Lo que ya nos hemos tragado
Se ha pretendido resumir esta campa?a en los dos debates televisados, pero no han pasado de ser hitos informativos sin intercambio de argumentos

No s¨¦ si esta campa?a inquieta m¨¢s por lo que oculta o por lo que muestra. Terminados los debates ante las c¨¢maras, parece necesario hacer balance de da?os. Entre lo invisible, el voto oculto que puede recoger la extrema derecha es una inc¨®gnita capaz de hacer saltar por los aires cualquier pron¨®stico. Siendo esto motivo de desasosiego, no es el ¨²nico ni el m¨¢s preocupante. Asusta mucho m¨¢s tomar perspectiva y ver lo que ya nos hemos tragado.
Como si de reconocer una obviedad se tratara, hemos asumido que los programas electorales son reliquias que nadie lee y que sirven para poco m¨¢s que hacer alguna comparativa en buscadores o p¨¢ginas de peri¨®dicos. Tuvimos que esperar hasta d¨ªas despu¨¦s de iniciada la campa?a para conocer las propuestas de cada partido. Cuando se publicaron, comprobamos que se hab¨ªan elaborado desde la certeza de que tan solo la prensa especializada las consultar¨¢. Del hist¨®rico ¡°programa, programa, programa¡± de Anguita, a los ¡°contratos con la ciudadan¨ªa¡±, pasando por atractivos cat¨¢logos de menaje para resaltar la importancia de estos documentos, hemos llegado a considerarlos un factor de segundo nivel sin que nadie se haya inmutado. Se asume que su contenido es, cuando menos, secundario.
?Qu¨¦ es, entonces, lo prioritario? Se ha pretendido resumir esta campa?a en los dos debates televisados, pero no han pasado de ser ¡ªcon alguna salvedad¡ª hitos informativos sin intercambio de argumentos, ni rastro de interacci¨®n o deliberaci¨®n. Su formato, el desarrollo y la manera de abordarlos por los partidos fueron m¨¢s propios de un espect¨¢culo que de un debate.
En este contexto, ?qu¨¦ m¨¢s dan la veracidad de los datos y argumentos? Ha sido interesante seguir estos d¨ªas los detectores de mentiras, o medias verdades, puestos en marcha por los medios. Si desolador resulta ver el uso de argumentos y datos falsos o falseados, no tranquiliza m¨¢s que tal fen¨®meno est¨¦ ya normalizado. La verdad no es prioritaria. Habr¨¢ incluso quien piense que est¨¢ sobrevalorada. A este ritmo, pronto pasaremos de las fake news a las fake politics.
No s¨®lo eso, sino que hemos dado por hecho tambi¨¦n que muchos de los grandes desaf¨ªos, que de por s¨ª son complejos, y habitualmente vemos como lejanos, quedan fuera de la campa?a. El caso m¨¢s llamativo, aunque no el ¨²nico, es el del cambio clim¨¢tico. El mayor problema al que se enfrenta la humanidad no ha tenido ning¨²n bloque en los debates ¡ªuna menci¨®n de Pedro S¨¢nchez en el primero y otra de Pablo Iglesias en el minuto de oro del segundo, para ser exactos¡ª ni mayor atenci¨®n por parte de los candidatos.
Cada d¨ªa se discute m¨¢s sobre c¨®mo mueren y c¨®mo se salvan las democracias. David Runciman nos advierte: ¡°Cuanto m¨¢s se da por asumida la democracia, m¨¢s oportunidades hay de subvertirla sin tener que derrocarla¡±. Hay quien ya habla de ¡°democracias zombis¡± formadas por ¡°ciudadanos zombis¡±. No queremos que eso pase, ?verdad?
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