Econom¨ªa y ruido electoral
El cainismo y las ¡®fake news¡¯ han vuelto misi¨®n imposible tener un debate sosegado sobre la evoluci¨®n del crecimiento
La econom¨ªa ha entrado con fuerza en el debate electoral. Aunque el 28-A las cuestiones territoriales e identitarias determinar¨¢n m¨¢s el sentido del voto que las percepciones sobre la marcha del crecimiento, el empleo o la desigualdad, los ciudadanos ¡ªcomo en todas las elecciones¡ª siguen mirando su bolsillo y necesitan saber qu¨¦ esperar del futuro. El problema es que la actual combinaci¨®n de cainismo y fake news han vuelto misi¨®n imposible tener un debate sosegado sobre la evoluci¨®n de la econom¨ªa espa?ola. Para algunos estamos al borde de una nueva recesi¨®n mientras que para otros no hay nada de qu¨¦ preocuparse. Y m¨¢s all¨¢ de la tendencia de los m¨¢s ideologizados a mencionar solo aquellos datos que refuerzan su relato partidista, la mayor¨ªa de los ciudadanos, convencidos de que con las cosas de comer es mejor no jugar, est¨¢n hu¨¦rfanos de un debate equilibrado.
Los ¨²ltimos datos conocidos no apuntan para nada a una desaceleraci¨®n (ni peque?a ni grande) de la econom¨ªa. M¨¢s bien lo contrario: durante el ¨²ltimo trimestre del a?o pasado la actividad se aceler¨® ligeramente y, con la informaci¨®n disponible hasta la fecha, el crecimiento durante el primer trimestre de 2019 podr¨ªa rondar el 2,8% anualizado. Por lo tanto, quien acuda a datos oscuros para intentar justificar que la econom¨ªa espa?ola se est¨¢ frenando no est¨¢ siendo riguroso, por decirlo suavemente.
Esta coyuntura favorable est¨¢ sostenida por elementos s¨®lidos, lo que permite ser razonablemente optimista sobre la evoluci¨®n futura. As¨ª, Espa?a es hoy un pa¨ªs mucho m¨¢s competitivo que antes de la crisis, lo que nos permite crecer a tasas elevadas sin generar desequilibrios externos; las reformas emprendidas en los ¨²ltimos a?os por Gobiernos de distinto signo (y aunque es cierto que queda mucho por hacer) han permitido mejorar de forma clara el funcionamiento tanto de los mercados de bienes y servicios como del mercado laboral; un euro relativamente d¨¦bil continuar¨¢ impulsando el sector exterior; el precio del petr¨®leo (clave para nuestra cuenta de resultados) se sit¨²a tambi¨¦n en niveles razonables y las condiciones de financiaci¨®n para familias y empresas son (y seguir¨¢n siendo) extremadamente favorables. As¨ª las cosas, prever que el crecimiento en 2019 se acerque al 2,5% (claramente por encima de la media europea) no es ni mucho menos una locura.
Al mismo tiempo, hay que tener claro que Espa?a se enfrenta en el corto plazo a riesgos no desde?ables, tanto internos (Catalu?a y la incertidumbre electoral) como externos (el Brexit, las tentaciones proteccionistas en EE?UU, la desaceleraci¨®n en Europa y el auge de partidos antisistema). Pero tambi¨¦n es verdad que muchos de estos riesgos parecen hoy m¨¢s manejables que hace unos meses. En particular, el impacto econ¨®mico del conflicto catal¨¢n est¨¢ siendo m¨¢s reducido de lo que mucha gente lleg¨® a temer, aunque cada vez parece m¨¢s claro que poco a poco Catalu?a se ir¨¢ empobreciendo en relaci¨®n con otras regiones espa?olas como le pas¨® a Montreal tras el refer¨¦ndum de 1995 a favor de Toronto.
Quien acuda a datos oscuros para intentar justificar que la econom¨ªa espa?ola se est¨¢ frenando no est¨¢ siendo riguroso
Por ¨²ltimo, resulta esencial que el debate electoral no nos haga olvidar los importantes retos de largo plazo que tenemos por delante, que son cada vez menos aplazables y requieren amplios consensos parlamentarios para los que la sociedad parece estar mejor preparada que su clase pol¨ªtica. Necesitamos aumentar la capacidad de crecer y crear empleo estable y bien remunerado de forma sostenible, trabajando por mejorar a¨²n m¨¢s el funcionamiento de nuestros mercados de productos y factores, as¨ª como el sistema educativo y de innovaci¨®n. Necesitamos tomarnos mucho m¨¢s en serio la sostenibilidad a largo plazo de nuestras finanzas p¨²blicas (o, dicho de forma m¨¢s directa, tenemos que reducir nuestros todav¨ªa elevados niveles de d¨¦ficit p¨²blico y debemos, aunque sea impopular, llevar a cabo una reforma de nuestro sistema de pensiones que garantice su viabilidad futura). Necesitamos asimismo aceptar que la cohesi¨®n social es un factor esencial en el desarrollo de cualquier pa¨ªs y que, para lograrla, resulta imprescindible prestar m¨¢s atenci¨®n tanto a la distribuci¨®n de la renta como al funcionamiento de los elementos b¨¢sicos del Estado del bienestar, que en la pr¨¢ctica no redistribuye de forma eficaz y tiende a desentenderse de aquellos en riesgo de pobreza y exclusi¨®n. Por ¨²ltimo, necesitamos como pa¨ªs implicarnos de una forma cada vez m¨¢s ambiciosa en la lucha contra el cambio clim¨¢tico, siquiera sea como elemento b¨¢sico de equidad intergeneracional.
A la vista de lo anterior, terminamos con un ruego para todos los actores hoy implicados en la contienda electoral: eviten, por favor, debates interminables sobre qui¨¦n impone su relato econ¨®mico; sean honestos con el manejo de la informaci¨®n y con el modo en que se la comunican a los ciudadanos, y preoc¨²pense m¨¢s de lo importante y menos de lo (muchas veces s¨®lo en apariencia) urgente.
?lvaro Sanmart¨ªn es t¨¦cnico comercial y economista del Estado. Federico Steinberg es investigador del Real Instituto Elcano y profesor de la UAM.
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