?Por qu¨¦ te fuiste? Estudiantes de Senegal preguntan a los migrantes
En un gaztetxe de Vizcaya convertido en centro de acogida se re¨²nen siete inmigrantes con un grupo de j¨®venes de Saint Louis de visita en Espa?a y les explican la dura realidad de la migraci¨®n
Una se?ora mayor cruza el puente que pasa por encima de la carretera BI-625 a la altura de Mariartu, uno de los barrios de la localidad vizca¨ªna de Arrigorriaga, a seis kil¨®metros de Bilbao. Cuando llega al otro extremo, se dirige con paso resuelto hacia un viejo caser¨®n de seis plantas cuya fachada da a la carretera y de aspecto un tanto abandonado. Llama a la puerta. Abre un hombre joven.
¡ªBuenos d¨ªas, vivo en el edificio de enfrente y he visto que se te ha ca¨ªdo la ropa que ten¨ªas tendida. Solo ven¨ªa para avisarte ¡ªdice la se?ora.
¡ªAh, no ten¨ªamos idea. Pues muchas gracias, ahora mismo la recogemos ¡ªcontesta el chico.
Sin m¨¢s ceremonia, se despiden y la mujer se marcha por el mismo camino por el que lleg¨®.
Esta escena es la que describe la voluntaria de 22 a?os Ane Arn¨¢iz para dar un ejemplo de la buena relaci¨®n que se est¨¢ estableciendo entre los habitantes de Arrigorriaga y sus reci¨¦n llegados vecinos: un grupo de siete varones inmigrantes que alcanzaron Euskadi en el verano de 2018. Procedentes de Costa de Marfil y Senegal, y ninguno mayor de 30 a?os, cuando por fin entraron en Espa?a no ten¨ªan d¨®nde cobijarse. Si hoy cuentan con un techo sobre sus cabezas es gracias a la organizaci¨®n Bienvenidos Refugiados Arrigorriaga y a los vecinos de este municipio vasco a orillas del Nervi¨®n, de no m¨¢s de 12.000 habitantes.
"En junio empezamos a ver que llegaban muchos autobuses provenientes de Andaluc¨ªa; les soltaban en Bilbao y ellos no sab¨ªan ni d¨®nde estaban, pensaban que hab¨ªan llegado ya a Francia" cuenta Peio Molinuevo, voluntario de 23 a?os, sobre la llegada de docenas de personas migrantes a principios del ¨²ltimo verano.
Los interlocutores son un grupo de siete estudiantes procedentes de Senegal que durante una semana ha visitado Bilbao y los alrededores. Su viaje est¨¢ enmarcado dentro de los proyectos de educaci¨®n para la transformaci¨®n social de la organizaci¨®n de desarrollo educativo Hahatay. Una de las actividades previstas en la agenda de estos viajeros es conocer y conversar con otros chicos que decidieron emigrar de manera irregular con el fin de que conozcan la realidad que se esconde tras esa idea de que Europa es el Eldorado.
¡°No teng¨¢is verg¨¹enza por hablar de lo que os ha pasado¡±, anima Cheikh, de visita en Espa?a, a los j¨®venes migrantes que acaba de conocer
"Me llam¨® la atenci¨®n ver a gente durmiendo en la calle los d¨ªas que llovi¨®, incluso mujeres con sus hijos, porque las instituciones no los acog¨ªan". Tanto ese voluntario como Ousmane, uno de los costamarfile?os residentes en Arrigorriaga, narran que los albergues de la Cruz Roja se saturaron y muchos se quedaron fuera y las instituciones p¨²blicas tampoco dieron ninguna soluci¨®n. Este fue el precedente del proyecto que ha logrado que los j¨®venes subsaharianos en situaci¨®n irregular tengan un lugar donde vivir.
Molinuevo es miembro del colectivo Arrigorriaga Harrera Herria (Arrigorriaga Pa¨ªs de Bienvenida), formado por personas pertenecientes al centro social juvenil de Arrigorriaga y la plataforma ciudadana Ongi etorri Errefuxiatuak (Bienvenidos Refugiados) de la misma localidad. Durante la reuni¨®n cuenta c¨®mo supieron de la situaci¨®n de tantas personas en Bilbao. Al mismo tiempo, supieron que en Ir¨²n, en la frontera con Francia, se hab¨ªan habilitado gaztetxes ¡ªcentros sociales juveniles de Pa¨ªs Vasco, a veces okupados y a veces cedidos por las instituciones p¨²blicas¡ª como espacios de acogida. Sus compa?eros y ¨¦l, que llevan un a?o escaso adecuando un antiguo front¨®n para usar como gaztetxe, decidieron imitar el modelo.
"Vimos que hab¨ªa posibilidades porque este sitio es muy grande y se pod¨ªa preparar una casa. Hab¨ªa muchas ganas de poder llevar este proyecto a cabo, y cuando se hizo p¨²blico en el pueblo, adem¨¢s de las asociaciones tambi¨¦n se sum¨® mucha gente a t¨ªtulo personal", relata. "La gente del pueblo y los comercios han tenido una actitud muy positiva; en la primera semana vinieron muchos voluntarios para traer ropa que ten¨ªan en casa, y los comercios siempre estaban dispuestos a dar lo que ten¨ªan", insiste la joven. "Todo lo que se ha conseguido es por las ganas de la gente de ayudar y aportar", a?ade su compa?era.
El gaztetxe de Arrigorriaga es un caser¨®n grande, con espacio de sobra para muchas personas. Algunas salas a¨²n est¨¢n descuidadas, pero las estancias que ya se han arreglado poseen todo lo necesario. La cocina es acogedora y cuenta con una mesa grande para sentar a muchas personas a su alrededor. En los fuegos, un caldero borbotea lo que parece un guiso con verduras. A la derecha de la entrada se ha adecuado un peque?o saloncito, y en el piso superior, una habitaci¨®n m¨¢s amplia, con sillones, sof¨¢s y cortinas de colores, acoge esta reuni¨®n de africanos y vascos; de emigrantes, inmigrantes, voluntarios y viajeros. La charla se desarrolla en tres idiomas: wolof, franc¨¦s y castellano. Entre la veintena de asistentes siempre hay alguien que puede traducir de un idioma a otro, asi que la conversaci¨®n se desarrolla con fluidez.
No es f¨¢cil contar la historia
Pronto, los visitantes senegaleses piden hacer preguntas. En concreto, quieren que los inquilinos de la casa cuenten lo que ha sido su periplo. Ousmane, cruzado de brazos y semi recostado en un sill¨®n, toma la iniciativa, aunque las palabras cuestan en salir. Que viaj¨® de Costa de Marfil a Nador, en Marruecos, que de ah¨ª realiz¨® una traves¨ªa en patera hasta Motril, en Granada, y de ah¨ª lleg¨® a Bilbao en autob¨²s...
"Sabemos que no es f¨¢cil contar la historia", le dice otro de los presentes, Mamadou Dia. Dia es el fundador de Hahatay, y antes que eso fue uno de tantos migrantes senegaleses que lleg¨® a Espa?a en cayuco en 2006; uno de los tantos que vivi¨® penurias de toda clase hasta que logr¨® salir adelante, y uno de los pocos que decidi¨® que en casa se estaba como en ning¨²n sitio y regres¨® a Senegal. Hoy trabaja desde su propio pueblo, Gandiol, a orillas del Atl¨¢ntico, para que las generaciones venideras como las que ha llevado de visita a Bilbao comprendan que migrar es un derecho, pero que hay que estar informado sobre lo que hay al otro lado.
Cuenta Mamadou brevemente su periplo desde Gandiol a Tenerife y eso imbuye confianza en Ousmane."Cuando llegamos eran las seis y media de la ma?ana, no sab¨ªamos d¨®nde ir as¨ª que decidimos coger un bus a Bilbao", dice el costamarfile?o. "Conocimos a un chico camerun¨¦s y nos acompa?¨® a la Cruz Roja, pero nos dijeron que el albergue estaba saturado y esa noche dormimos en la calle", relata. Los siguientes d¨ªas fueron de lugar en lugar hasta que dieron con los voluntarios de Arrigorriaga... O al rev¨¦s.
"No teng¨¢is verg¨¹enza por hablar de lo que os ha pasado. Aunque yo particularmente no lo he vivido, s¨ª conozco a muchos que lo han hecho y estar¨ªa bien que la gente no se sintiera mal por contar lo que les ha tocado vivir", anima Cheikh, otro de los visitantes. Y otra m¨¢s levanta la mano a continuaci¨®n. Es Ndeye Fatu y quiere preguntar por su experiencia a Ma Ndiaye, el ¨²nico senegal¨¦s acogido en el gaztetxe y el m¨¢s joven tambi¨¦n. "Soy pescador en Senegal, el viaje fue muy pesado", comienza. "?ramos cuatro amigos y cuando ¨ªbamos en la patera se les empez¨® a ir la cabeza a los dem¨¢s. Como yo era el ¨²nico pescador, empec¨¦ a tranquilizarlos. Uno de ellos dec¨ªa que nos ¨ªbamos a morir y lo cre¨ªmos hasta que nos alcanz¨® la Cruz Roja. Al final todo bien", concluye.
¡ªDespu¨¦s de todo el recorrido que has hecho, si te llamara un hermano y te pidiera que volvieses, ?t¨² qu¨¦ dir¨ªas? ¡ªinquiere Ndeye.
As¨ª se organiza un centro de acogida para migrantes
EL gaztetxe de Arrigorriaga abri¨® sus puertas el 2 de octubre de 2018. Para organizar la acogida de los siete varones inmigrantes que viven hoy en ¨¦l, los voluntarios crearon distintos grupos de trabajo. "Hay un grupo de sensibilizaci¨®n que tiene mucho contacto con la gente del pueblo para que puedan participar", explica Arn¨¢iz.
La voluntaria desgrana toda la actividad del resto de grupos: el de salud, que ayuda a contactar con m¨¦dicos y realiza acompa?amientos; el de castellano, para ense?ar el idioma; el de alimentaci¨®n y equipamiento, que se encarga de contactar con gente del pueblo para conseguir comida, ropa y materiales; el de financiaci¨®n, que se encarga de llevar las cuentas; el que gestiona el papeleo para pedir los pasaportes de los chicos, y uno reci¨¦n creado, el de empleo, para ayudar con el acceso al mercado laboral. As¨ª se monta un centro de acogida en un gaztetxe.
¡ªA mis hermanos no les dir¨ªa que no, pero si tuviese que regresar a Senegal luego no volver¨ªa a hacer todo el camino despu¨¦s de lo que he vivido ¡ªreconoce el pescador.
El estilo de vida occidental
Otra de las inquietudes que surgen es por un comentario de Ndiaye al principio de su relato, pues cuenta que pidi¨® ayuda a un familiar que reside en Espa?a desde hace 10 a?os y este se neg¨® a acogerle a pesar de que anteriormente le hab¨ªa ofrecido su apoyo cuando se animar a cruzar el Estrecho. "Cuando le llam¨¦ me dijo que no quer¨ªa saber nada. Se desentendi¨®", lamenta.
En opini¨®n de Mamadou Dia, que ha vivido en Espa?a m¨¢s de diez a?os, los africanos que viven en Europa acaban adoptando el estilo de vida individualista de Occidente. "La gente aqu¨ª adopta la costumbre de decidir por uno mismo y no hacerse cargo de nadie; se deshacen bastante de las responsabilidades y la solidaridad, pierden esos valores", opina Dia.
Una de las ¨²ltimas reflexiones es la de Aboubacar Diop, hermano de uno de los estudiantes senegaleses y residente en Espa?a desde hace 14 a?os. Piensa que quienes emigran no quieren que sus parientes sepan la verdad. "Los emigrantes muchas veces no cuentan la realidad en la que viven. Por tel¨¦fono y por Facebook cuentan que est¨¢n s¨²per bien, pero cuando saben que esa persona con quien hablaban est¨¢ en Espa?a y va a conocer c¨®mo es su vida real, cierran totalmente la cortina".
Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter y Facebook e Instagram, y suscribirte aqu¨ª a nuestra newsletter.
Sobre la firma
M¨¢s informaci¨®n
Archivado En
- Arrigorriaga
- Educaci¨®n ciudadan¨ªa
- Desarrollo ?frica
- Civismo
- Senegal
- Bizkaia
- Refugiados
- Inmigraci¨®n irregular
- Inmigrantes africanos
- Pa¨ªs Vasco
- Juventud
- V¨ªctimas guerra
- Pol¨ªtica migratoria
- Inmigrantes
- ?frica subsahariana
- Inmigraci¨®n
- Migrantes
- ?frica
- Migraci¨®n
- Demograf¨ªa
- Sistema educativo
- Espa?a
- Educaci¨®n
- Sociedad
- Conflictos
- Planeta Futuro