Siente un rico a su mesa, no vaya a sentirse discriminado

Ya dijo el gur¨² econ¨®mico de Vox que los ricos est¨¢n discriminados en Espa?a. Y lo suyo han debido de sufrir los pobres (ricos) sin que nos hayamos enterado para que el Gobierno andaluz haya tenido que aprobar un bal¨®n de ox¨ªgeno para sus azotadas cuentas. Quienes hereden m¨¢s de un mill¨®n de euros ¡ªlos eternos olvidados de la econom¨ªa, por entendernos¡ª ya no tendr¨¢n que pagar impuesto de sucesiones. Sus derechos se igualan as¨ª a los de los ricos herederos de Madrid y otras comunidades donde ya lo hab¨ªan logrado.

Sus manifestaciones nos hab¨ªan pasado inadvertidas, admit¨¢moslo, entretenidos como est¨¢bamos en observar las de pensionistas, m¨¦dicos de atenci¨®n primaria o profesores en precario. Nosotros contabilizando las carencias en pediatr¨ªa y se nos estaba escapando la indignaci¨®n de los ricos, que no estamos a lo que estamos.

Pero el Gobierno andaluz s¨ª se enter¨® de las secretas injusticias y una de sus primeras acciones ha sido dejarles exentos del impuesto de donaciones y de sucesiones. La alianza de PSOE y Ciudadanos ya hab¨ªa tenido el detalle con los herederos de menos de un mill¨®n de euros, pero desde ayer los millonarios andaluces ya no tendr¨¢n de qu¨¦ preocuparse. La medida forma parte de una ¡°bajada masiva de impuestos¡± mientras suena la m¨²sica de la reducci¨®n fiscal en los programas de PP y Cs. Nos debe sobrar dinero en las cuentas p¨²blicas.

?Cre¨ªamos que los impuestos eran esos mecanismos de correcci¨®n para facilitar la igualdad de oportunidades? Deb¨ªamos estar equivocados. Sin duda.

As¨ª que no se hable m¨¢s. Garc¨ªa Berlanga iba a titular ¡°Siente un pobre a su mesa¡± a una de sus grandes pel¨ªculas, que acab¨® llam¨¢ndose Pl¨¢cido. Evadi¨® as¨ª la censura, pero esta no le impidi¨® mostrarnos la crudeza de la quiebra social en el franquismo, cuando el gesto de invitar en Nochebuena a un pobret¨®n iba a limpiar las conciencias de los ricos. Hoy no hay nada que censurar, puesto que la reivindicaci¨®n de su discriminaci¨®n la esgrime Vox en voz alta. Por tanto, ya saben: la pr¨®xima Navidad sienten un rico a su mesa, que lo est¨¢n pasando mal. Y d¨¦monos por contentos porque, a diferencia de la era de Berlanga, en ¨¦sta podemos llamar a las cosas por su nombre.