actitudes y expectativas ligadas a los roles de g¨¦nero", sostiene la experta. "Y ellos tambi¨¦n pueden mantener las creencias respecto al papel que la cultura tradicional, patriarcal, asigna a las mujeres y a los hombres, manteniendo la distribuci¨®n injusta de derechos y oportunidades para las mujeres¡±, a?ade la psic¨®loga. Y esto se puede moldear desde el hogar con nuestra ayuda.
?C¨®mo evitarlo y cu¨¢les son los micromachismos que m¨¢s usamos en el hogar?
- Elecci¨®n del color: tradicionalmente se ha asociado el color rosa con las ni?as y el color azul con los ni?os. Los adultos, por nuestra parte, podemos contribuir a no marcar con colores el g¨¦nero de ni?os y ni?as en la ropa, la decoraci¨®n de sus habitaciones o en sus complementos.
- Todos ayudamos con las tareas del hogar: involucrar a los ni?os en las tareas del hogar nos permite fomentar la autonom¨ªa y el sentido de la responsabilidad entre los m¨¢s peque?os. En este sentido, debemos involucrar por igual a los hijos y a las hijas. Lo m¨¢s importante, en todas las edades, es educar con el ejemplo. Pap¨¢ y mam¨¢ se repartir¨¢n las tareas del hogar a partes iguales.
- Juguetes: los juguetes no deber¨ªan ser productos exclusivos de un g¨¦nero y no deber¨ªan limitar la creatividad y el desarrollo de las capacidades. De la misma forma que los colores, debemos dar la oportunidad de poder divertirnos, aprender y desarrollar procesos madurativos a trav¨¦s de los juguetes sin distinci¨®n de g¨¦nero. Se trata de romper con la idea de asociar a las ni?as solo con juguetes que tienen que ver con la belleza o el cuidado y a los ni?os con la acci¨®n, las construcciones y los deportes. Tan interesante puede ser para una ni?a desarrollar sus habilidades motrices y sociales a trav¨¦s de juegos con la pelota, como para un ni?o desarrollar su sensibilidad y empat¨ªa a trav¨¦s del cuidado de una mu?eca.
- Las ni?as tambi¨¦n pueden marcar goles: Las ni?as pueden ser tan buenas en los deportes como los ni?os, solo hay que darles la oportunidad de desarrollar sus habilidades. Cada vez hay m¨¢s ni?as que juegan al f¨²tbol, deporte tradicionalmente masculino. Hay que facilitar espacios de juegos comunes, compartidos, donde sean respetadas en su deseo de jugar tambi¨¦n al f¨²tbol.
- Profesiones: las profesiones tampoco tienen g¨¦nero. Podemos animar a ni?os y ni?as a que puedan desear ser lo que quieran, a que sue?en con aquello que les fascina o admiran, y ofrecer ejemplos de hombres y mujeres que puedan ser referentes en esa profesi¨®n: desde mujeres polic¨ªas, astronautas o cient¨ªficas a hombres enfermeros, cocineros o modistos.
Qued¨¦monos con esta idea de la experta. ¡°Para educar en igualdad primero tenemos que aprender a conocer y detectar en nosotros mismos, los padres y madres, los micromachismos que pueden estar condicionando nuestra manera de comportarnos", prosigue la experta. "Para promover todos los cambios que favorezcan en los ni?os y ni?as un desarrollo m¨¢s respetuoso con ellos como personas, en igualdad de derechos y oportunidades¡±, concluye Ana Guerrero.
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