Hay promesas imposibles de cumplir, pero qu¨¦ bonitas son
Estamos (otra vez) en campa?a, que no paren las ofertas
En el esfuerzo informativo ¡ªexpresi¨®n de la neolengua que ahora utilizan algunos como si obtener el resto de las informaciones no costara esfuerzo¡ª con motivo de las elecciones municipales, la secci¨®n Madrid de este peri¨®dico tiene un espacio titulado Las promesas del d¨ªa donde se recoge y/o agrupa la oferta de bendiciones que cada candidato proclama llover¨¢n sobre los ciudadanos en caso de que su lista triunfe en las urnas; que si refuerzo educativo durante el mes de julio ¡ªvamos, m¨¢s colegio, si los menores votaran quien propone esto se iba a pasar la vida en la oposici¨®n, pero los que votan son sus padres¡ª; que si metro abierto las 24 horas los fines de semana ¡ªlos j¨®venes que salen de madrugada s¨ª que votan¡ª, y lo que vendr¨¢ hasta el d¨ªa 26. Los compa?eros de Madrid, sin duda, han sido clementes por no titular este espacio Las promesas flor de un d¨ªa. Los italianos denominan a este tipo de afirmaciones promesas de marineros. Pero en Madrid, marineros pocos. Vaya, vaya, aqu¨ª no hay playa.
Ser alcalde de una gran ciudad es una faena, porque es imposible hacerlo bien. Una urbe funciona, o mal funciona, mediante un equilibrio inestable entre factores que tienden a expandirse ocupando el espacio de los otros. El c¨®mo moverse ¡ªpron¨²nciese movilidad urbana en la neolengua¡ª es un buen ejemplo. Podr¨ªa pensarse que todo se reduce a una pugna entre el autom¨®vil y el peat¨®n. Pero como sucede en las series ¡ªhoy en d¨ªa, si no citas a las series en un texto no eres nadie¡ª, tras varias temporadas aquello es un galimat¨ªas de personajes donde no se sabe qui¨¦n es bueno, ni malo, ni qui¨¦n quedar¨¢ vivo al final: autom¨®viles particulares, taxis, uber, furgonetas de reparto, autobuses, bicicletas, motoristas, repartidores en moto, en bici, motos de alquiler, bicicletas de alquiler, coches compartidos, patinetes particulares, compartidos e, incluso, hasta personas que caminan. Y la mitad de esos artefactos tirados en medio de la calle, convertida as¨ª en la habitaci¨®n de un adolescente.
Quien ocupa la alcald¨ªa debe gestionar esto, procurando que todo funcione razonablemente ¡ªimposible¡ª y tener a todos contentos ¡ªa¨²n m¨¢s imposible¡ª. Y la movilidad es solo una peque?a parte de un entramado much¨ªsimo m¨¢s grande en la gesti¨®n de una ciudad. Claro que nadie ganar¨ªa diciendo que va a tratar de hacerlo lo menos mal posible. Prometer es gratis.
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