C¨®mo convivir con adolescentes
No importa si te dicen constantemente que les dejes en paz, necesitan tu apoyo y sentir que est¨¢s a su lado
¡°?Cu¨¢nto dura esto?¡± Esta es la pregunta que, con m¨¢s frecuencia, me plantean los padres y madres de adolescentes en mis talleres y es que la mayor¨ªa de ellos desconocen tres cuestiones que, a mi entender, son importantes. La primera de ellas es que la adolescencia es una etapa, y como tal, no dura toda la vida, aunque a algunos, se les haga interminable. La segunda es que no saben cu¨¢ndo comienza, tan solo advierten algunos cambios de conducta en sus hijos e hijas pero, a menudo, lo interpretan como algo que est¨¢ fallando ¡°?con lo bien que iba todo¡!¡±, y por ¨²ltimo, todos padecen una especie de amnesia y no recuerdan que ellos tambi¨¦n pasaron por esa etapa de la vida.
Con respecto al comienzo de la adolescencia, aunque esta sociedad se empe?e en adelantarla cada vez m¨¢s, podemos decir que comienza entre los 11 y los 13 a?os, con una variaci¨®n dependiendo del sexo, ya que los estudios confirman que las ni?as comienzan y acaban el proceso de maduraci¨®n un poco antes que los ni?os, pero cuidado, no podemos pensar que una ni?a de ocho o nueve a?os es una preadolescente o una adolescente es tan solo una ni?a, a pesar de la hipersexualizaci¨®n a la que se ven cada vez m¨¢s sometidas.
?Cu¨¢ndo finaliza?
Entre los 19 y 21 a?os, aunque algunos psic¨®logos afirman que a los 25. Por lo tanto, dura una media de ocho a?os, existiendo una diferencia por sexo. Se trata por tanto, de una etapa un poco larga, sobre todo si carecemos de herramientas para una comunicaci¨®n efectiva y una convivencia sana. ?Recuerdas cu¨¢ndo eras adolescente? ?eres capaz de reflexionar sobre alguna cosa que hiciste durante esa etapa y que nunca le contaste a tus padres? Recordar tus a?os de adolescente te ayudar¨¢ a calmar un poco las preocupaciones y a recobrar la confianza en tu hijo.
?Qu¨¦ ocurre en el cerebro durante este proceso?
La maduraci¨®n cerebral: aunque el cerebro se desarrolla de manera gradual durante la infancia es, al final de esta cuando alcanza su tama?o m¨¢ximo. Por lo tanto, se llega a la adolescencia con el cerebro pr¨¢cticamente desarrollado pero falta la ¨²ltima fase, la maduraci¨®n. Es la base del cerebro adulto. Este es un periodo donde se produce una extraordinaria reorganizaci¨®n cerebral, comparable a los tres primeros a?os de vida, por tanto, los cambios m¨¢s importantes no est¨¢n relacionados con el desarrollo cerebral, si no con un proceso de reorganizaci¨®n de las diferentes regiones cerebrales que mejora la comunicaci¨®n entre las mismas. Es la base del cerebro adulto, donde empieza a formarse la identidad.
Se trata de un proceso biol¨®gico que est¨¢ fuera de su control y que la doctora en Educaci¨®n y terapeuta Jane Nelsen, identifica con el proceso de individualizaci¨®n. Este se caracteriza por una serie de cambios en la conducta de nuestros hijos que, todos los padres y madres de adolescentes, somos capaces de identificar¡
Los adolescentes tienen la necesidad de descubrir qui¨¦nes son.
- Atraviesan por enormes cambios f¨ªsicos y emocionales (Un d¨ªa no paran de hablar y al d¨ªa siguiente se limitan a contestar con monos¨ªlabos).
- Exploran y ejercitan su poder personal y su autonom¨ªa. Necesitan sentir su poder e importancia en el mundo. Dirigir, sin ser dirigidos.
- La relaci¨®n con los amigos tiene prioridad sobre las relaciones familiares. Necesitan construir relaciones con personas de su misma edad. Por tanto, empezar¨¢n a querer desmarcarse de los planes familiares.
- Tienen una gran necesidad de privacidad. Sobre todo dentro de su entorno familiar.
- Se trata de una etapa en la que subestiman a los padres, que pueden llegar a convertirse en ¡°una verg¨¹enza¡± para ellos (¡°No me dejes en la puerta¡±, ¡°No me des la mano¡±, ¡°No me beses¡±).
- Se ven a s¨ª mismos como omnipotentes y sabiondos.
El proceso de indvidualizaci¨®n a menudo parece rebeld¨ªa a los ojos de los padres. Esta es la causa principal por la que muchos padres reaccionan en lugar de actuar de forma reflexiva y auto modelando.
En mi opini¨®n, este es un momento decisivo en la crianza de nuestros hijos ya que va a afianzar el patr¨®n educativo que hayamos empleado con ellos hasta ahora. Si, hemos sido muy autoritarios, puede que se distancien, se vuelvan dependientes emocionalmente o bien se vean incapaces de madurar, ya que carecer¨¢n de habilidades para hacer sus propias decisiones. Si por el contrario, fuimos permisivos, se ver¨¢n muy perdidos, sin l¨ªmites e inseguros. Por tanto, esta etapa quiz¨¢ nos remueva la conciencia y seamos conscientes de la necesidad de cambiar nuestro estilo educativo, lo que no implica cambiar de valores.
Las terapeutas, Jane Nelsen y Lynn Lott, afirman que los padres avivamos las llamas de la rebeld¨ªa de los adolescentes cuando:
- No comprendemos, respetamos o apoyamos el proceso de individualizaci¨®n.
- Tomamos este proceso, como algo personal (¡°Con todo lo que he hecho por ti¡¡±)
- Nos sentimos culpables. (En Disciplina Positiva siempre decimos que no es cuesti¨®n de culpabilidad sino de responsabilidad).
- Nos asustamos de los errores de nuestros hijos. (Cuando es inevitable que los cometan. Y no solo ellos, nosotros, como padres, tambi¨¦n).
- Tratamos de impedir la individualizaci¨®n a trav¨¦s de la culpa, el castigo, la humillaci¨®n, la sobreprotecci¨®n o la negligencia.
- Pensamos que la forma en la que se comportan nuestros hijos ser¨¢ para siempre.
- No respetamos el hecho de que nuestro hijo sea diferente y pueda elegir un estilo de vida con el que no estemos de acuerdo.
Se trata por tanto, seg¨²n las terapeutas, de dejar de ser el piloto y convertirse en el copiloto. No importa si te dicen constantemente que les dejen en paz, necesitan tu apoyo y sentir que est¨¢s a su lado.
*Yolanda Alfonso Arias. Soci¨®loga y Educadora de Disciplina Positiva de Familias y de Aula.
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