Patriotas en Burgos
No s¨¦ si se puede levantar un discurso nuevo con palabras tan viejas y gastadas
Estuvo Adriana Lastra en Burgos esta semana defendiendo que el PSOE es ¡°un partido de patriotas¡±. Lo dijo en el Foro Evoluci¨®n, que es un lugar limpio y de ac¨²stica impecable donde algunos escritores, cuando nos invitan, damos la paliza entre r¨¦plicas de huesos de Atapuerca. Un sitio maravilloso que define el Burgos del siglo XXI y donde encajan mal palabras tan del siglo XIX. Entre miles de otras cosas, Atapuerca nos ha ense?ado que la humanidad empez¨® a cuidarse y a adquirir una cierta conciencia social much¨ªsimo antes de que a alguien se le ocurriera dise?ar una bandera y decir que un trozo de tierra era suyo.
Ya s¨¦ que esto es una lucha sem¨¢ntica que una parte del PSOE comparte con una parte de Podemos para que lo patri¨®tico deje de ser patrimonio de la derecha, pero no s¨¦ si se puede levantar un discurso nuevo con palabras tan viejas y gastadas. Patriota, dicha en Burgos, precisamente en Burgos, suena a piedra gorda tirada en un estanque.
Burgos fue una ciudad santa del nacionalcatolicismo, no solo porque se escogi¨® como capital franquista durante la guerra civil, sino porque en sus calles se arm¨® la intelligentsia del r¨¦gimen, el llamado grupo de Burgos, formado por los intelectuales que intentaron darle algo de lustre filos¨®fico-literario a la barbarie. En cierto sentido, la ciudad fue para Franco lo que Nuremberg para Hitler, y el espa?olismo siempre ha sentido que las esencias tel¨²ricas de la patria reverberaban en las piedras g¨®ticas del casco hist¨®rico.
Por eso, la palabra patriota podr¨ªa hacer un buen eco entre los sillares y las vidrieras de las iglesias, pero esa ciudad ya no existe, y mucho menos en el Foro Evoluci¨®n, que es la catedral laica y cient¨ªfica. Ni siquiera en los mesones de letras g¨®ticas donde sirven lechazo queda un solo churret¨®n de aquella mitolog¨ªa de ¨¢guila bic¨¦fala. Cualquiera que visite Burgos hoy encontrar¨¢ una ciudad coqueta, sonriente y muy acogedora, profundamente integrada en la modernidad europea, con una calidad de vida envidiable, unas tascas excelentes para tomar verm¨² y algunas de las mejores librer¨ªas de Espa?a. Una ciudad mucho m¨¢s orgullosa de los f¨®siles que cada a?o se rescatan de las excavaciones de Atapuerca que de cualquier gesta medieval.
Burgos ya se cur¨® del empacho de patria y no necesita m¨¢s cucharadas, como no las necesita nadie en Espa?a. En vez de pronunciar palabras solemnes que no se sabe muy bien qu¨¦ hacer con ellas podr¨ªamos contar en qu¨¦ se han convertido estas ciudades que durante d¨¦cadas encarnaron lo m¨¢s oscuro e hist¨¦rico de la dictadura, porque esa historia s¨ª que es un motivo de orgullo para cualquier espa?ol dem¨®crata y tambi¨¦n un ejemplo de lo que el Partido Popular puede hacer gobernando cuando deja la Tizona y el pend¨®n de Castilla guardados en el desv¨¢n. Puede que todo eso sean formas constructivas, inclusivas y aceptables de patriotismo, un patriotismo bajo en calor¨ªas y muy digestivo, pero cuando se nombra con palabras anta?onas provoca la misma acidez de est¨®mago.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.