En busca de la felicidad

Hay un d¨ªa internacional dedicado a la felicidad y un ranking de pa¨ªses m¨¢s felices. En este mundo tan dado a poner d¨ªas, etiquetas y estad¨ªsticas a la vida, la felicidad no pod¨ªa ser menos. Naciones Unidas decidi¨® que el 20 de marzo fuera el D¨ªa Internacional de la Felicidad y la Red de Soluciones para un Desarrollo Sostenible, dependiente de ella, ha establecido una serie de criterios objetivos que permiten medir si un pa¨ªs ofrece condiciones de felicidad a sus ciudadanos. En el informe de 2019 los pa¨ªses n¨®rdicos ¡ªNoruega, Dinamarca, Islandia y Suiza¡ª se sit¨²an de nuevo en lo alto de la clasificaci¨®n. A la vista de los par¨¢metros que se valoran, no es dif¨ªcil determinar las razones: un Estado de bienestar potente, altas cotas de justicia social, menores ¨ªndices de desigualdad y una considerable calidad ambiental. Esos son los ingredientes del ¨¦xito. Espa?a se sit¨²a en el puesto n¨²mero 30.

Pero una cosa son las condiciones objetivas y otra muy distinta la percepci¨®n subjetiva. Aqu¨ª las estad¨ªsticas se complican. La sensaci¨®n de felicidad no siempre depende de la riqueza o las condiciones materiales, aunque estas son importantes para no sentirse infeliz. Por eso resulta chocante la enorme distancia que hay entre la clasificaci¨®n de Naciones Unidas y el resultado de la encuesta WIN World Survey, realizada a m¨¢s de 30.000 personas en m¨¢s de 40 pa¨ªses, que mide la satisfacci¨®n vital. Ah¨ª Espa?a ocupa el puesto n¨²mero 13, por encima de Alemania (21), Reino Unido (27) o Francia (35). Los pa¨ªses que encabezan esta clasificaci¨®n son Filipinas y Ghana, donde m¨¢s del 80% de los habitantes se declaran felices. A pesar de su pobreza, el 82% de los ciudadanos de Ghana se declara satisfecho con su vida, mientras que en Suecia, a pesar de su riqueza, solo lo est¨¢ el 57%.

Todo depende de las expectativas. En la hedonista cultura occidental conseguir la felicidad es un anhelo prioritario y tiende a confundirse con la satisfacci¨®n inmediata de los deseos. Ser feliz es un imperativo, no importa la forma de conseguirlo. La b¨²squeda de la felicidad se ha convertido en una especie de nueva tiran¨ªa, como la positividad lo es para los enfermos del c¨¢ncer. En esta concepci¨®n de la vida, conseguir la felicidad no depende de las condiciones objetivas sino de uno mismo. La contrariedad se hace insoportable. Por eso abundan los libros de autoayuda. Y los adictos a los libros de autoayuda.