Unos chicos limpios
Pablo Iglesias es lo ¨²nico que une a las mil facciones en las que se han resquebrajado el podemismo y las confluencias en Arag¨®n
Un dirigente, cargo p¨²blico y candidato de Podemos en Arag¨®n con el que suelo coincidir en librer¨ªas y saraos en Zaragoza respondi¨® hace poco a mi pregunta ret¨®rica de qu¨¦ tal estaba: ¡°Limpio, estoy limpio¡±. No se refer¨ªa a su higiene corporal, que doy por supuesta, sino a que llega a las urnas, tras cuatro a?os en las instituciones, tan honrado como entr¨®. En Espa?a, los pobres siempre han presumido de limpios. ¡°Es una chica muy limpita¡±, se dec¨ªa anta?o de las mozas casaderas.
La suciedad ajena y la limpieza propia son una obsesi¨®n en Podemos desde que salt¨® el esc¨¢ndalo de la trama policial, y Pablo Iglesias us¨® ayer en Zaragoza su discurso sobre las cloacas para electrificar a un p¨²blico con el que despleg¨® su oratoria. Sali¨® el Pablo Iglesias de los tiempos heroicos, muy 15-M en forma y en fondo, con un mitin poco convencional, a medio camino entre una charla Ted y una asamblea de ateneo obrero de los a?os 30 (no falt¨® ni el partisano Bella, Ciao). Arremangado, m¨¢s obrero que obrerista, apuntal¨® con sus manos la candidatura del n¨²mero uno por Zaragoza, Pablo Echenique, a quien buena falta le hace, porque no puede esperar que se la apuntalen desde Arag¨®n, donde la direcci¨®n de Podemos no le traga.
El mitin fue la excusa, pues Pablo Iglesias viaj¨® a Zaragoza a poner orden. En 2015, Arag¨®n fue la comunidad donde Podemos sac¨® mejores resultados auton¨®micos, y la coalici¨®n Zaragoza en Com¨²n (ZEC) gobierna al estilo de sus hom¨®logas de Madrid y Barcelona. Pero ya nadie se acuerda. El apoyo de Podemos al PSOE de Javier Lamb¨¢n, as¨ª como la marcha de Echenique a Madrid, abrieron v¨ªas de agua en la militancia, una parte de la cual cree que se regal¨® o se vendi¨® muy barato ese apoyo parlamentario. En el Ayuntamiento zaragozano, ZEC ha roto peras con Podemos y van a presentar listas separadas. El lunes, Nacho Escart¨ªn, l¨ªder morado aragon¨¦s, dio plant¨®n a los representantes de ZEC en una reuni¨®n que intentaba salvar la confluencia, que ya se da por imposible. Y de Izquierda Unida no se acuerdan ni los de Izquierda Unida.
Pablo Iglesias es lo ¨²nico que une a las mil facciones en las que se han resquebrajado el podemismo y las confluencias en Arag¨®n, y lo que ocurre all¨ª es solo un cap¨ªtulo m¨¢s de lo que ocurre en otras muchas comunidades y ciudades. Por eso Iglesias recupera el tono y las formas asamblearias de los d¨ªas gloriosos, renunciando al escenario y haciendo que los asistentes formen un c¨ªrculo, esos soviets de los que tanto se hablaba antes de los Vistalegres y de las purgas y de las traiciones. Pablo Iglesias intenta volver a casa (a la de Vallecas, no a la de Galapagar) y recordarles a todos qui¨¦nes son y por qu¨¦ est¨¢n en pol¨ªtica. Alz¨® mucho la voz, y los militantes, que reclamaron unidad, lo escucharon, pero no parece que los l¨ªderes locales se hayan dado por aludidos.
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