Malillos, Moralina, G¨¢name
Ayer, mientras rodaba a solas por las carreteras secundarias de Zamora, se me aparecieron de golpe las tres claves de la campa?a electoral
Aunque lo normal en quienes conducimos mucho por las carreteras de Espa?a es tener alucinaciones que acaban coment¨¢ndose en el programa Cuarto Milenio, con autoestopistas fantasma y luces inexplicables, yo soy m¨¢s de revelaciones. Nunca epif¨¢nicas, gracias a Hermes, pero s¨ª clarificadoras.
Ayer, mientras rodaba a solas por las carreteras secundarias de Zamora, se me aparecieron de golpe las tres claves de la campa?a electoral. En la toponimia est¨¢ la verdad, y al pasar cerca de Bermillo de Sayago, me cruc¨¦ con tres pueblos: Malillos, Moralina y G¨¢name. Los tres conceptos de estas elecciones en un mismo desv¨ªo.
Una leyenda dice que Viriato se escond¨ªa en lo que hoy es Malillos (que a saber c¨®mo se llamaba en tiempos de vetones y lusitanos), pero hoy es el propio Malillos el que se esconde en la inmensidad de la dehesa zamorana. Su top¨®nimo habla de la actitud de los candidatos y de su corto curr¨ªculum.
?Se puede atribuir maldad a cualquiera de los cuatro (cinco, si contamos al otro malo)? Tan solo en teor¨ªa, porque el ¨²nico con experiencia gubernamental es Pedro S¨¢nchez (y su mandato apenas pasa de unas pr¨¢cticas como presidente). Son demasiado j¨®venes. Ni la vida ni la pol¨ªtica les ha dado ocasiones para mostrarse malvados, porque el malvado se hace, nunca nace. Por eso se enzarzan en picarescas de chulos de barrio sobre d¨®nde se debate y cu¨¢ndo, pero no asoman villan¨ªas de peso.
En cuanto a la otra acepci¨®n de malillos, que se desempe?an mal en su trabajo o que carecen de talento para ¨¦l, es mejor juzgar despu¨¦s de las elecciones.
Moralina, que debe su nombre a un moral y no a la moral, define el ambiente de fondo de la campa?a, pero tambi¨¦n de la ¨¦poca. Los pol¨ªticos, como todos los humanos, son prisioneros de su Zeitgeist, y vivimos tiempos donde est¨¢ de moda se?alar con el dedo los pecados ajenos y afearlos con el ce?o muy fruncido. Decir s¨ª hasta el final, escracharse unos a otros y rega?arse todo el rato son rituales que han convertido la discusi¨®n pol¨ªtica en el patio de un colegio de curas de los de antes.
G¨¢name, min¨²sculo pueblito sobre cuya etimolog¨ªa hay m¨¢s teor¨ªas que habitantes, suena a reto chulesco lanzado al adversario, en armon¨ªa con Malillos, pero en realidad parece el deseo inconsciente de todos los partidos. Desde el resignado y miedoso ¡°haz que pase¡± del PSOE hasta la dejaci¨®n de responsabilidades de Podemos con ¡°la historia la escribes t¨²¡±, pasando por el certificado de consultor¨ªa ¡°valor seguro¡± del PP y el imperativo y un poco agropecuario (de pastor azuzando ganado) ¡°vamos¡± de Ciudadanos, todas las estrategias parecen dise?adas desde la anemia y desde la convicci¨®n de que, en un mundo sin mayor¨ªas absolutas, el triunfalismo sobra. A pesar de su agresividad teatralizada, los candidatos se dan por ganados y reservan fuerzas para los pactos de despu¨¦s.
La verdad es que vine a Zamora a contar otras cosas, pero los desv¨ªos de la carretera, a menudo, imponen su discurso.
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