Pueblos vivos
En Espa?a, lo territorial se ha confundido con lo auton¨®mico, y este siempre con un planteamiento localista y t¨¢ctico, sin m¨¢s af¨¢n que la ventaja financiera en un juego de suma cero
Las manifestaciones aglutinan demandas colectivas que, m¨¢s all¨¢ de su consistencia, desembocan en exigentes peticiones hacia gobiernos y partidos, siempre sol¨ªcitos en atender, independientemente de su capacidad resolutoria, pero sensibles al c¨¢lculo electoral. En el tema de la despoblaci¨®n este domingo se habla de las pol¨ªticas llevadas a cabo, dicen que deliberadamente, para beneficiar a la ciudad a costa del rural, cuando m¨¢s bien se deber¨ªa diagnosticar al rev¨¦s: es la ausencia de estrategias territoriales en el ¨²ltimo medio siglo, entre otras muchas, una posible causa del desequilibrio padecido, tambi¨¦n por lo urbano, y en todo caso, una de las menos concluyentes.
Porque en pa¨ªses democr¨¢ticos desde siempre, como Canad¨¢, Australia, incluso con pol¨ªticas de cohesi¨®n muy activas, como Nueva Zelanda, Suecia y Finlandia, la despoblaci¨®n es un fen¨®meno importante. Los cambios estructurales desencadenan procesos migratorios intensos que, cuando inciden sobre territorios ya fr¨¢giles, facilitan su desertizaci¨®n. Es algo muy dif¨ªcil de desactivar desde lo pol¨ªtico, m¨¢s a¨²n si s¨®lo se reconoce a ¨¦ste como el actor relevante de una trama tan compleja. De nuevo, Espa?a no es tan diferente. Tal vez los espa?oles s¨ª, a la hora de interpretarlo y reaccionar.
Me temo que la respuesta a la manifestaci¨®n, como ya viene sucediendo en los ¨²ltimos tiempos, va a ser una subasta de medidas carentes de reflexi¨®n en temas tan arriesgados anal¨ªtica, institucional y ¨¦ticamente como las rebajas de impuestos sin fundamentar sus causas, dise?ar la imposible zonificaci¨®n, ni anticipar la distorsi¨®n de incentivos; la construcci¨®n de infraestructuras onerosas que cicatrizan el territorio sin evaluar su funcionalidad ni externalidades; y el uso de recursos erosionables como el agua, los paisajes y la cultura, con base s¨®lo en precios. Son cartas ya marcadas con las que invitar al ¨®rdago medi¨¢tico, el que permite ganar elecciones.
En cambio, apenas se va a debatir nada sobre la escuela rural y c¨®mo aprovechar su aprendizaje experimental e innovador, de la nueva econom¨ªa y c¨®mo las tecnolog¨ªas generan oportunidades de producci¨®n y consumo m¨¢s sencillas y competitivas, de esa burocracia asfixiante ajena a cualquier sentido y sensibilidad que deber¨ªa ser revocada por una gobernanza inteligente, de facilitar un envejecimiento activo y entra?able, de desamortizar unas viviendas empantanada en registros y planificaciones descontextualizadas, de fomentar la participaci¨®n pol¨ªtica y la corresponsabilidad social en peque?as comunidades en que los ciudadanos sean protagonistas de sus destinos, de apoyar a ese colectivo de agentes de desarrollo rural que han de malgastar su talento en rellenar papeles absurdos, de servicios sociales desbordados por sociedades muy heterog¨¦neas y de una pobreza que se esconde, de construir comunidades de acogida para inmigrantes que son quienes de verdad llegan a los pueblos m¨¢s rec¨®nditos¡ En suma, se tratar¨ªa de invocar una mirada m¨¢s reflexiva desde la pol¨ªtica y la ciudadan¨ªa, por rigurosas, le¨ªdas y viajadas, que aprecien las ventajas de vivir en baja densidad, de que aun siendo dif¨ªcil, ?d¨®nde no lo es?, existen oportunidades y hay un desaf¨ªo atractivo en el mundo rural.
En Espa?a, lo territorial se ha confundido con lo auton¨®mico, y ¨¦ste siempre con un planteamiento localista y t¨¢ctico, sin m¨¢s af¨¢n que la ventaja financiera en un juego de suma cero. No hay que repetir ese error cuando por fin se afronte una vertebraci¨®n cabal del pa¨ªs. Presupuestos y leyes pueden ayudar, pero nunca sustituir al talento y al compromiso, al deseo de querer estar y ser en unos pueblos vivos.
Luis Antonio S¨¢ez P¨¦rez es director de la C¨¢tedra sobre Despoblaci¨®n y Creatividad, DPZ-Universidad de Zaragoza.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.