El dilema del laborismo

El Partido Laborista se encuentra en una encrucijada. Por un lado, si Jeremy Corbyn consigue su objetivo de alcanzar un acuerdo con Theresa May sobre el Brexit sin la necesidad de recurrir a una nueva consulta popular, habr¨¢ desafiado la voluntad de la gran mayor¨ªa de sus votantes, sus afiliados y sus diputados. En este caso, es probable que la formaci¨®n laborista sufra una grave quiebra interna. Por otro lado, si apoya un segundo refer¨¦ndum, el secretario general, Ian Lavery, ha advertido que esta decisi¨®n ¡°podr¨ªa acabar¡± con el partido. Por lo tanto, la forma en que Jeremy Corbyn resuelva este dilema va a determinar el futuro del Partido Laborista durante mucho tiempo.

Corbyn labr¨® su reputaci¨®n como l¨ªder sindical en los a?os ochenta. Su referente fue el l¨ªder izquierdista Tony Benn, que consigui¨® que el congreso de 1981 aprobara cambios radicales en el programa del partido. Sin embargo, el momento m¨¢s brillante para la izquierda tambi¨¦n fue el de su ruina. Aquel congreso dividi¨® al partido y desemboc¨® en la fundaci¨®n del Partido Socialdem¨®crata. El manifiesto radical de 1983 ¡ªconocido como ¡°la nota de suicidio m¨¢s larga de la historia¡±¡ª llev¨® a la derrota del laborismo en las elecciones generales de ese a?o. Todo esto provoc¨® una reacci¨®n de los sectores moderados bajo el liderazgo de Neil Kinnock, que consigui¨® aislar a la izquierda dura y preparar el terreno para el triunfo de Tony Blair.

Los sectores m¨¢s izquierdistas no recuperaron el control sobre la formaci¨®n hasta 2015, a ra¨ªz de la victoria de Corbyn en las elecciones a la direcci¨®n del partido. Como hiciera Blair antes que ¨¦l, Corbyn ha controlado el partido desde la oficina del l¨ªder laborista, donde se elaboran las pol¨ªticas del partido y se marcan las l¨ªneas rojas. El Partido Laborista de Corbyn est¨¢ controlado por las cuatro emes: Seumus Milne, director de comunicaciones; Karie Murphy, jefa del gabinete; el excomunista Andrew Murray, y Ken McCluskey, secretario general del sindicato Unite.

Las encuestas internas de la formaci¨®n revelan que el 88% de la afiliaci¨®n votar¨ªa permanecer en la UE en un segundo refer¨¦ndum

Desde el refer¨¦ndum de 2016, Corbyn ha tenido que luchar contra dos grandes contradicciones en el seno del partido. En primer lugar, la gran mayor¨ªa de los votantes laboristas, afiliados y diputados est¨¢n a favor de permanecer en la Uni¨®n Europea. Las encuestas internas revelan que el 88% de la afiliaci¨®n votar¨ªa permanecer en la UE en un segundo refer¨¦ndum. Incluso Momentum, el grupo de presi¨®n izquierdista que fue clave para la victoria de Corbyn en 2015, es europe¨ªsta. La segunda contradicci¨®n es la existencia de un fuerte antisemitismo dentro de un partido que, en teor¨ªa, es antirracista. Coincidiendo con las posiciones sostenidas por la izquierda m¨¢s dura de otros pa¨ªses europeos, Corbyn ha idealizado la causa palestina mientras que ha demonizado a Israel, tendiendo a equiparar a todos los jud¨ªos con la pol¨ªtica de este Estado.

A lo largo de los dos ¨²ltimos a?os, el Partido Laborista ha recibido una avalancha de quejas ¡ªal menos, 863¡ª acerca de conductas antisemitas protagonizadas por miembros de los sectores de su ala m¨¢s radical que incluyen comentarios como ¡°heil Hitler¡±, ¡°que se jodan los jud¨ªos¡± o ¡°los jud¨ªos son el problema de este mundo¡±. Sin embargo, el Partido Laborista ha hecho muy poco para solucionar este problema. En este sentido, el ¨¦xito del proyecto de Corbyn depender¨¢ de si se muestra capaz de frenar su hostilidad hacia Israel para recuperar la imagen del partido, as¨ª como de si su euroescepticismo termina alejando a gran parte de la afiliaci¨®n, a sus votantes y a un sector importante de sus diputados.

La semana pasada, Jeremy Corbyn declaraba que solamente ¡°impulsar¨ªa una nueva consulta popular para evitar tanto una salida sin acuerdo de la UE como un mal acuerdo¡±. En otras palabras, si consigue que Theresa May acepte la uni¨®n aduanera permanente ¡ªque es el acuerdo que ¨¦l prefiere¡ª, no ser¨ªa necesaria la convocatoria de una consulta popular. Esta decisi¨®n, sin embargo, indignar¨ªa al laborismo, ya que 203 de sus 245 diputados votaron a favor de la celebraci¨®n de un segundo refer¨¦ndum la semana pasada y la inmensa mayor¨ªa de la afiliaci¨®n se declara a favor de permanecer en la UE. Tal resultado har¨ªa pedazos el fr¨¢gil consenso que mantiene unido al Partido Laborista. Aun as¨ª, el c¨¢lculo que parece guiar la actuaci¨®n de Corbyn se apoyar¨ªa en la presunci¨®n de que esta decisi¨®n causar¨ªa un da?o menor para el Partido Laborista que para el Partido Conservador, ya que la mayor¨ªa de los tories se enfurecer¨ªan con May no solo por haber firmado un acuerdo con Corbyn sino tambi¨¦n por aceptar la uni¨®n aduanera permanente. Hemos de recordar que 170 diputados conservadores y el 70% de su afiliaci¨®n se declaran a favor de un Brexit duro. Si Corbyn fracasa en su empe?o de alcanzar un acuerdo con May, entonces la C¨¢mara de los Comunes recuperar¨¢ la iniciativa y la incertidumbre que ha caracterizado el purgatorio del Brexit continuar¨¢.

Nigel Townson es profesor de la Facultad de Ciencias Pol¨ªticas y Sociolog¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid.