El patriarcado ¡®extremoduro¡¯ de las religiones
En todas las religiones se est¨¢n desarrollando movimientos contestatarios, protagonizados por mujeres, contra las leyes, las pr¨¢cticas, los discursos y los ritos machistas y hom¨®fobos
El patriarcado es un sistema de dominaci¨®n estructural y permanente contra las mujeres, las ni?as, los ni?os y los sectores m¨¢s vulnerables de la sociedad, basado en la masculinidad hegem¨®nica, que se considera el fundamento del poder de los varones, de la sumisi¨®n de las mujeres, de la legitimaci¨®n de la discriminaci¨®n e incluso des. Utili?la violencia de g¨¦nero. Considera al var¨®n como referente de lo humano y de los valores moraleza el concepto ¡°hombre¡± para referirse a los varones y a las mujeres y niega que dicho uso sea excluyente porque se entiende que es gen¨¦rico.
El sistema de dominaci¨®n patriarcal no act¨²a en solitario y aisladamente, sino que lo hace en complicidad y alianza con otros modelos de dominaci¨®n: el capitalismo, el colonialismo, el racismo, el imperialismo, el fundamentalismo, la depredaci¨®n de la naturaleza, la homofobia, la xenofobia y el racismo, que apoya, refuerza y genera m¨²ltiples formas de desigualdad y discriminaci¨®n dando lugar a la interseccionalidad de g¨¦nero, etnia, cultura, clase, sexualidad, religi¨®n...
Como afirma le pensadora feminista Mary Daly: ¡°Si Dios es var¨®n, el var¨®n es Dios¡±
La profesora Alicia Puleo distingue dos tipos de patriarcado: el duro o de coerci¨®n y el blando o de consentimiento. El primero parte de la idea o mejor de la ideolog¨ªa de que las mujeres son inferiores: las leyes defienden la desigualdad de g¨¦nero y el proceso de socializaci¨®n establece diferentes roles en funci¨®n del sexo. Este patriarcado est¨¢ muy lejos de haber desaparecido. Sigue vivo y activo a todos los niveles, laboral, institucional, familiar, educativo, pol¨ªtico, econ¨®mico, etc¨¦tera. Un ejemplo de su pervivencia son las declaraciones de un eurodiputado polaco que lleg¨® a afirmar en sede parlamentaria sin sonrojarse que las mujeres deb¨ªan ganar menos que los hombres porque son m¨¢s d¨¦biles y menos inteligentes.
El patriarcado de consentimiento defiende la igualdad entre hombres y mujeres que tiene su reflejo en las leyes y en la socializaci¨®n, pero en la pr¨¢ctica las mujeres hacen lo mismo que en el patriarcado de coacci¨®n, si bien, se dice, libremente. Estamos ante lo que Ana de Miguel llama "el mito de la libre elecci¨®n", porque contin¨²an, entre otros asuntos, la desigualdad y la discriminaci¨®n en la representaci¨®n pol¨ªtica, la distribuci¨®n de los recursos econ¨®micos, los salarios, la conciliaci¨®n y el reparto de las tareas dom¨¦sticas.
Las religiones son hoy uno de los ¨²ltimos, m¨¢s resistentes e influyentes bastiones en el mantenimiento de un tercer tipo de patriarcado, que yo defino con el nombre de un grupo musical espa?ol de rock:?extremoduro. Se trata de un sistema de dominaci¨®n m¨²ltiplemente discriminatorio de las mujeres, las ni?as y los ni?os, hom¨®fobo, basado en la masculinidad sagrada como fundamento de la inferioridad de las mujeres y de su dominio por parte de los hombres. Y ello por voluntad divina y conforme al orden natural. Como afirma le pensadora feminista Mary Daly: ¡°Si Dios es var¨®n, el var¨®n es Dios¡±. El patriarcado religioso legitima, refuerza y prolonga el patriarcado social, pol¨ªtico y econ¨®mico.
Las religiones no suelen reconocer a las mujeres como sujetos religiosos, morales y teol¨®gicos, las reducen a objetos
Los dirigentes religiosos critican la teor¨ªa de g¨¦nero con descalificaciones gruesas. No la reconocen car¨¢cter cient¨ªfico y la llaman ¡°ideolog¨ªa de g¨¦nero¡±. Incluso llegan a hablar de ¡°las zarandajas de la ideolog¨ªa de g¨¦nero¡±. La califican de bomba at¨®mica, que socava y destruye el orden natural y el orden divino de la creaci¨®n. El cardenal Ca?izares ha osado definirla como la ideolog¨ªa m¨¢s perversa de la historia de la humanidad. A ella la hacen responsable incluso de la violencia contra las mujeres. Condenan los movimientos de emancipaci¨®n de las mujeres y sus reivindicaciones. Se oponen a los derechos sexuales y reproductivos. Son contrarios a la educaci¨®n afectivo-sexual en las escuelas. Quien mejor ejemplifica esta actitud es el Papa Francisco con su afirmaci¨®n insultante: ¡°Todo feminismo es un machismo con faldas¡±. Sobran comentarios.
Las religiones no suelen reconocer a las mujeres como sujetos religiosos, morales y teol¨®gicos, las reducen a objetos, colonizan sus cuerpos y sus mentes, ejercen todo tipo de violencia contra ellas: f¨ªsica, psicol¨®gica, religiosa, simb¨®lica. Sin embargo, no pocas mujeres suelen ser las m¨¢s fieles seguidoras de los preceptos religiosos, las mejores educadoras en las diferentes creencias religiosas y las que a veces mejor reproducen la estructura patriarcal de las religiones.
?Puede darse todo por perdido el espacio religioso en la lucha contra el patriarcado? Creo que no. En todas las religiones se est¨¢n desarrollando movimientos contestatarios, muchos de ellos protagonizados por mujeres, contra las leyes, las pr¨¢cticas, los discursos y los ritos machistas y hom¨®fobos. De dichos movimientos est¨¢ surgiendo un discurso igualitario, la teolog¨ªa feminista, que aplica las categor¨ªas de la teor¨ªa de g¨¦nero y la hermen¨¦utica de la sospecha al discurso teol¨®gico y la convierte en aliada de los movimientos y discursos feministas.
Juan Jos¨¦ Tamayo es director de la C¨¢tedra de Teolog¨ªa y Ciencias de las Religiones de la universidad Carlos III de Madrid, director y coautor de Religi¨®n, g¨¦nero y violencia (Dykinson, 2019).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.