Guillermo Kuitca: "Creo que no puedes ser artista si de ni?o no jugabas solo"
Inaugur¨® su primera exposici¨®n a los 13 a?os, porque "eso es lo que hace un artista, jugar solo", aunque la pintura no sea "nada terap¨¦utica". Su obra, plateas de teatro fantasmales y mapas con un rumbo incierto, puede verse hasta el domingo 31 en la galer¨ªa Elba Ben¨ªtez de Madrid
La gran estrella del arte latinoamericano. El adicto al trabajo capaz de pasar d¨ªas recluido en su estudio. El ni?o prodigio que a los 13 a?os corr¨ªa directamente del pupitre escolar a presentarse en su propia inauguraci¨®n disfrazado de artista adulto. Existe alrededor de Guillermo Kuitca (Buenos Aires, 1961) un halo que tiene que ver tanto con su ¨¦xito inveros¨ªmilmente precoz como con su capacidad para haberse mantenido todo este tiempo en la cresta de la ola, pese a los cambios de direcci¨®n en la tendencia cr¨ªtica.
A contracorriente de ese mandamiento que afirma que el arte m¨¢s actual debe ser instalativo y conceptual o no ser, sigue haciendo lo que ha hecho siempre, que es b¨¢sicamente pintar cuadros. Hac¨ªa tiempo que no lo ve¨ªamos por aqu¨ª: m¨¢s de 15 a?os distan de su gran individual en el palacio de Vel¨¢zquez del Retiro madrile?o. Y ahora vuelve a Madrid con una exposici¨®n en la galer¨ªa Elba Ben¨ªtez que ofrece, hasta el 31 de marzo, obra reciente dentro de sus l¨ªneas de trabajo m¨¢s conocidas: los mapas abstractos, las plateas teatrales, los escenarios fantasmales. Es decir, el Kuitca que record¨¢bamos, pero con un giro que lo es todo. Porque no es f¨¢cil hacer lo que se ha hecho siempre y que, al mismo tiempo, sea nuevo.
¡ª?En el pasado pint¨® sobre colchones, pero ahora ha vuelto al soporte plano en estos tiempos de "pintura expandida" que tiende a lo tridimensional. ?Esa decisi¨®n implica una cierta valent¨ªa o m¨¢s bien podemos interpretarla como una postura conservadora?
"Pinto porque pienso que pocos espacios creativos hay donde la mirada est¨¦ tan comprometida como en la pintura"
¡ª En realidad soy un pintor bastante bidimensional (r¨ªe), y aquellos colchones fueron una excursi¨®n a las tres dimensiones. Pero ya dej¨¦ de pelearme con esto de las dos o las tres dimensiones. O perd¨ª la batalla, no s¨¦. Mi decisi¨®n no es conservadora, pero tampoco hay especial valent¨ªa en ella. No creo que pinte para sostener una antorcha, o porque la pintura deba ser defendida de algo. Pinto porque pienso que pocos espacios creativos hay donde la mirada est¨¦ tan comprometida como en la pintura. Y eso la hace vigente, por mucho que se discuta si morir¨¢ o incluso si se ha muerto ya. Yo no creo en ese tipo de encrucijadas.
¡ª Al mismo tiempo, es usted un artista bien integrado en el 'establishment'. Figura en grandes colecciones, est¨¢ en una galer¨ªa poderosa como Hauser & Wirth, expone en el MoMA. ?Eso le condiciona?
¡ª Me arriesgar¨ªa a decir que no, aunque sea prepotente. Adem¨¢s yo vivo en Argentina, no en Nueva York, con lo cual ya hay un corrimiento respecto a ese establishment. Y todos los artistas contempor¨¢neos somos muy cr¨ªticos, no solo con nuestra propia obra, sino tambi¨¦n con el mundo en el que se desarrolla. Yo lo soy con el sistema de ferias de arte, por ejemplo.
¡ª Ya que vamos a eso, no es casual que su exposici¨®n se haya inaugurado durante ARCO, que atrae coleccionistas de muchos lugares. ?Considera que es problem¨¢tico ver arte en el contexto de una feria?
"Al volver los mapas a mi obra, fue con el borrado de todos los lugares. Y no porque el mundo no tenga fronteras: al contrario, vivimos en un mundo donde un loco quiere hacer una pared entre dos pa¨ªses"
¡ª Personalmente, las ferias me resultan agobiantes y como espectador trato de evitarlas, pero es que no son para m¨ª, porque no soy coleccionista y porque, como artista, estoy acostumbrado a ver la obra de mis colegas en estudios o en museos. Pero si me pongo a pensar, me pregunto: ?es mejor la pared blanca donde las obras no tienen di¨¢logo m¨¢s que consigo mismas? Si dijera eso ser¨ªa un idiota. As¨ª que quiz¨¢ ese caos absoluto tambi¨¦n sea un lugar posible. Aunque preferir¨ªa no tener que elegir (r¨ªe).
¡ª En la exposici¨®n aparece uno de sus motivos habituales, los mapas sin ubicaciones espec¨ªficas. ?Proceden de esa preocupaci¨®n por el mundo, por lo geopol¨ªtico, m¨¢s all¨¢ del mundo del arte?
¡ª As¨ª es. Ya mi obra de los 90 ten¨ªa referencias geopol¨ªticas muy concretas. Despu¨¦s, con la aparici¨®n de los dispositivos digitales, vivimos tan conscientes de d¨®nde estamos que me sal¨ª de ese inter¨¦s por lo geogr¨¢fico. Por eso al volver los mapas a mi obra, hace unos siete a?os, fue con el borrado de todos los lugares. Y no porque el mundo no tenga fronteras: al contrario, quiz¨¢ en ese sentido estemos peor, porque vivimos en un mundo donde un loco quiere hacer una pared entre dos pa¨ªses.
¡ª Como sugiere, Trump y otros l¨ªderes mundiales de similar ideolog¨ªa definen un panorama desolador. ?Entonces su respuesta frente a esto es escapista?
¡ª Yo no lo veo como escapismo. Para empezar no s¨¦ si las im¨¢genes, y mi obra en concreto, dan cuenta de la realidad de manera tan puntual. Y tampoco lo que hago es un modo de mirar hacia otro lado o de decir este problema no existe. Mi reconocimiento del lugar es decir que aqu¨ª ya no existen m¨¢s los nombres, porque todo es zona de conflicto. Lo mismo que ocurre en el teatro, donde me hizo falta dejar de mirar al escenario para ponerme a mirar solo a los espectadores. Pero no uso mi pintura para la denuncia: para eso ya tengo Instagram u otros medios. Esos son mis instrumentos para decir "estoy harto de esto".
¡ª Los teatros e Instagram tienen algo en com¨²n: son medios por los cuales nos exponemos a la mirada ajena. Pero en sus teatros no se muestra el escenario, sino el patio de butacas, lo que es m¨¢s ins¨®lito.
"El teatro de ¨®pera encarna muy bien la sociedad: las localidades m¨¢s baratas o m¨¢s caras, donde se escucha peor o se ve peor¡ Ah¨ª estaba el drama; por eso di una vuelta de 180? y comenc¨¦ a hacer teatro en la patio de butacas"
¡ª En alg¨²n momento di un giro de 180 grados, y de pronto empec¨¦ a mirar desde el escenario hacia la platea. Representar en los planos de butacas fue como mirar al teatro por primera vez, como si alguien me hubiera dicho: Estabas mirando al lugar equivocado, este es el lugar correcto. Y dije guau, era aqu¨ª donde estaba el drama: en nosotros, los espectadores. El miedo esc¨¦nico sucede ac¨¢. Y el teatro de ¨®pera, en concreto, encarna muy bien la sociedad: las localidades m¨¢s baratas o m¨¢s caras, donde se escucha peor o se ve peor¡ Todos esos cruzamientos que tienen m¨¢s que ver con la sociolog¨ªa que con la est¨¦tica, un material precioso que pens¨¦ que no pod¨ªa dejar pasar. Puro teatro, como dec¨ªa el bolero, pero en el sentido m¨¢s funcional.
¡ª Aparecen en la expo sus escenograf¨ªas para la ¨®pera 'El holand¨¦s errante' de Wagner, pero tambi¨¦n ha trabajado en un montaje de 'La casa de Bernarda Alba' de Lorca, que es un t¨®tem cultural espa?ol.
¡ª La escenograf¨ªa en general no me interesa mucho, pero s¨ª me interesa montar dispositivos para que los directores monten su drama sobre ellos. Para Bernarda, ide¨¦ una primera escena en la que se levantara el tel¨®n y el p¨²blico tuviera la impresi¨®n de que se hab¨ªa equivocado de sala, que fuera una escenograf¨ªa distinta, como para Hamlet, y despu¨¦s se fuera transformando en el espacio para Bernarda. Pero no por buscar el disparate o para fastidiar, sino por indicar que terminaba un mundo y empezaba otro, donde ya estaba lo dom¨¦stico, la casa del t¨ªtulo. Pens¨¦ tambi¨¦n en una escena de?Repulsi¨®n de Polanski, donde Catherine Deneuve toca las paredes que se vuelven porosas. Me gustaba esa idea de que las paredes se tragaran a los personajes, que ellos las atravesaran, aunque en realidad era un sistema de colchones que se abr¨ªan y se volv¨ªan a cerrar.
¡ª El tema de la neurosis sexual est¨¢ en 'Bernarda' y en 'Repulsi¨®n'. Y eso que describe es algo muy vaginal, adem¨¢s.
¡ª ?Por supuesto! Era un tajo vaginal, claro que s¨ª. Aunque tampoco quer¨ªa poner la carga sobre eso, porque cuando hablamos de Bernarda siempre se remarca lo f¨¢lico versus lo vaginal, y termina siendo un plomo. Adem¨¢s, en este montaje Bernarda no era ni una loca ni una mala, como es habitual, sino una mujer muy confundida. Y todas sus acciones parten de la confusi¨®n. Eso me pareci¨® una idea muy contempor¨¢nea.
¡ª Su padre quiso ser artista y no pudo cumplir su aspiraci¨®n por motivos econ¨®micos. ?Cumplirla usted por ¨¦l le ha supuesto una carga, o m¨¢s bien una liberaci¨®n?
¡ª Desear¨ªa que ninguna de las dos cosas. Vengo de hogar de clase media, con una madre psicoanalista. Y siendo ya adolescente me enter¨¦ de que mi padre hab¨ªa frustrado su carrera de pintor. Pero muchos artistas nacieron en hogares humildes, as¨ª que imagino que si ¨¦l no lo fue es porque tampoco tuvo el coraje. O no quiso, no pudo o no le interes¨®, y por eso se hizo contable. Yo empec¨¦ a pintar de muy ni?o, y no es f¨¢cil relacionarse con los ni?os muy precoces.
¡ª Expuso por primera vez en una galer¨ªa con 13 a?os. ?Viv¨ªa eso como algo, digamos, normal?
¡ª Antes dec¨ªa que era lo m¨¢s normal del mundo, hasta que un d¨ªa me di cuenta de que de normal no ten¨ªa nada. Para esa inauguraci¨®n me vest¨ª de negro porque sab¨ªa que as¨ª se vest¨ªan los pintores. Luego tambi¨¦n sab¨ªa que tienen barba, y yo era un ni?o imberbe y gordito, la caricatura de un artista. Pero mi obra la hac¨ªa en serio. El arte era un trabajo: volv¨ªa del colegio y me pon¨ªa a pintar. Creo que no puedes ser artista si de ni?o no jugabas solo. Porque b¨¢sicamente eso es ser un artista, jugar solo. Pero desde el mundo del arte no hay espacio para los ni?os. Estaba lleno de miedos: a que pasara algo, a que dejara de pintar, que diera malos pasos y arruinara mi carrera¡ ?Y luego todas esas cosas me pasaron! (r¨ªe).
¡ª Parece una presi¨®n horrible para un ni?o.
¡ª M¨¢s que horrible es raro. El caso es que cuando me he cuestionado cu¨¢ndo decid¨ª ser un artista, me respond¨ª que nunca lo decid¨ª, porque para cuando me hice la pregunta ya era tarde. Pienso que me falt¨® ese gesto de salir de uno y plantarse en la sociedad. Una afirmaci¨®n.
¡ª Los espa?oles pensamos que todos los argentinos tienen al menos un psicoanalista en su familia¡
¡ª Y probablemente est¨¦n en lo cierto (r¨ªe).
¡ª En su caso lo es, por su madre. Pero, por reacci¨®n, ?cumple en usted el arte una funci¨®n terap¨¦utica que reemplazar¨ªa al psicoan¨¢lisis?
"La pintura no es terap¨¦utica. Hay d¨ªas que termino tan loco y tan rayado que me digo que lo primero que debo hacer es dejar de pintar"
¡ª Si hay algo de terap¨¦utico en el arte, que sin duda debe de haberlo, no lo relaciono con que pueda ser una alternativa al psicoan¨¢lisis. Por eso no entiendo a los que dicen "no me analizo porque pinto". Ser¨¢ por la raz¨®n que quieran, pero no por esa. Yo hay d¨ªas que termino tan loco y tan rayado que me digo que lo primero que debo hacer es dejar de pintar.
¡ª Defiende mucho a Andy Warhol, un icono muy popular pero tambi¨¦n muy discutido como artista.
"Es rid¨ªculo que diga esto, pero te juro que es as¨ª: veo a Warhol como a Manet o Vel¨¢zquez. Me encanta como pintor"
¡ª Warhol es una figura cada vez con m¨¢s potencia, de hecho. Pero, sobre todo, es que me encanta como pintor, aunque s¨¦ que suena rar¨ªsimo. Cuando veo sus pinturas lo hago con el mismo ojo que con C¨¦zanne, Manet o Vel¨¢zquez. Te juro que me encantan sus trazos, el gesto, el empaste, el color. Es rid¨ªculo que diga esto, pero te juro que es as¨ª. Aunque el ojo de un pintor sobre otros pintores es tan irracional y tan corrupto que hace que ocurran esas cosas (r¨ªe).
¡ª Tambi¨¦n en su d¨ªa acusaron de no-pintor a Manet, al que citaba. Desde luego es poco habitual que se alabe a Warhol por su maestr¨ªa t¨¦cnica, pero quiz¨¢ dentro de 50 a?os eso forme parte del discurso cr¨ªtico predominante. Espero vivir para verlo.
¡ª (R¨ªe a carcajadas) La verdad, yo tambi¨¦n.
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