El ¡®sincomplejismo¡¯
La m¨¢xima que sostiene el ideario de esta corriente transgresora es la falta de escr¨²pulos
El sincomplejismo es una rama del pensamiento de la derecha espa?ola consistente en proclamar a los cuatro vientos lo que al parecer llevan tanto tiempo callando. Y ya no pueden m¨¢s, que dir¨ªa Camilo Sesto. El sincomplejismo es un movimiento reactivo, en el sentido de que pretende acabar de una puta vez con la interminable etapa del maricomplejinismo, como as¨ª dieron en bautizarla algunos medios, se?alando a Mariano Rajoy como a ese l¨ªder camastr¨®n que vaci¨® a la derecha de su componente testopatri¨®tico o patriotestoster¨®nico, que viene a ser lo mismo. El sincomplejismo ha venido para quedarse porque de alguna manera fluye en la misma corriente salvaje que otros movimientos reaccionarios que est¨¢n ganando espacio a lo largo y ancho de este mundo. Uno de sus profetas vendr¨ªa a ser Steve Bannon, que sabe conectar las diferentes versiones de esta tendencia, autoproclam¨¢ndose jefe de prensa del sincomplejismo sin fronteras.
La base te¨®rica del sincomplejismo es ¡°muy maravillosa¡±, como le gustaba decir a Mihura: si le echas una buena dosis de cinismo, o simplemente, morro, observar¨¢s c¨®mo tus errores comienzan a jugar a tu favor. El padre fundador del sincomplejismo fue, sin duda, Donald Trump. Cuando en campa?a dijo aquello de que si eras un hombre poderoso pod¨ªas agarrar a las mujeres por el co?o y no pasaba nada, muchos (muchas, sobre todo) pensamos que aquello le costar¨ªa su carrera a la presidencia. Ilusas. Fue al contrario. En su defensa surgieron los mis¨®ginos sin complejos que celebraban la vuelta al ruedo del t¨ªo bravuc¨®n para contrarrestar la inaceptable invasi¨®n del hombre blandengue.
En Espa?a se ha desatado el sincomplejismo ca?¨ª, de componente nacionalista, que hace que los que no llevamos la bandera rojigualda en la correa del perro parezcamos equidistantes. Lo fundamental es espa?olear, hasta el punto de que Su¨¢rez Illana hablara esta semana de las v¨ªctimas de tr¨¢fico como esos ¡°compatriotas¡± que mueren en las carreteras. Luego ya vino lo de las jod¨ªas neandertales o lo de esas neoyorquinas que, rizando el rizo, ya tienen permiso legal para abortar a sus beb¨¦s despu¨¦s de haberlos parido; aunque en mi opini¨®n, lo de llamar compatriota a una v¨ªctima de carretera ha sido una manera hasta ahora inexplorada de poner la patria por encima de la desgracia. Pero qu¨¦ m¨¢s da. Todo es cambalache. Su¨¢rez justific¨® su antolog¨ªa de disparates como un aturdimiento sin m¨¢s, aunque bien sabemos que la teor¨ªa de las neandertales viene de lejos y al hombre le gusta. Ahora ha propuesto la pr¨¢ctica de la caza como manera de evitar la despoblaci¨®n rural. Insuperable.
Ser¨ªa divertido o esperp¨¦ntico, sino fuera porque la estupidez encubre otros asuntos m¨¢s turbios. Sabemos que un grupo organizado, patri¨®tico tambi¨¦n, de polic¨ªas, medios y empresarios espiaron, por supuestas indicaciones del anterior Gobierno, a un partido pol¨ªtico, Podemos, para propagar una serie de bulos que desacreditaran su existencia, teniendo como objetivo apartarlos de la representaci¨®n p¨²blica. Es algo tan grave, que socava de tal manera las instituciones de esa patria que algunos dicen encarnar, que alguien deber¨ªa responder por ello, si no fuera porque nadie se da por aludido. La campa?a seguir¨¢ a golpe de astracanadas y mentiras. Aquellos que espiaron a otros partidos ya no est¨¢n en primera l¨ªnea. Por tanto, la sonrisa de Casado, pura expresi¨®n del sincomplejismo, luce inmutable. Dan miedo, porque la m¨¢xima que sostiene el ideario de esta corriente transgresora es la falta de escr¨²pulos.
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