Emergencia ambiental

El calentamiento global tiene consecuencias no solo mensurables, sino tambi¨¦n perceptibles a escala individual. Acabamos de dejar atr¨¢s un invierno an¨®malo, en el que hemos alcanzado la temperatura media diurna m¨¢s alta desde que se tienen registros: casi dos grados por encima del valor normal. La nocturna, en cambio, ha sido medio grado m¨¢s baja, lo que ha aumentado la amplitud t¨¦rmica. La falta de lluvias y la escasa nieve ca¨ªda nos abocan a una primavera y un verano con menos recursos h¨ªdricos, calurosos y con alto riesgo de que se produzcan incendios forestales.

Lo grave de esta situaci¨®n es que este invierno tan c¨¢lido no puede considerarse una alteraci¨®n puntual, una consecuencia de la variabilidad natural del clima. Forma parte de una tendencia consolidada de la que la Agencia Estatal de Meteorolog¨ªa tiene datos fiables y exhaustivos. Estos datos muestran que en los ¨²ltimos 40 a?os el verano se ha alargado en Espa?a nada menos que cinco semanas: empieza antes, termina m¨¢s tarde y hace m¨¢s calor. La temperatura media del mar Mediterr¨¢neo ha subido 0,34 grados cent¨ªgrados por d¨¦cada. Las temperaturas veraniegas se han extendido hacia junio y hacia septiembre un promedio de 9 d¨ªas por d¨¦cada y nada indica que estemos en condiciones de frenar esta progresi¨®n porque la causa que la provoca sigue ah¨ª y aumentando. Pese a los acuerdos de Par¨ªs que establecieron el compromiso de reducir los gases de efecto invernadero, las emisiones alcanzaron en 2018 un nuevo r¨¦cord.

El calentamiento provoca una mayor evaporaci¨®n. Como consecuencia de esto, Espa?a tiene ahora 30.000 kil¨®metros cuadrados m¨¢s ¡ªuna superficie equivalente a Galicia¡ª de territorio semi¨¢rido que hace 50 a?os. El efecto arrastre de este aumento de las temperaturas provoca fen¨®menos adversos, como las noches tropicales, en las que la temperatura no baja de 20 grados, o el fen¨®meno isla de calor, que hace que las ciudades se hagan muchos d¨ªas invivibles por la combinaci¨®n de alta temperatura y la alta contaminaci¨®n.

Los datos aportan una evidencia abrumadora para acelerar la transici¨®n energ¨¦tica y forzar el cambio de modelo productivo y de movilidad de manera que se puedan sustituir los combustibles f¨®siles responsables del calentamiento global por energ¨ªas renovables. Esta es una transici¨®n que todos los pa¨ªses deben abordar, pero el nuestro parte de una situaci¨®n peor por las err¨®neas pol¨ªticas ambientales aplicadas en la ¨²ltima d¨¦cada por los Gobiernos de Mariano Rajoy. No solo no se adoptaron medidas ambiciosas para aprovechar nuestra excelente posici¨®n para captar la energ¨ªa del sol y del viento, sino que lamentablemente se dieron pasos atr¨¢s, dificultando las inversiones en energ¨ªa solar y penalizando incluso la generaci¨®n de electricidad para autoconsumo. Es urgente una dr¨¢stica correcci¨®n del rumbo, en la l¨ªnea del Plan de Transici¨®n Energ¨¦tica propuesto por la ministra Teresa Ribera. Gane quien gane las pr¨®ximas elecciones, la emergencia ambiental deber¨¢ ser una de las grandes prioridades del nuevo Gobierno porque los efectos del cambio clim¨¢tico tienen elevados costes que ya estamos pagando: provoca enfermedades evitables y muertes prematuras, desertifica y empobrece el pa¨ªs y afecta gravemente a la calidad de vida de los ciudadanos.