Por qu¨¦ siguen dando tanto miedo los patriotas

El patriotismo es una cualidad en cualquier pa¨ªs, como la bandera es motivo de orgullo y consenso all¨ª donde los ciudadanos se han unificado frente a un enemigo exterior como los brit¨¢nicos o norteamericanos hicieron frente a Hitler, por poner el ejemplo m¨¢s visibilizado en nuestra cultura. Pero en Espa?a, pa¨ªs de polarizaci¨®n donde a¨²n somos incapaces de abrazar una historia ¨²nica com¨²n, donde a falta de monumentos a los ca¨ªdos como en los pueblos franceses a¨²n tenemos que ir quitando nombres franquistas a las calles y buscando desaparecidos, ser patriota parece seguir siendo patrimonio de algunos, no de todos.

Analic¨¦moslo. ¡°Patriota¡± es, seg¨²n la RAE, la ¡°persona que tiene amor a su patria y procura todo su bien¡±. Y ¡°patria¡± es la ¡°tierra natal o adoptiva ordenada como naci¨®n, a la que se siente ligado el ser humano por v¨ªnculos jur¨ªdicos, hist¨®ricos y afectivos¡±. No es patria, por tanto, una cuesti¨®n tan jur¨ªdica como sentimental en la que pesan los sentimientos y afectos, no las obligaciones.

Viene esto al caso del nombre que se ha extendido para denominar esa falsa ¡°polic¨ªa patri¨®tica¡± que investig¨® supuestamente a la carta para el Gobierno de Rajoy: a independentistas, a Podemos, al banquero Francisco Gonz¨¢lez o a B¨¢rcenas cuando se volvi¨® t¨®xico para el PP.

Es dif¨ªcil rastrear el origen del nombre de quienes no ten¨ªan membrete, ni direcci¨®n, ni respond¨ªan a orden judicial alguna, pero la denominaci¨®n se ha ido colando como representativa de unos agentes que, una vez m¨¢s, serv¨ªan supuestamente a una patria, cuando lo que de verdad hac¨ªan era servir a una parte de esa patria. Y en ese instante en que servir a una parte se toma por servir al todo es cuando ese todo deja de ser de todos y la patria vuelve a ser patrimonio de algunos. De la derecha. De nuevo.

No por llamarse ¡°Estado Isl¨¢mico¡± el estado isl¨¢mico lo era, pero se col¨® en nuestro vocabulario. Y no por llamarse ¡°polic¨ªa patri¨®tica¡± lo es ese grupo que habitaba en las cloacas de Interior. Quienes as¨ª lo consideraron olvidaron las reglas y lo jur¨ªdico, eso es obvio, pero tambi¨¦n lo sentimental, lo emocional. Y lograron que la palabra ¡°patriota¡± siga teniendo el toque de contaminaci¨®n que arrastra desde los tiempos en que la patria no era esa gran novela de Aramburu, sino el h¨¢bitat de Franco.