Identidades

Un resurgir del sectarismo est¨¢ minando las fuerzas democr¨¢ticas seculares de Asia meridional y Sureste asi¨¢tico. En India, el primer ministro del Partido Nacionalista Hind¨², Narendra Modi, ha reavivado el comunalismo y polarizado la sociedad a lo largo de las l¨ªneas religiosas que enfrentan a hind¨²es y musulmanes. Pakist¨¢n sigue aplicando a las minor¨ªas cristiana e hind¨² unas leyes de blasfemia propias de la Edad Media. El pasado mes de febrero las dos potencias nucleares estuvieron al borde de la guerra por un conflicto, el de Cachemira, cuyas ra¨ªces se hunden en una partici¨®n que dividi¨® a musulmanes e indios secularistas. Podr¨ªamos seguir con la persecuci¨®n de los musulmanes rohingya en Myanmar y la islamizaci¨®n de Indonesia y Banglad¨¦s.

La identidad, una ¡°poderosa idea moral que nos ha llegado¡±, en palabras del fil¨®sofo Charles Taylor, se ha convertido en el signo de los tiempos que vivimos. En su ¨²ltimo libro, Identidad, Francis Fukuyama propone una tesis que, simplific¨¢ndola en extremo, afirma lo siguiente. La formaci¨®n de la identidad individual es un acontecimiento moderno que surge en Europa durante la Ilustraci¨®n. La globalizaci¨®n est¨¢ avanzando este fen¨®meno por todos los rincones del planeta, junto con otros aspectos liberales. Hist¨®ricamente la emergencia de la identidad, al posicionar al individuo frente a la autoridad tradicional, ha ido acompa?ada de protestas y revoluciones. Dado que no es f¨¢cil asumir con plenitud la libertad individual y responder a preguntas del tipo ?qui¨¦n soy?, surgen crisis de identidad que se resuelven insertando al individuo en las personalidades colectivas. ?stas se encargan de canalizar los agravios y compiten entre s¨ª por el poder y el estatus. Este ser¨ªa el asunto que subyace al auge del populismo, nacionalismo e islamismo actuales. Pero tambi¨¦n de muchas de las controversias que tienen lugar en Asia. El panorama es poco halag¨¹e?o. En la medida en que se afiancen los valores de la modernidad, tendr¨¢n lugar m¨¢s revueltas contra los reg¨ªmenes establecidos, pero tambi¨¦n enfrentamientos entre distintos colectivos.

Los ataques terroristas de Sri Lanka, atribuidos al grupo islamista Tawhid Jamaat, encajan en la tesis de Fukuyama. La comunidad cristiana de Sri Lanka carece de un historial de conflictos con los musulmanes de la isla o de otros pa¨ªses. No se ha inmiscuido, como s¨ª lo han hecho los pa¨ªses occidentales, en la pol¨ªtica de Oriente Pr¨®ximo. El objetivo de atentar contra ellos, aun cuando se justifique como represalia a la matanza de Christchurch, obedecer¨ªa a par¨¢metros estrictamente ideol¨®gicos dentro de una estrategia m¨¢s extensa. Estar¨ªamos ante una ¡°colusi¨®n de identidades¡± ampliada por el efecto viral de las redes. Una vuelta de tuerca m¨¢s en la ya desgarrada isla. Afortunadamente Fukuyama ve luz a final del t¨²nel. Lejos de abandonar la idea de la identidad, la soluci¨®n pasa por reforzar sus componentes m¨¢s tolerantes e integradores, aquellos que permitan la coexistencia de la diversidad. Y por combatir el supremacismo en sus m¨²ltiples manifestaciones.