La historia de la mujer que puso de moda un g¨¦nero musical que acabar¨ªa siendo el m¨¢s machista
Sylvia Robinson, art¨ªfice hace 40 a?os de ¡®Rapper¡¯s delight¡¯, de The Sugarhill Gang, llev¨® el hip hop de las calles a las listas de ventas
Hoy, por primera vez en la historia, algunas mujeres cuentan de verdad en el hip hop. Los discos de Cardi B, Nicki Minaj y SZA no solo llegan a los puestos m¨¢s altos de las listas, sino que son elegidos al final de cada a?o por publicaciones de renombre (de Time a Rolling Stone) como los mejores de la temporada. Hasta hace poco, en cambio, el rap era un club de hombres en el que el machismo campaba a sus anchas. Letras que hablan de tratar a las chicas como prostitutas y v¨ªdeos que muestran a raperos escoltados por un har¨¦n de mujeres semidesnudas han estado a la orden del d¨ªa. Ir¨®nico, cuando el rap es lo que es, en gran medida, gracias a lo que hizo una mujer hace justo 40 a?os, en 1979.
La historia de Sylvia Robinson, conocida como ¡°la madre del hip hop¡±, es una de las muchas que relata Miguel ?ngel Bargue?o en su reciente libro Las chicas son rockeras. El poder femenino en la m¨²sica (Libros C¨²pula), en el que, como vemos, se habla de rap y R&B tanto como de rock, folk y m¨²sica alternativa.
Natural de Harlem (Nueva York), Robinson fue una pieza b¨¢sica en la transici¨®n del rap de movimiento underground a fen¨®meno masivo. Su curr¨ªculum se remonta a la d¨¦cada de los cincuenta, cuando form¨® el d¨²o Mickey & Sylvia y grab¨® el tema Love is strange (1956), compuesto por ella. Es una canci¨®n muy conocida, que se incluy¨® en la banda sonora de Dirty dancing (Emile Ardolino, 1987), y le transporta a uno a las cafeter¨ªas de hamburguesas, batidos y juckebox t¨ªpicas de aquellos a?os. La carrera de Mickey & Sylvia podr¨ªa haber seguido una trayectoria ascendente, pero ella se cas¨® con el due?o de un bar y en 1962 se retir¨® para dedicarse a las tareas dom¨¦sticas y criar a sus tres hijos.
Es escuchar las primeras notas de 'Rapper¡¯s delight', de Sugarhill Gang, y ponerte a bailar.
Pero eso no quiere decir que dejara de sentir el cosquilleo de la m¨²sica. A finales de los sesenta convenci¨® a su marido para crear un sello independiente (All Platinum Records), y, al mismo tiempo, empez¨® a componer para otros artistas; por ejemplo, suyo es el ¨¦xito Love on a Two-Way Street (1968), de The Moments. Tambi¨¦n compuso el tema Pillow talk para Linda Jones, pero esta muri¨® de una crisis diab¨¦tica antes de registrarlo, as¨ª que Sylvia decidi¨® dar un paso al frente y grabarlo ella. Inesperadamente, Pillow talk (1973), firmado solo como Sylvia, lleg¨® al n¨²mero tres en la lista de ventas y la puso de nuevo en el mapa. Eso le permiti¨® publicar dos discos en solitario.
Sin embargo, All Platinum estaba lejos de ser rentable, y Sylvia y su marido empezaban a barajar la posibilidad de tirar la toalla. Corr¨ªa junio de 1979 cuando acudi¨® a una fiesta en un club llamado Harlem World, en Manhattan, donde fue testigo de un espect¨¢culo que la dej¨® maravillada: un DJ pinchaba viejos discos de R&B mientras un chico recitaba por encima. Lo llamaban rap. ¡°El chico que rapeaba dec¨ªa cosas como: ¡®Moved las manos en el aire¡¯, y la gente lo hac¨ªa. Si hubiera dicho: ¡®Lanzaos al r¨ªo¡¯, lo habr¨ªan hecho. Un esp¨ªritu me dijo: ¡®Pon este concepto en un disco y ser¨¢ lo m¨¢s grande que hayas tenido¡±, record¨® Robinson en 2006.
La idea era buena, pero no conoc¨ªa a ning¨²n rapero. Estaba fuera de la onda. Por fortuna, su hijo Joey le habl¨® de tres chavales (que respond¨ªan a los sobrenombres de Wonder Mike, Big Bank Hank y Master Gee, que formaron el grupo Sugarhill Gang), a los que Robinson hizo una prueba en la pizzer¨ªa donde uno de ellos trabajaba. A los pocos d¨ªas, ella pidi¨® a sus m¨²sicos que grabaran una base de 15 minutos que sonase parecida a la canci¨®n Good times (1979), de Chic, y a continuaci¨®n los chicos improvisaron su rap sobre esa base.
As¨ª naci¨® Rapper¡¯s delight, interpretada por Sugarhill Gang, que entr¨® al top 40 de la lista de ventas de Estados Unidos, algo extraordinario para un sonido a¨²n underground, y se vendieron dos millones de unidades en una semana. Una curiosidad: a?os despu¨¦s, la exitosa canci¨®n Aserej¨¦, de Las Ketchup, supondr¨ªa una llamativa revisi¨®n espa?olizada de su estribillo, que consiste en la repetici¨®n fon¨¦tica literal de una parte de la canci¨®n. As¨ª, "aserej¨¦" es una repetici¨®n chusca de "I said a hip".
Robinson, ahora con su nuevo sello, Sugar Hill Records, dar¨ªa a conocer a otros astros del hip hop, como Funky Four Plus One, Crash Crew o Grandmaster Flash & the Furious Five, cuyo The message (1982), del que ella es coautora, es considerado una obra maestra del g¨¦nero. Cuando a mediados de los ochenta el sello Sugar Hill Records perdi¨® tir¨®n, ella y su marido vendieron el cat¨¢logo a Rhino Records, especializado en reediciones. Sylvia muri¨® en 2011 con 75 a?os.
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