El progreso no era esto: soluciones del dise?o para un futuro hiperconectado y amenazador
La sociedad de consumo promete un futuro hiperconectado y limp¨ªsimo, pero cada vez m¨¢s vigilado, y en el que tenemos menor poder de decisi¨®n. Debemos ser cr¨ªticos con los objetos que consumimos y pensar cu¨¢nto poder queremos darle a las grandes empresas
El urbanista y fil¨®sofo Paul Virilio dijo una vez que la invenci¨®n del barco trajo consigo la invenci¨®n del naufragio. O lo que es lo mismo: toda invenci¨®n contiene mil posibles consecuencias, accidentes que no habr¨ªan sucedido si dicho invento no se hubiera creado. En el paradigma digital, las ideas y los bienes circulan a gran velocidad en un mundo conectado a trav¨¦s de sat¨¦lites y cables transatl¨¢nticos. Una invenci¨®n surgida de Silicon Valley puede tener un impacto a escala global en un abrir y cerrar de ojos. Pensemos en Airbnb y en c¨®mo ha transformado los dormitorios y las econom¨ªas de miles de hogares en todo el mundo.
En un escenario como este, en el que se dan cambios tan repentinos, puede dar la impresi¨®n de que es imposible predecir qu¨¦ ocurrir¨¢ ma?ana. Y tambi¨¦n de que los ciudadanos y los consumidores no tenemos voz ni voto en ello. Pero los objetos que dise?amos hoy pueden ofrecernos alguna pista sobre lo que suceder¨¢ si los abordamos de manera cr¨ªtica, ya sea para aceptarlos o para rechazarlos.
En los ¨²ltimos tres a?os, como parte de mi trabajo de comisaria, he visitado laboratorios de investigaci¨®n, universidades, empresas privadas y estudios de dise?o. Buscaba objetos que encarnaran visiones de futuro, prototipos de mundos por venir. Mi m¨¦todo es una suerte de antropolog¨ªa inversa: analizo los objetos creados en el presente, pero no solo su aspecto o los materiales de los que est¨¢n hechos, sino tambi¨¦n los futuros que proyectan y su capacidad para propagarse.
Porque muchas tecnolog¨ªas actuales se distinguen por la facilidad con la que entran en nuestras vidas. En 2015 visit¨¦ la f¨¢brica de Jibo Inc, la empresa creadora del robot Jibo. Esta simp¨¢tica m¨¢quina est¨¢ dise?ada para interactuar verbalmente con las personas, bailar, contar historias y hacer fotos. Jibo va aprendiendo las preferencias de sus usuarios: sabe a qu¨¦ hora les gusta acostarse, reconoce sus caras y puede predecir su comida a domicilio favorita. Snoo, por otro lado, es una cuna dise?ada por Yves B¨¦har y est¨¢ equipada con sensores que reaccionan para mecer al beb¨¦ cuando llora o se mueve.
Tanto Jibo como Snoo est¨¢n ya en el mercado, y son anticipos de un futuro gobernado por la inteligencia artificial. Se est¨¢n ganando un lugar en nuestros hogares, donde, adem¨¢s, recopilan datos. Nos conocen, nos asisten, piensan antes que nosotros. Se instalan sin dificultad, recaban informaci¨®n y se van volviendo m¨¢s inteligentes. Los consejeros delegados de las compa?¨ªas comparten los datos entre s¨ª mientras nosotros nos sentimos felizmente atendidos. Pero, ?a qu¨¦ precio?
Estar en todas partes al mismo tiempo
Otro aspecto fundamental de las tecnolog¨ªas y objetos contempor¨¢neos es su ubicuidad. En la sede de Facebook de Somerset, en el Reino Unido, conoc¨ª a un equipo de ingenieros dirigidos por Andy Cox que trabajaban en veh¨ªculos a¨¦reos no tripulados (VANT). Propulsados con energ¨ªa solar, estaban dise?ados para volar sobre regiones del mundo sin conexi¨®n a Internet y proporcionar el servicio en tierra.
As¨ª es c¨®mo Facebook est¨¢ intentando conectar el mundo entero a Internet, y creando un futuro en el que todos estaremos en l¨ªnea gracias a una sola empresa, que tendr¨¢ en sus manos el control del acceso a la red.
En esa misma ¨¦poca, conoc¨ª a Manoj Ladwa, director de comunicaci¨®n de la campa?a electoral de 2014 de Narendra Modi, primer ministro de India. En aquella ocasi¨®n, el candidato utiliz¨® tecnolog¨ªa hologr¨¢fica para dar discursos en varios sitios a la vez. Este Modi virtual, o m¨¢gico, viajaba en grandes camiones equipados con la tecnolog¨ªa y el personal necesarios para transmitir simult¨¢neamente a m¨¢s de 50 lugares. Solo, en su cuartel general, Modi se dirig¨ªa a una pared de pantallas, cada una de las cuales mostraba im¨¢genes procedentes de un lugar, mientras su avatar se dirig¨ªa a cada audiencia e interactuaba con ella como si estuviera presente.
El acceso se distrubye, pero el poder (no democr¨¢tico) se concentra
El holograma de Modi proyecta un futuro en el que los cuerpos viajan a la velocidad de la luz y en el que un l¨ªder pol¨ªtico es ubicuo, omnipresente, espectral, divino. El alcance global de estas dos tecnolog¨ªas abre posibilidades en las que el acceso se distribuye, pero no as¨ª el poder.
Si en la actualidad nos sentimos tan impotentes es porque no somos due?os de las herramientas de comunicaci¨®n: Internet comenz¨® siendo una utop¨ªa social, pero ahora est¨¢ altamente privatizado. Dos de las grandes amenazas de nuestro tiempo son la desnacionalizaci¨®n de estas herramientas y el papel cada vez m¨¢s relevante que las empresas desempe?an en su dise?o y en su control.
Los medios a trav¨¦s de los que nos comunicamos est¨¢n en manos de un peque?o grupo de directivos, muchos de los cuales defienden formas amorales de capitalismo global, y que se embarcan en audaces aventuras privatizadoras. As¨ª, el control del futuro terminar¨¢ perteneciendo a una minor¨ªa no elegida democr¨¢ticamente. Debemos exigir alternativas contra estos futuros que se nos proponen desde lugares como Silicon Valley. Alternativas que impliquen un nuevo reparto del poder.
Objetos que encarnan futuros menos brillantes pero m¨¢s prometedores
Y estas alternativas est¨¢n, literalmente, en nuestras manos. Mientras Modi saludaba a sus audiencias virtuales, miles de mujeres tej¨ªan gorros rosas contra el machismo que luego muchas lucieron para protestar en la ceremonia inaugural del presidente Trump, y que formaron una marea rosa por las calles de Washington. Multiplicados por los medios de comunicaci¨®n, los gorros rosas creaban un proyecto colectivo.
"Las verdaderas alternativas nacen en estudios m¨¢s peque?os y en geograf¨ªas no tan mediatizadas"
En otro lugar muy alejado de Modi, en la calles de Bogot¨¢, Antanas Mockus se enfund¨® en un traje de superciudadano con el que sustituy¨® a los polic¨ªas de tr¨¢fico por mimos y cambi¨® armas por regalos en Navidad para motivar un desarme voluntario. Lo consigui¨®. Y al mismo tiempo que Mark Zuckerberg lanzaba sus vuelos de prueba en el Reino Unido, Jalila Essa?di y su equipo de Bio Art Laboratories envolv¨ªan ¨¢rboles con cables para usarlos como antenas de radio e intentar establecer comunicaci¨®n a trav¨¦s de lo que denominaban una red viva. Se trata de una visi¨®n de la comunicaci¨®n descentralizada, accesible para todo el mundo, conseguida a trav¨¦s de infraestructuras existentes y sin apenas coste.
Los futuros que se nos presentan encarnan solo algunas de las posibilidades ya inscritas en el mundo. A menudo se trata de objetos inofensivos, de innovaciones deslumbrantes que se suceden con rapidez. Es nuestro deber cuestionarlas y analizarlas cr¨ªticamente. ?A qu¨¦ intereses sirven? ?Qu¨¦ visiones encarna cada objeto? Tambi¨¦n es nuestro deber buscar en otros lugares esos productos que encarnan futuros menos pulidos y brillantes pero m¨¢s prometedores, desarrollados en estudios m¨¢s peque?os y en geograf¨ªas no tan mediatizadas. Donde nacen las verdaderas alternativas.
(*) Mariana pestana es la comisaria de una de las exposiciones m¨¢s interesantes que recordamos, The future starts here, en el Victoria & Albert Museum.
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