Bajo m¨ªnimos
La falta de inversiones en renovaci¨®n tecnol¨®gica erosiona la sanidad p¨²blica
La falta de inversiones en nuevas tecnolog¨ªas y renovaci¨®n del utillaje est¨¢ provocando una peligrosa descapitalizaci¨®n del sistema sanitario p¨²blico. Hasta ahora el debate sobre la sanidad se ha centrado en las consecuencias de los recortes en personal y gastos de funcionamiento, pero la falta de actualizaci¨®n tecnol¨®gica es otra forma de degradaci¨®n que puede tener graves repercusiones. Una medicina de calidad requiere un soporte tecnol¨®gico cada vez m¨¢s costoso. Tanto el diagn¨®stico como los tratamientos exigen tecnolog¨ªas cada vez m¨¢s complejas que necesitan adem¨¢s una actualizaci¨®n continua. El sistema ya est¨¢ bajo m¨ªnimos.
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El gasto sanitario p¨²blico pas¨® en Espa?a de algo m¨¢s de 73.000 millones en 2011 a 65.700 en 2013 y se ha mantenido por debajo de los 68.000 durante varios a?os. Las inversiones en obras y servicios no solo no han aumentado al ritmo que hubiera sido necesario, sino que se han reducido. Las consecuencias pueden ser muy graves. Cuanto m¨¢s se prolongue la brecha entre las inversiones efectivas y las necesidades de inversi¨®n, mayor ser¨¢ el coste de la puesta al d¨ªa. De prolongarse, esta situaci¨®n puede poner en peligro la viabilidad del propio modelo sanitario si el coste de esa actualizaci¨®n resulta excesivamente elevado en un contexto de contenci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico y bajos ingresos fiscales.
Para renovar y actualizar la dotaci¨®n tecnol¨®gica ser¨ªa preciso aumentar dr¨¢sticamente el presupuesto sanitario. Algunas fuentes estiman que deber¨ªa situarse entre el 7% y 7,5% del PIB, frente al 6,3% actual. Espa?a figura en el puesto 18? de los 35 pa¨ªses de la OCDE en gasto p¨²blico sanitario, muy lejos del 9,6% de Alemania, el 9,5% de Francia o el 7,6% del Reino Unido. En las previsiones enviadas por el Gobierno en 2017 a Bruselas se contemplaba incluso una ca¨ªda hasta el 5,5% del PIB en 2020. Semejante escenario ser¨ªa catastr¨®fico. Las fuerzas pol¨ªticas que aspiran a gobernar deber¨ªan clarificar qu¨¦ prop¨®sitos tienen al respecto. Algunos partidos incluyen en sus programas medidas que ni siquiera dependen del Gobierno central sino de las comunidades aut¨®nomas, y en cambio no concretan de qu¨¦ forma piensan reforzar el sistema sanitario p¨²blico. Permitir que se siga degradando por falta de inversiones puede acabar afectando a la legitimaci¨®n social del sistema.
Nadie cuestiona la calidad de sus profesionales, pero si no disponen de los medios adecuados dif¨ªcilmente podr¨¢n satisfacer las expectativas depositadas en ellos. No es casualidad que el aprecio de los ciudadanos haya ca¨ªdo en paralelo a la ca¨ªda de las inversiones, y aunque el 68,3% de los espa?oles sigue haciendo una valoraci¨®n positiva, son menos que antes de la crisis. Tampoco es casualidad que el negocio de la sanidad privada haya crecido tanto en los ¨²ltimos a?os. Desde 2013 el n¨²mero de p¨®lizas se ha incrementado en m¨¢s de un mill¨®n, hasta alcanzar 11,5 millones en 2017. En 2018 aumentaron un 5,6%, de modo que uno de cada cuatro espa?oles tiene un seguro privado complementario. Hay muchas formas de socavar el sistema p¨²blico sin decirlo. Una de ellas es permitir que se deteriore por falta de recursos.
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