Igualdad radical
El movimiento feminista impone una nueva energ¨ªa democratizadora
Hoy, D¨ªa Internacional de la Mujer, se celebra el primer aniversario del arranque de una serie sostenida de manifestaciones que han ido congregando en las calles a centenares de miles de mujeres de todo el mundo. El 8 de marzo de 2018, Espa?a, fiel a una arraigada tradici¨®n feminista que llega al menos desde los tiempos de la II Rep¨²blica, respondi¨® con sensibilidad y urgencia situ¨¢ndose en la vanguardia de la lucha por el avance de los derechos y oportunidades de las mujeres con una movilizaci¨®n sin precedentes. Desde entonces, se ha observado la solidez argumentativa y la inteligencia organizativa de un movimiento, el feminista, capaz de sostener en el tiempo unas reivindicaciones que, impulsadas viralmente y desarrolladas en un plano mayoritariamente horizontal, han demostrado no ser flor de un d¨ªa, sino que se han consolidado como uno de los ejes pol¨ªticos del presente y del futuro del pa¨ªs.
El estallido reivindicativo de los ¨²ltimos meses ha permeado otros debates esenciales, como el de la precarizaci¨®n de la vida, fen¨®meno que afecta a amplias mayor¨ªas sociales en pr¨¢cticamente todos los pa¨ªses del planeta, pero que plantea situaciones agravadas para el bienestar y las necesidades de las mujeres. Los recortes en el ¨¢mbito de la protecci¨®n social entorpecen seriamente el camino hacia la plena participaci¨®n, articulando de nuevo viejas formas de subordinaci¨®n y discriminaci¨®n que colocan a las mujeres en clara situaci¨®n de desventaja estructural con respecto a sus pares masculinos en todos los niveles de la vida. Supone, adem¨¢s, un peligro a?adido: que se siga confundiendo igualdad con meritocracia, definiendo err¨®neamente los escenarios de ausencia de discriminaci¨®n como la mera eliminaci¨®n de obst¨¢culos en el ascenso por la escalera corporativa de puestos de poder y reconocimiento para las mujeres.
La agenda feminista se desarrolla globalmente, pero a su vez impone preguntas y respuestas adaptadas a los contextos espec¨ªficos de aquellos lugares donde el estallido de esta nueva energ¨ªa democratizadora, espec¨ªficamente femenina, ha ganado una visibilidad y reconocimiento p¨²blicos inusitados. Bajo el impulso de esta cuarta ola del feminismo, se cuestionan de nuevo las estructuras de poder, reivindicando una concepci¨®n amplia e integradora de lo que implica realmente la violencia ejercida desde ¨¢mbitos estatales y sociales contra las mujeres, y poniendo sobre la mesa medidas sobre la justicia ambiental y distributiva que exigen el pleno reconocimiento, de hecho y de derecho, de todas las formas de trabajo, visibles e invisibles, en las que est¨¢n involucradas las mujeres, aglutinadas hoy bajo el concepto del cuidado.
Desde pa¨ªses tan distintos como China, India, Argentina o T¨²nez hasta otros m¨¢s pr¨®ximos a nuestras realidades sociales, las mujeres en toda su diversidad han tenido que enfrentarse a la redefinici¨®n de lo que significa la igualdad radical, y a hacerlo adem¨¢s en un contexto donde las promesas rotas de la globalizaci¨®n han producido un repliegue identitario de corte tradicionalista y nativista que amenaza con una peligrosa involuci¨®n.
La instrumentalizaci¨®n pol¨ªtica del malestar social impulsada por los nuevos hombres fuertes en Polonia, Hungr¨ªa, Brasil o Estados Unidos ha conducido a la presencia de ajados discursos sobre valores familiares que retratan de nuevo a las mujeres como portadoras de las esencias nacionales, convirtiendo a las d¨ªscolas, ruidosas y descontentas en el principal objeto de la ira de su reacci¨®n. Sin embargo, en un momento en el que el ascenso de las fuerzas ultras muestra su pujanza en todo el mundo, incluido nuestro pa¨ªs, observamos tambi¨¦n el rotundo s¨ª de las irlandesas a la despenalizaci¨®n del aborto, algo que el Senado en Argentina solo ha logrado retrasar. Y tambi¨¦n la potencia transformadora de una contundente respuesta ciudadana, decidida a demostrar que el camino emprendido hacia una radical concepci¨®n igualitaria del mundo es ya irreversible.
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