Con Argelia no se juega
Las marchas contra el quinto mandato de Abdelaziz Buteflika no son una nueva 'primavera ¨¢rabe'
Vemos a mujeres afganas ante una urna y compramos la idea de que les hemos llevado la democracia a bordo de un B-52. En Egipto cre¨ªmos que j¨®venes googleros y feisbuqueros acampados en la plaza Tahrir eran el pueblo egipcio levant¨¢ndose contra el dictador. Cay¨® Mubarak, hubo elecciones y el Egipto real vot¨® a los Hermanos Musulmanes.
En Argelia cometemos el mismo error: las marchas contra el quinto mandato de Abdelaziz Buteflika no son una nueva primavera ¨¢rabe. Lo que est¨¢ en juego es algo m¨¢s simple: poder. Se lo disputan dos sectores del r¨¦gimen: el Ej¨¦rcito y los servicios secretos que controlan la Polic¨ªa. El jefe de esos servicios, Mohamed Mediene, alias Toufik, era el hombre m¨¢s poderoso despu¨¦s del presidente. En septiembre de 2015 pas¨® a retiro por sorpresa. Fue cuando se rompi¨® el equilibro.
La lucha es por colocar el sucesor en el trono de un presidente enfermo. El estado de salud de Buteflika es un secreto de Estado. Algunas fuentes sostienen que no habla y es incapaz de mover las manos desde que sufriera un ictus hace seis a?os. Desplazado Toufik, el poder real est¨¢ en manos del viceministro de Defensa, Ahmed Gaid Salah, y del herman¨ªsimo, Said Buteflika.
Miles de hinchas salieron el 22 de febrero de los estadios de futbol para protestar. Motivos hay: el 30% de los j¨®venes menores de 30 a?os carece de empleo. La sorpresa fue la pasividad policial. El siguiente viernes, sin miedo a los antidisturbios, miles de personas se sumaron a las marchas. El 8 de marzo lleg¨® el turno de las mujeres: no al quinto mandato de Buteflika. Adem¨¢s de j¨®venes occidentalizados est¨¢n los islamistas, los moderados del Movimiento Social por la Paz, y los otros.
En la primera vuelta de las elecciones de 1991, las ¨²nicas libres, gan¨® el Frente Isl¨¢mico de Salvaci¨®n (FIS). El r¨¦gimen anul¨® la segunda vuelta. El Ej¨¦rcito detuvo a los l¨ªderes del FIS y a miles de sus militantes. Fue el inicio de una guerra que dur¨® 11 a?os y caus¨® la muerte de casi 200.000 personas.
La memoria de lo ocurrido est¨¢ presente. El r¨¦gimen no cometer¨¢ el mismo error. Pactar¨¢ un candidato de consenso que reemplace a Buteflika y celebrar¨¢ elecciones que dar¨¢n el resultado que conviene a todos los implicados, incluidos los socios extranjeros. No habr¨¢ quinto mandato ni prisa para convocar elecciones hasta que encuentren un mirlo blanco. Mientras llega ese momento el r¨¦gimen ha optado por un poder bic¨¦falo.
Or¨¢n est¨¢ a 190 kil¨®metros de Almer¨ªa. Nadie quiere que se repita el caso de Libia. No solo es el temor a una avalancha de pateras, es el petr¨®leo y el gas. El 54% de nuestras importaciones proceden de Argelia. Si se cortara el flujo, la industria tendr¨ªa que parar. Algo parecido le sucede a Francia, de ah¨ª el apoyo de Macron al pacto pos-Buteflika. Donde los intereses est¨¢n a salvo, los principios pueden esperar.
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