Paisaje despu¨¦s de la batalla

La celebraci¨®n de dos debates sucesivos entre los principales candidatos a la presidencia del Gobierno ha supuesto el mayor hito de una campa?a marcada por la crispaci¨®n. Si algo ha quedado expl¨ªcito en ambos es un cambio en la correlaci¨®n de las principales fuerzas pol¨ªticas: mientras que la hegemon¨ªa en el seno de la izquierda se ha resuelto sin que se produjese el c¨¦lebre sorpasso (el PSOE como partido principal y Podemos en una posici¨®n subsidiaria), ha emergido con toda su crudeza la batalla en el seno de la derecha (PP y Ciudadanos) por la obtenci¨®n de la posici¨®n dominante.

La doble cita televisiva ha confirmado que los partidos esperan movilizar a los electores convenci¨¦ndolos de la importancia de su agenda y no de la necesidad de unas medidas de Gobierno, desgranadas, en muchos casos, como en una puja precipitada de art¨ªculos de deseo. Para el candidato socialista y el de Podemos, la correcci¨®n de la desigualdad y la prevenci¨®n de la corrupci¨®n deber¨ªan orientar preferentemente la acci¨®n del pr¨®ximo Ejecutivo. Para el aspirante popular y el de Ciudadanos, ambos objetivos est¨¢n supeditados a la defensa de la soberan¨ªa nacional puesta en peligro por el independentismo catal¨¢n.

Lo sorprendente ¡ªy decepcionante¡ª es que en esa agenda que han pretendido imponer unos y otros no hayan emergido algunos de los problemas y circunstancias de mayor relevancia para la ciudadan¨ªa. Por ejemplo, el concepto Europa (el espacio donde se toman algunas de las decisiones m¨¢s significativas para la vida cotidiana de las personas) y su futuro no se mencion¨® ni una sola vez en ninguno de los dos debates, y eso que la pr¨®xima cita electoral, apenas dentro de un mes, convoca a la ciudadan¨ªa para elegir a sus representantes en el Parlamento Europeo. Otra ausencia dolorosa fue el intercambio de posiciones sobre el que sin duda es el problema m¨¢s urgente que tiene la humanidad entera: el cambio clim¨¢tico, c¨®mo confrontarlo y c¨®mo se va a hacer en Espa?a la transici¨®n energ¨¦tica desde un modelo de crecimiento basado en el carb¨®n a otro relacionado con las energ¨ªas renovables.

Al rev¨¦s, uno de los asuntos que tuvieron mayor presencia en los debates (tanto o m¨¢s que los impuestos, las pensiones o el desempleo) fue la pol¨ªtica territorial relacionada con Catalu?a. Fue tal la estridencia utilizada para abordar este tema por parte de Pablo Casado y Albert Rivera que es posible que una parte de la ciudadan¨ªa, rotundamente contraria a cualquier f¨®rmula de independencia, sintiera m¨¢s simpat¨ªa por las facilonas llamadas al di¨¢logo de S¨¢nchez e Iglesias. Por m¨¢s que insistan algunos discursos, unas elecciones generales ni deciden ni pueden decidir sobre la unidad de Espa?a, sino sobre la composici¨®n de unas C¨¢maras legislativas y, de manera indirecta, sobre la formaci¨®n de un Gobierno. Falt¨® por saber en los debates si una vez en el Gobierno, los principales partidos que medir¨¢n sus fuerzas el domingo abordar¨¢n la respuesta pol¨ªtica al desaf¨ªo secesionista en solitario, present¨¢ndose como campeones de la unidad en un imposible plebiscito, o a trav¨¦s de un consenso entre quienes se oponen a la independencia.