Cambio de clima
Esperemos que esta movilizaci¨®n no madure, sino que se radicalice, que no pacte antes de tiempo
A la ni?a ya la hab¨ªamos visto, en una de esas pel¨ªculas que se hacen en Estados Unidos para que sean legendarias: Valor de ley. Ya ten¨ªa en el filme ese tono seguro, esa dicci¨®n perfecta, que obligaba al espectador a quedarse amarrado a la butaca hasta el final de la pel¨ªcula.
Greta Thunberg ya nos ten¨ªa avisados sobre el poder de su voluntad y lo justo de su causa. Ella y Hailee Steinfeld, en el papel de Mattie Ross, se dirigen al numeroso p¨²blico que escucha sus discursos con la misma determinaci¨®n, y con la misma seguridad, la que les proporciona saber que lo que dicen no se puede rebatir.
Lo que nos importa, en todo caso, no es el tono que utiliza Greta, pero sin ese tono ser¨ªa muy dif¨ªcil que su mensaje nos llegara con la contundencia con que lo ha hecho. Pero es preciso tomar en cuenta el factor del mensaje: lo que nos dice Greta nos impresiona porque tiene un tono que solo se puede conseguir si lo que se dice es cierto. O sea, que Espa?a, sin ir m¨¢s lejos, tira cada d¨ªa al mar noventa toneladas de pl¨¢sticos. Eso incluye, por supuesto, el envase de pl¨¢stico que tira nuestro hijo ecologista a la basura, despu¨¦s de reutilizarlo varias veces con agua del grifo.
La lucha medioambiental se parece mucho a la bronca diaria que exige la otra causa pol¨ªtica por la que vale la pena luchar en nuestros d¨ªas, la de las mujeres por la igualdad. En los dos casos, los gestos cotidianos son imprescindibles. A la eliminaci¨®n del piropo callejero, le corresponde la negativa a aceptar una bolsa de pl¨¢stico en la panader¨ªa. Ni m¨¢s piropos ni m¨¢s bolsas de pl¨¢stico. No es mal eslogan para unir dos causas que piden a gritos la misma consideraci¨®n por la misma gente en las manifestaciones.
Mattie y Greta nos lo est¨¢n exigiendo todos los d¨ªas. Con una determinaci¨®n que obliga a tentarse la ropa antes de decir que no.
Pero esperemos que esta movilizaci¨®n, que sucede con el m¨¢s que razonable argumento de que posiblemente no haya madurez suficiente entre nuestros pol¨ªticos, no sea absorbida por el sistema con un eficaz abrazo lleno de paternalismo entusiasta. Esperemos que esta movilizaci¨®n no madure, sino que se radicalice, que no pacte antes de tiempo.
Los datos son claros. Y Greta y Mattie los dicen con determinaci¨®n.
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