Buteflika abandona
El pa¨ªs debe entrar en un proceso constituyente abierto y libre que desemboque en una democracia
El anuncio de dimisi¨®n realizado el pasado martes por el presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, de 82 a?os, abre la puerta a la normalizaci¨®n institucional de un pa¨ªs marcado por los dictados del Ej¨¦rcito ¡ªy un sangriento y prolongado enfrentamiento entre islamistas y poder militar¡ª desde que en 1992 con un golpe de Estado evit¨® la segunda vuelta de unas elecciones que iba a llevar al poder al Frente Isl¨¢mico de Salvaci¨®n (FIS)..
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Despu¨¦s de un mes de multitudinarias manifestaciones los viernes y otros seis d¨ªas consecutivos de masivas protestas, el presidente ¡ªque pretend¨ªa presentarse a un quinto mandato con un sistema electoral ama?ado para garantizar su victoria¡ª se ha visto obligado a dejar el poder despu¨¦s de que el general Gaid Salah, jefe del Ej¨¦rcito, anunciara en p¨²blico que retiraba su apoyo a Buteflika y respaldaba las reclamaciones de millones de manifestantes. Desde la independencia de Argelia en 1962 la sociedad civil no hab¨ªa tenido un papel tan decisivo para desalojar del poder no solo a una persona, sino a todo un clan familiar. Este ha medrado apoyado por las fuerzas armadas que hace 20 a?os ofrecieron el poder a Buteflika en unas elecciones completamente irregulares.
La salida del veterano mandatario abre importantes incertidumbres. En Argelia el poder civil es inexistente y el papel del Ej¨¦rcito es decisivo. El general Gaid Salah era un viejo conocido de los Buteflika que ha decidido cambiar de bando ante la magnitud de las protestas. Ahora se abren ante los militares dos caminos: organizar la sucesi¨®n de manera que sigan controlando el poder o atender a la demanda popular y hacer que Argelia entre en un proceso constituyente abierto y libre que desemboque en una democracia, algo que adem¨¢s podr¨ªa ser ejemplar tras un rosario de sangrientas experiencias desde que comenzaran las llamadas primaveras ¨¢rabes.
La dimisi¨®n de Buteflika es el primer paso indispensable en esta senda, pero ahora es el Ej¨¦rcito quien debe revelar si verdaderamente apoya la democracia o pretende que Argelia contin¨²e inmersa en el autoritarismo.
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