Susan Stryker, profesora de estudios LGTBI: ¡°Todos somos un poco trans¡±

CUANDO la presentadora Diane Sawyer iba a entrevistar a la estrella medi¨¢tica Caitlyn Jenner ¡ªantes Bruce, exmedallista ol¨ªmpico¡ª, primero pidi¨® asesor¨ªa a Susan Stryker, 58 a?os, que ejerce tambi¨¦n de consultora de museos, instituciones y proyectos creativos en torno a lo trans. Stryker, profesora de estudios LGTBI, autora del libro Historia de lo trans (Continta Me Tienes) y cineasta, estuvo en Barcelona recientemente dando una charla en el Centro de Cultura Contempor¨¢nea (CCCB). Ella es una referencia cuando se quiere hablar con rigor hist¨®rico de los asuntos trans. Y tambi¨¦n es una persona transg¨¦nero.

Su transici¨®n visible empez¨® relativamente tarde para los est¨¢ndares de ahora, a los 30 a?os. Aunque, dice, ¡°en realidad empec¨¦ a los cinco a?os, cuando pens¨¦ por primera vez que la manera en la que yo pensaba de m¨ª misma y lo que el mundo esperaba de m¨ª no concordaban¡±.

M¨¢s tarde pas¨® su veintena viviendo con una mujer ¡°que entend¨ªa nuestra relaci¨®n como l¨¦sbica, pero me utilizaba como su armario. Ven¨ªa de una familia hom¨®foba, ten¨ªa traumas sexuales y pensaba que conmigo lo pod¨ªa tener todo¡±. Tuvieron un hijo y a Stryker se le planteaba lo que entonces ve¨ªa como una disyuntiva que formula con crudeza: ¡°?Quiero tener una vida c¨®moda de clase media, criar a mi hijo y lograr una carrera acad¨¦mica, o quiero vender mi culo en las calles? Sab¨ªa que ten¨ªa que transicionar¡±, dice, ¡°pero chocaba contra el muro del precio que pensaba que tendr¨ªa que pagar¡±.

Y entonces ¡°el mundo cambi¨®, la crisis del sida propici¨® unas nuevas pol¨ªticas queer y yo me met¨ª en ese espacio que se abri¨® para ser parte de ¨¦l¡±. Uno de los puntos de su libro es que, en lo que ata?e a lo trans, la historia no siempre se mueve hacia delante. ¡°En los sesenta y los primeros setenta hubo progreso porque lo trans iba unido a los movimientos sociales, aunque a la vez hab¨ªa medicalizaci¨®n y patologizaci¨®n. Luego hubo una involuci¨®n y durante m¨¢s de una d¨¦cada nadie se preocup¨® de esto. Se consideraba antifeminista, opuesto a la liberaci¨®n gay, pol¨ªticamente reaccionario, y la gente pensaba en los trans como gente da?ada a la que se pod¨ªa recuperar para los movimientos sociales si se les educaba en la liberaci¨®n de g¨¦nero¡±.

¡°Eso cambi¨® en los noventa¡±, prosigue, ¡°pero volvi¨® a girarse a principios de los dos mil, en los que se consider¨® que el neoliberalismo hab¨ªa acaparado el tema trans. Y as¨ª hasta recientemente, que el movimiento se ha vuelto a energizar¡±. Ya hay medios que para referirse a lo no trans emplean el t¨¦rmino cis, de cisg¨¦nero: aquellos cuya identidad se corresponde con su g¨¦nero de nacimiento. A Stryker no le entusiasma el t¨¦rmino. ¡°Me preocupa que genere otro tipo de binaridad en la que trans es m¨¢s interesante y cis m¨¢s aburrido. M¨ªrame a m¨ª. Puedo ser la persona m¨¢s transg¨¦nero que te imagines. He declarado ser trans, tengo una subjetividad distinta a la que me asignaron al nacer, he cambiado mi cuerpo, he cambiado mis documentos. No podr¨ªa ser m¨¢s trans. Y sin embargo, ?qu¨¦ he hecho? Alinearlo todo, poner todos mis papeles en la misma columna. He llegado a un estatus cis. Lo que a m¨ª me interesa es ver qu¨¦ cosas est¨¢n alineadas y cu¨¢les cruzadas. Todos somos un poco trans y un poco cis¡±.