Defenderse del asedio
Las elecciones municipales carecen de importancia, al menos en Madrid. Las auton¨®micas importan a¨²n menos. Pero en las europeas nos va la vida.
ESCRIBO ESTO el 28 de abril. No he tenido suerte con la ¡°ardua tarea¡± de la que habl¨¦ aqu¨ª hace tres domingos. Es decir, cuando he llegado al colegio electoral, a¨²n no hab¨ªa decidido mi voto. Pero he votado, como anunci¨¦. Con preocupaci¨®n, asco y arrepentimiento anticipado. Lo ¨²ltimo ir¨¢ en aumento, supongo, seg¨²n vayan pasando las fechas y descubra a qu¨¦ horror he contribuido. Me parece por el estilo de tenebroso que entren en el Gobierno Vox o Podemos, de lo que se nos avis¨® anteayer (anteayer para m¨ª). S¨®lo me cabe el indecente consuelo de saber que, si hubiera optado por la otra posibilidad (en mi caso s¨®lo dispon¨ªa de dos), sentir¨ªa la misma preocupaci¨®n, el mismo asco y el mismo arrepentimiento.
Pero ustedes ya est¨¢n hoy en otra cosa, a catorce d¨ªas de votar de nuevo, ahora municipales, auton¨®micas y europeas. Las primeras carecen de importancia, al menos donde estoy empadronado, Madrid. Soy lo bastante veterano para haber comprendido que todos los alcaldes y alcaldesas sufren de megaloman¨ªa y de fobia a los madrile?os, pertenezcan a partidos de derecha o de supuesta izquierda. Todos albergan ideas peregrinas y se las copian entre s¨ª, por mucho que los unos clamen estar en las ant¨ªpodas de los otros. La delirante peatonalizaci¨®n de la Gran V¨ªa ya fue un proyecto de Gallard¨®n. La fiebre por los carriles-bici, que han convertido tantas v¨ªas en intransitables, la padeci¨® Ana Botella con la misma intensidad que Carmena. ?sta es quiz¨¢ m¨¢s autoritaria (aqu¨¦lla no se atrevi¨® a prohibir la circulaci¨®n de viandantes en ciertas calles en Navidad), pero se parecen enormemente en su gusto por la suciedad del centro. Nunca entender¨¦ por qu¨¦ un pu?ado de ciclistas impone sus exigencias al conjunto de la capital. Tampoco por qu¨¦ diez mil corredores (los inscritos para la marat¨®n de ayer, ayer para m¨ª) tienen derecho a fastidiar al resto cort¨¢ndolo todo durante horas cada vez que se les antoja. ?Es que votan doce veces, a diferencia de los dem¨¢s? Los domingos Madrid es secuestrado por las minor¨ªas ¡°l¨²dicas¡± y recreativas en perjuicio de las mayor¨ªas mansas, y esto sucede con Manzano, Gallard¨®n, Botella y Carmena, tanto da. Esta ¨²ltima es por a?adidura la candidata del PSOE, adem¨¢s de la de su formaci¨®n que ya no s¨¦ c¨®mo nombrar. El PSOE le propuso que compitiera bajo sus siglas, y, como no pudo ser, le ha puesto de contrincante a un ex-seleccionador de baloncesto al que no veo por qu¨¦ nadie iba a votar. Es indiferente qui¨¦n salga elegido: el que sea enloquecer¨¢ y seguir¨¢ siendo reh¨¦n de las minor¨ªas desp¨®ticas. As¨ª que quiz¨¢ me incline por quien (por ahora) veo menos demente, Bego?a Villac¨ªs. Sin apenas esperanza: en Madrid como en Barcelona (v¨¦ase la inenarrable Colau) todos caen v¨ªctimas de los delirios de grandeza y de destrucci¨®n.
Las auton¨®micas importan a¨²n menos en Madrid. Desde que dos absentistas ignominiosos le regalaron (?vendieron?) la Presidencia a Esperanza Aguirre, el cargo no s¨®lo est¨¢ desprestigiado, sino maldito. Aqu¨ª el m¨¢s sensato parece Gabilondo, que por lo menos no vocea mamarrachadas.
As¨ª que las m¨¢s transcendentales son las europeas, esas a las que en Espa?a no se hace ni caso. La Uni¨®n Europea est¨¢ asediada por incontables enemigos. Quieren destrozarla los personajes m¨¢s siniestros y sin escr¨²pulos del globo: desde Putin a Trump, que la detestan, hasta una pl¨¦yade de europeos que, desde dentro, pretenden acabar con ella: los brexiteros a la cabeza, pero tambi¨¦n Orb¨¢n en Hungr¨ªa, Le Pen y M¨¦lenchon en Francia, Salvini y Di Maio en Italia, ?Kaczynski en Polonia, Wilders en Holanda, Alternativa por Alemania en este pa¨ªs, los Aut¨¦nticos Finlandeses, Aurora Dorada en Grecia, Podemos y Vox y Bildu y Torra y compa?¨ªa en Espa?a, checos, eslovacos, eslovenos, austriacos, todos orquestados por Steve Bannon, que aup¨® a Trump al poder. Los votantes de esta gente ir¨¢n en masa a las urnas, raz¨®n suficiente para que los imitemos quienes consideramos la Uni¨®n Europea, pese a sus muchos defectos, el mejor invento de nuestra historia com¨²n. El que, por no decir m¨¢s, ha logrado que en este continente no nos matemos desde 1945, tras siglos y siglos de guerras y escabechinas. A ellas parecen querer volver todas esas formaciones nacionalistas y antieuropeas. Anhelan que cada pa¨ªs se a¨ªsle con sus banderas y se crea superior a los dem¨¢s; que el continente se debilite y no se pueda defender de los ataques brutales de Putin y Trump. El primero maniobra sin cesar a favor de esos antieurope¨ªstas, lo mismo que Bannon. Despu¨¦s de la mayor matanza de la historia, la Segunda Guerra Mundial, todos estos sujetos ans¨ªan propiciar un clima de recelo y enfrentamiento entre nuestros pa¨ªses; y sabemos c¨®mo suelen acabar esos climas en nuestro suelo, desde la Edad Media hasta el siglo XX, que ya son centurias de asesinarse unos a otros. Se prev¨¦ que el 60% de la poblaci¨®n europea desde?e estas elecciones y les d¨¦ la espalda. En el 40% restante figurar¨¢n los partidarios de esos pol¨ªticos y partidos enumerados, suicidas o m¨¢s bien criminales, si pensamos en lo que nos pueden traer. No las desde?en ustedes, por favor. Abst¨¦nganse en las municipales y auton¨®micas si quieren. En las europeas no. En ellas s¨ª que nos va la vida.?
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