Cuesta votar
La iniciativa de Unidas Podemos y del PSOE de reformar la f¨®rmula del voto rogado no ha arreglado finalmente nada
El remedio no lleg¨® a tiempo. La iniciativa de Unidas Podemos y del PSOE de reformar la f¨®rmula del voto rogado, que complic¨® desde 2011 la participaci¨®n en las elecciones de los m¨¢s de dos millones de espa?oles que residen en el extranjero, no ha arreglado finalmente nada. Hace unos d¨ªas, el INE inform¨® de que solo 176.547 personas solicitaron votar el pr¨®ximo domingo 28. Se trata del 8,4% del total de los espa?oles con derecho a acudir a las urnas que viven fuera, un porcentaje semejante al de las elecciones de 2016 (8,8%). Si entonces finalmente solo pudo votar el 6,3%, en esta ocasi¨®n la cifra puede ser sensiblemente inferior. Participar en unas elecciones sigue siendo, para cualquier espa?ol que reside en el extranjero, una verdadera pesadilla.
Tampoco parece que haya sido muy f¨¢cil votar por correo dentro de Espa?a. La Junta Electoral Central (JEC), a instancias del PSOE, acord¨® el mi¨¦rcoles prorrogar un d¨ªa m¨¢s, hasta el 26, el plazo de entrega de la documentaci¨®n para participar en la cita del domingo. Las largas colas en las oficinas de Correos, que llegaron a durar varias horas, vinieron a confirmar que no se hab¨ªa valorado con la suficiente antelaci¨®n hasta qu¨¦ punto pod¨ªa distorsionar las previsiones habituales la singularidad de que, en esta ocasi¨®n, la Semana Santa alterar¨¢ profundamente las gestiones para votar en la cita del 28. Tambi¨¦n fuera de Espa?a se hab¨ªa tenido unas semanas antes que ampliar el plazo para solicitar el voto rogado, en ese caso por problemas t¨¦cnicos de la web del INE.
Tanta complicaci¨®n a la hora de ejercer un derecho constitucional b¨¢sico, como es el de elegir a los pr¨®ximos diputados del Congreso y el Senado, casa mal con el funcionamiento de una democracia avanzada. En el caso del voto rogado, el Parlamento Europeo y la JEC ya hab¨ªan instado a los partidos pol¨ªticos a que arreglaran la situaci¨®n, una vez que se hubo comprobado que con las modificaciones que se introdujeron en 2011, la participaci¨®n en la cita de ese a?o cay¨® en picado comparada con la de las elecciones generales de 2008: del 31% al 4,9%. Es cierto que el voto rogado naci¨® con la voluntad de evitar el fraude y que pretend¨ªa corregir numerosos errores en el censo: el v¨ªa crucis de gestiones al que se vieron obligados los espa?oles en el extranjero casi liquid¨® su participaci¨®n.
No es problema menor que una democracia termine expulsando de las urnas a los votantes que quieren elegir a sus representantes, complic¨¢ndoles la vida cuando tienen que hacerlo desde fuera de Espa?a o por correo cuando les toca hacerlo desde dentro. El fracaso es inadmisible, y los responsables, los partidos pol¨ªticos, no pueden seguir sorteando a lo largo de las legislaturas cuestiones de tanta importancia, que luego se apresuran a resolver poniendo parches con leyes t¨¦cnicamente malas.
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